Recientemente, dos efectivos de la Policía Nacional del Perú (PNP) fueron intervenidos en un hostal del distrito de La Victoria (Lima), luego de que se les encontrara en compañía de dos menores de edad, de 14 y 15 años, que habían sido reportadas como desaparecidas. Los agentes, identificados como los alféreces Efraín Marcelo Alcocer Rosales (22 años) y Paulo Román Huamani (25 años), se habrían ausentado de su puesto en la comisaría de San Cosme sin autorización y fueron ubicados durante la madrugada del viernes 17 de octubre gracias a un operativo.
Al ser encontrados, la fiscalía del turno dispuso la detención de los implicados por presunto delito contra la libertad sexual y abandono del servicio. El caso ha generado consternación entre los familiares de las adolescentes, quienes se habían puesto en contacto con la comisaría en horas previas para denunciar la desaparición.
Esta noticia generó diversos comentarios en redes sociales en los que se defendía el actuar de los policías debido a que las dos menores ya tenían la edad mínima de consentimiento sexual que es establecida por la ley. Al respecto, es necesario aclarar varios puntos importantes sobre la potestad de los menores de edad para consentir una relación sexual.
¿Cuál es la edad mínima de consentimiento sexual en el Perú?
En Perú, la edad de consentimiento sexual es 14 años, según el artículo 173-A del Código Penal Peruano. Sin embargo, no significa que cualquier relación sexual con un menor de 18 años sea automáticamente válida o libre de sanción. Esto quiere decir que, a partir de los 14 años, una persona puede consentir legalmente una relación sexual, siempre que no exista violencia, amenaza, engaño o abuso de poder.
Por ejemplo: si dos adolescentes de 15 y 16 años mantienen relaciones sexuales consentidas, no es delito. Pero si uno de ellos engaña, coacciona o se aprovecha de una situación de vulnerabilidad, sí podría considerarse delito sexual.
En otras palabras, si ambos son adolescentes y la relación es consentida, libre y sin abuso, la ley no penaliza ese vínculo. El Estado busca educar y orientar, más que sancionar, en estos casos, promoviendo el acceso a educación sexual integral y métodos anticonceptivos.
Diferencia de edad o posición de poder
Aunque la ley no establece una diferencia máxima de edad entre los involucrados, los tribunales peruanos y el Ministerio Público evalúan caso por caso cuando hay una relación desigual.
Por ejemplo: si el mayor tiene autoridad, confianza o poder sobre el menor (profesor, entrenador, tutor, etc.), puede considerarse violación sexual de persona en incapacidad de resistir o abuso sexual. También si el menor fue manipulado, presionado o no comprendía completamente lo que implicaba el acto sexual.
Cuando el consentimiento no es válido
No se considera consentimiento válido, incluso si el menor dice “sí”, cuando:
- La persona tiene menos de 14 años. En ese caso, el acto sexual es automáticamente violación sexual de menor de edad.
- Hay violencia, amenaza o intimidación.
- Existe engaño (por ejemplo, prometer amor o beneficios para obtener sexo).
- Hay diferencia de poder o dependencia (profesor, jefe, familiar con tutela, etc.).
En resumen:
- Si el niño o adolescente es menor de 14 años, cualquier acto sexual es violación sexual de menor. No hay consentimiento válido. El contacto sexual entre una persona mayor de 18 años con un menor de 14, siempre es delito.
- Si el menor de edad tiene entre 14 a 17 años puede consentir relaciones solo si no hay violencia, engaño ni abuso de poder. El contacto sexual entre una persona mayor de 18 años con un menor de entre 14 a 17, dependiendo del contexto; puede ser válido si hay consentimiento libre y no hay aprovechamiento.
Diferencia de edad y relación de poder
La diferencia de edad entre una persona mayor de 18 años y una menor de edad siempre implica una relación de poder. No se trata solo de los años, sino de la experiencia, la madurez emocional y la capacidad de influencia que el adulto ejerce sobre el menor. Por eso puede resultar cuestionable que la ley peruana permita relaciones sexuales entre mayores de edad y adolescentes de 14 a 17 años, porque en estos casos (especialmente cuando la diferencia de edad es como mínimo de 4 a 5 años o peor aún sí se trata de adultos que superan los 25 años) el consentimiento no es realmente libre. Detrás de cualquier vínculo de este tipo suele haber manipulación, presión emocional o abuso de confianza, aunque se disfrace de relación sentimental.
Importancia de hablar sobre consentimiento desde la niñez
Enseñar sobre consentimiento desde la infancia es fundamental para prevenir la violencia sexual y construir relaciones basadas en el respeto. Cuando los niños aprenden que su cuerpo les pertenece y que tienen derecho a decir “no”, desarrollan límites sanos y reconocen los de los demás. Hablar de consentimiento no es hablar de sexo, sino de autonomía, empatía y cuidado mutuo. Enseñarles a pedir permiso antes de tocar, a respetar decisiones y a expresar incomodidad ante contactos físicos no deseados por parte de las personas que los rodean fortalece su autoestima y seguridad. La educación temprana en consentimiento es una herramienta poderosa para criar generaciones libres de abuso y más conscientes del respeto.
¿Por qué hay hombres adultos que se involucran con menores de edad?
Los hombres mayores de edad que se involucran con adolescentes menores lo hacen por una combinación de factores psicológicos, sociales y culturales. En muchos casos, buscan reafirmar su poder, control o atractivo frente a personas más vulnerables. También influyen creencias machistas que romantizan la diferencia de edad y la dominación masculina. Además, estos hombres presentan inmadurez emocional o dificultades para relacionarse con mujeres de su misma edad. Por otro lado, la falta de educación sexual integral y la normalización de ciertas conductas en medios o entornos sociales pueden distorsionar los límites del consentimiento. Estas relaciones implican siempre un desequilibrio y constituyen una forma de abuso.
Cabe señalar que la frase “ella es madura para su edad” suele usarse como una excusa peligrosa para justificar relaciones sexuales entre adultos y menores de edad. Bajo esa idea se pretende responsabilizar a la adolescente, ocultando el abuso de poder y la desigualdad que existen en ese vínculo. La madurez emocional o sexual no depende solo de la conducta, sino del desarrollo y la experiencia, y un adulto siempre tiene la obligación de reconocer los límites éticos y legales. Decir “es madura para su edad” no es un elogio: es una forma de manipulación que busca normalizar la violencia y la explotación sexual.