Recientemente, la Red de Manejo de Plagas de Aapresid (REM) presentó la séptima edición de sus Mapas de Malezas. Respecto de los mapeos anteriores, y desestimando las malas hierbas incluidas por primera vez en esta edición, Conyza sp. (rama negra) resistente a herbicidas del grupo de los ALS fue la especie que presentó el mayor crecimiento geográfico por segundo año consecutivo, confirmando su fuerte potencial de avance. Le siguen en este ranking no querido Digitaria sanguinalis RG, nabos RALS y nabos RG. Conyza sp. RG y Amaranthus sp. RG (yuyo colorado) encabezan el ranking de mayor área afectada: más de 25 millones de hectáreas cada una.
Desde la REM advierten que la tendencia no solo muestra crecimiento en superficie de la problemática de malezas, sino también en complejidad: “Cada vez se observan más solapamientos de especies resistentes y tolerantes en los mismos lotes. Las que comenzaron en el sur se diseminan hacia el norte y viceversa, configurando escenarios de manejo más desafiantes”, enfatizan estos profesionales.
En este contexto, que se replica en todos los grandes países productores de granos con distinta intensidad, una conocida compañía química con sede en Alemania anunció el lanzamiento de una nueva soja derivada de la biotecnología, con tolerancia a cinco moléculas de herbicidas y dotada de cinco proteínas para el control de orugas. Se espera que esté disponible en Brasil para la temporada 2027/28, y probablemente llegue a la Argentina no mucho tiempo después. La soja en cuestión ofrece tolerancia a dicamba, glifosato, mesotrione, glufosinato y 2,4-D. Sus mentores prometen que permitirá elegir herbicidas pre y postemergentes que se adapten mejor a la realidad de cada productor, lo cual aumentará la precisión del control de malezas. La propuesta se centra en el combate de Alternanthera tenella, Eleusine indica, Amaranthus spp., Borreria latifolia y Digitaria insularis, entre otras.
En cuanto al rompecabezas que llevó a la obtención de este material, incorpora un gen de Agrobacterium tumefaciens, que confiere tolerancia al glifosato; un gen de Stenotrophomonas maltophilia, que permite tolerar el herbicida dicamba; un gen de Oryza sativa (arroz), que confiere tolerancia al herbicida mesotrione; un gen de Streptomyces viridochromogenes, responsable de la tolerancia al glufosinato; y un gen de Sphingobium herbicidovorans, que otorga tolerancia al herbicida 2,4-D.
Respecto de los lepidópteros, esta soja está sindicada para manejar Anticarsia gemmatalis, Chloridea virescens, Chrysodeixis includens y Crocidosema aporema, además de Helicoverpa armigera y Spodoptera cosmioides. A ellas se suman Elasmopalpus lignosellus, Rachiplusia nu y Spodoptera eridania. Esto se debe a que el sistema de protección contra insectos utiliza cinco proteínas: Cry2Ab2, Cry1A.105, Cry1Ac, Cry1A.2 y Cry1B.2. Las dos últimas se incorporaron con la tecnología que se está presentando, y se construyeron utilizando dominios específicos, lo que minimiza la superposición de receptores.
En la presentación se habló de un target para Brasil de hasta 6000 kg/ha, bien por encima del promedio de 3600 kg/ha que ostenta el socio del Mercosur. Paralelamente se puso de relieve la presencia en el material de lo que denominan la tercera generación en el control de insectos, con proteínas específicas que actúan sobre el sistema digestivo de las orugas.
La marca alemana comenzará a instalar campos de prueba a partir de la próxima campaña agrícola, en tanto la comercialización debería comenzar en la temporada 2027/28, dependiendo de la aprobación de los países importadores. La empresa está organizando alianzas con agricultores, investigadores y otros actores de la cadena, y el objetivo es llegar al lanzamiento con al menos 13 variedades adaptadas a las principales regiones.
En cuanto a la Argentina, los materiales preparados para controlar lepidópteros han tenido éxito especialmente en zonas del centro y norte del país, con sus más y sus menos. De todas maneras hay que destacar que la misma compañía alemana ha anunciado el lanzamiento para los agricultores de Estados Unidos y Canadá, de un material que reúne tolerancia a los mismos cinco herbicidas antes citados en un solo evento genético. Estará disponible a partir de la campaña 2027, concentrado exclusivamente en el control de malezas.
Un viejo refrán asegura que “en la cancha se ven los pingos”. Una vez que estos cultivares lleguen a nuestro país habrá que testearlos a campo y revisar cuidadosamente la relación costo/beneficio. Como ha ocurrido en otros casos, resultará clave el “chasis” sobre los cuales se depositen estas ventajas, un aspecto tan relevante como los propios beneficios que confiere el evento.