El padre de la alférez Ashley Vargas, desaparecida desde el pasado 20 de mayo durante un vuelo de instrucción a bordo de una aeronave KT-P1 en Pisco (Ica), denunció este lunes que la Fuerza Aérea del Perú (FAP) sustrajo y manipuló la laptop que la piloto guardaba en su habitación asignada en el Grupo Aéreo N.º 51.
En diálogo con Perú21, Edgar Vargas relató que acudió a la Base Aérea de Pisco el último domingo para realizar un peritaje junto a la fiscal Gladys Torres Lobato, encargada del caso, el abogado de la familia, José Ocampo, y agentes policiales. Al ingresar a la habitación, el equipo no se encontraba en el lugar.
Añadió que consultaron con el coronel al mando, Erick Campos, quien ordenó traer el equipo tras realizar una llamada telefónica. “Supuestamente, la laptop debía estar en la habitación. Cuando la fiscal preguntó al coronel qué había pasado con el equipo, hizo una llamada y apareció la laptop. Presumo que ese equipo ya está manipulado”, afirmó.
De igual modo, indicó que la magistrada se negó a troquelar el ordenador. “Es un artefacto que compré para mi hija, debía estar en su habitación. Por eso, ¿por qué lo traen desde otro lugar? La fiscal le dijo a un capitán del área legal de la Fuerza Aérea que se haga responsable. ‘Yo no puedo troquelar esto porque lo han manipulado’”, agregó.
El diario intentó obtener una declaración directa de la fiscal respecto a esta denuncia, pero ella indicó que no podía ofrecer detalles porque la investigación se realiza bajo reserva.
Denuncia
Previamente, el abogado de los padres anunció que evalúa presentar una denuncia penal contra la FAP por el presunto delito de homicidio simple, debido a una posible falla en los sistemas de emergencia de la aeronave.
“La Fiscalía, en su momento, ha solicitado toda la información para transparentar toda la operación en la que falleció —porque prácticamente es un hecho que ha fallecido— la alférez FAP. Nosotros hemos pedido, como un tema central, que transparenten los mantenimientos del avión, el tema de los asientos, a través del fabricante, quien da la certificación (...) y, sobre todo, de los pirocartuchos", afirmó en RPP.
Uno de los aspectos más delicados para los familiares es el sistema de eyección del avión. De acuerdo con Ocampo, si este mecanismo falló, la piloto no pudo abandonar la aeronave ni activar su geolocalizador manual, que llevaba consigo en el bolsillo del uniforme.
La ruta del vuelo incluía despegue desde la Base Aérea de Pisco hacia la isla Zárate, con continuidad hacia la Laguna Grande. Luego debía dirigirse al punto “Cerro Virgen”, ingresar al polígono de entrenamiento, simular un ataque aéreo y regresar a tierra.
A los seis minutos del despegue, la alférez se comunicó por última vez con la torre de control de la Corporación Peruana de Aeropuertos y Aviación Comercial S.A. (Corpac). Desde entonces, no se registró ninguna otra señal.
“Si tienen la certificación de Martin-Baker, que la exhiban (...) El tema de los asientos es crucial. Los pirocartuchos, que son lo que eyecta el avión, no se habrían activado. Al no producirse eso, Ashley no habría eyectado. Y solo Ashley podía activar su geolocalizador una vez que se encuentra en el mar o en la superficie terrestre, porque es un tema manual”, detalló el abogado.
También denunció que la FAP intentó restringir el contacto de la familia con la opinión pública. “La comunicación con la familia, lamentablemente, siempre fue cero. Lo que les preocupó fue callar al padre. Lo internaron en la villa y le dijeron que no tenía que dar declaraciones. Cuando recién empezamos a dar comunicaciones, (la relación) se resquebrajó de tal manera que mi primo tuvo que salir para tener libertad de acción”, relató.