César Moro, el poeta cuyo libro se publicó en francés en una edición de 50 ejemplares, fue profesor de Vargas Llosa y el rol vital de su pareja

A pesar de haber publicado pocos libros en vida, sus poemas tienen una calidad que no fue plenamente apreciada en su momento. Las tres creaciones literarias en francés que no tuvieron acogida por el público fueron “Le château de grisou”, “Lettre d’ amor” y “Trafalgar square”. Sin embargo, hubo una que sí trascendió.

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La obra del poeta no fue ampliamente reconocida en su época debido a varios factores. (Espacio de las Artes de Tenerife/Centro Cultural Inca Garcilaso)
La obra del poeta no fue ampliamente reconocida en su época debido a varios factores. (Espacio de las Artes de Tenerife/Centro Cultural Inca Garcilaso)

“Con todo respeto, no sé qué se les ha perdido a los intelectuales de este país en Francia. Nada bueno se aprende de esos franchutes. Recuerde a César Moro, nos lo devolvieron hecho un rosquete”, dijo, indignado, el último personaje principal del universo de Mario Vargas Llosa. Esta no es una forma condescendiente de empezar a hablar sobre la vida de un ilustre escritor peruano, pero es evidencia de que este literato está y estuvo presente en la vida del destacado novelista.

El personaje que utilizó este calificativo ―el cual si es pronunciado en la actualidad sería repudiado por la comunidad LGBTI― es Toño Azpilcueta, un adulto apasionado por la música criolla, mas no por la criollada, aunque alguien podría afirmar que sí lo tiene por el término despectivo que usó. Al margen de ello, este hombre aparece en la última novela del premio Nobel de Literatura; y entre su postura y la opinión que tiene Vargas Llosa acerca del vate, hay una distancia que los separa.

Este espacio se prolonga al saber que el novelista consideró a Moro como un gran poeta. Este reconocimiento lo hizo a través de un artículo, el cual se publicó en la revista Literatura dos años después de su muerte. Pero vate ya estaba presente en su vida años atrás, cuando estudiaba en el Colegio Militar Leoncio Prado.

El poeta fue profesor en el Colegio Militar Leoncio Prado. (Composición Infobae)
El poeta fue profesor en el Colegio Militar Leoncio Prado. (Composición Infobae)

El poeta entró a trabajar en esta institución educativa luego de permanecer diez años en México, país en el que siguió con sus actividades tanto pictóricas como poéticas. En 1948 ingresó al colegio, sin presagiar que los alumnos lo tratarían mal e incluso le harían bromas sobre su orientación sexual.

“(…) Lo veo, entre nieblas dictando sus clases en el colegio Leoncio Prado, imperturbable ante la salvaje hostilidad de los alumnos, que desahogábamos en ese profesor frío y cortés, la amargura del internado y la humillación sistemática que nos imponían los instructores militares. Alguien había corrido el rumor de que era homosexual y poeta: eso levantó a su alrededor una curiosidad maligna y un odio regresivo que lo asediaba sin descanso desde que atravesaba la puerta del colegio”, escribió el autor de “La ciudad y los perros”.

Las clases que dictaba giraban en torno al francés, un idioma que no solo hablaba sino que se había apoderado de su escritura. Prueba de ello son la mayoría de su poesía que escribió en verso y en prosa cuando estuvo lejos de su patria. Es preciso señalar que de toda su creación poética, solo figura una en castellano; se trata de “La tortuga ecuestre”, un poema de corte vanguardista.

El amante de los poemas es reconocido por su singular estilo vanguardista que marcó su obra dentro de la literatura latinoamericana. A través de su arte, Moro logró fusionar la realidad y el sueño con un lenguaje que rompe las estructuras convencionales, dando paso a nuevas formas de expresión. Sus textos, caracterizados por imágenes surrealistas, exploran temas como la ausencia, el amor, el erotismo y la propia poesía.

El escritor vanguardista amó a los hombres. (Tenerife Espacio de las Artes)
El escritor vanguardista amó a los hombres. (Tenerife Espacio de las Artes)
Sobre la carrera literaria del representante de surrealismo, el autor de “El pez en el agua” escribió lo siguiente: “¿Cómo situar a un poeta auténtico, a una obra realmente original y valiosa, junto a tanta basura, cómo integrarlo dentro de una tradición de impostores y de plagio, cómo rodearlo de poetas payasos? Quizá baste señalar que nada vincula a Moro con la vacilante poesía peruana, que nada lo enlaza ni siquiera con las direcciones estimables que ésta ha alcanzado en períodos fugaces. Es cierto que se trata de un poeta puro, porque jamás comercializó el arte”.

Según el otrora candidato a la presidencia del Perú, el poeta no tuvo ningún interés de ser un escritor conocido, premiado y editado; sin embargo, destacó en el mundo literario con creces. “Pero además, de ser auténtico, sincero, Moro es también un gran poeta”, sostuvo en un artículo publicado por la revista Literatura el 1 de febrero de 1958.

A pesar de haber publicado pocos libros en vida, sus poemas tienen una calidad que no fue plenamente apreciada en su momento. Sus tres creaciones literarias en francés que no tuvieron acogida por el público fueron “Le château de grisou” (1943), “Lettre d’ amor” (1944) y “Trafalgar square” (1954). Las dos primeras se editaron en México, un país en el que encontró el amor y la pasión en los hombres. Pero sus sentimientos por el sexo masculino no solo se presentaron en la nación azteca. En Europa ya se sentía atraído por muchos varones.

Vista de la Torre Eiffel en París (Francia), en una fotografía de archivo. EFE/Mohammed Badra
Vista de la Torre Eiffel en París (Francia), en una fotografía de archivo. EFE/Mohammed Badra

Prueba de ello es el siguiente poema, el cual fue escrito en junio de 1932, año en el que estuvo en Francia escribiendo versos surrealistas en francés y, sobre todo, amando:

Cobíjame pronto en tu corazón…

Cobíjame pronto en tu corazón

Te abrazo como una llama

Te quemo a besos

De aullantes besos tú ardes

Río mío soy tu madre

Y lamo tus pies padre mío

Soy tu padre y por ello vienes hacia mí

Lamo tu testículo izquierdo donde me entretengo

Como bajo el sol

Bebo a mares ahogándome el perfume de tus axilas

Con todos mis dientes mastico tus pelos

Oh qué gran gemido tu pecho cubierto de vellos

Tus testículos trémulos

Aguarda tus piernas como columnas de iglesia

Al lado de tu miembro entre tus piernas

Se está mejor que en la vida intrauterina

Pásame pronto el agua de tus ojos

Ardo tengo el pecho resquebrajado

Para recibir tu oleaje de esperma

Para frotarme los ojos con tu esperma

Para frotarme el cuerpo para llenarme la boca

Para tragarme tus pies

Cabe señalar que este texto fue traducido del francés, ya que el poeta no lo escribió en castellano.

El literato también tiene poemas escritos en prosa donde retrata a la mujer y en los cuales el yo poético no se involucra con ella:

Tiempo de cerrar los ojos

“Madame Vaudeville rica y siniestra y bella de peinado y de cuerpo tierno de corcho y de carne tibia bella como una estrella de mar como una araña cristalina entra en su jaula de espacio magnífico para contemplar las estrellas y los planetas y satélites en su jaula principesca de su sexo brotan las innúmeras apariencias del sueño sobre el vientre las huellas del corpiño ideal y las garras de las caricias de su amante que la adoraba y le hacía locas promesas y la amistad de por vida del corazón de la víctima bajo el ruido ensordecedor del próximo asesinato...”.

En este fragmento se evidencia una característica del vanguardismo: la escritura automática, que consiste en redactar de manera fluida y sin intervención consciente del pensamiento crítico o racional, permitiendo que el subconsciente se exprese libremente. Al igual que el poema “Cobíjame pronto en tu corazón…”, este texto también fue escrito en francés. Esto nos invita a pensar que este idioma estuvo presente en casi toda la creación del poeta. Con esta lengua también pudo generar ingresos, pues se sabe que impartió clases en el Leoncio Prado.

"La tortuga ecuestre" es el poemario más conocido del literato. (Tom Quiroz)
"La tortuga ecuestre" es el poemario más conocido del literato. (Tom Quiroz)

El reconocimiento nunca llegó a la vida de César Moro

La obra de César Moro no fue ampliamente reconocida en su época debido a varios factores. Uno de ellos es su elección del surrealismo, un movimiento que, aunque relevante en Europa, encontró resistencias y una recepción tardía en América Latina. Además, nuestro compatriota escribió gran parte de su poesía en francés, lo que limitó su acceso y apreciación en el ámbito hispanohablante. A ello se suma el hecho de que se movía en círculos literarios más bien marginales y no buscó activamente el reconocimiento comercial o masivo.

Estas circunstancias hicieron que su innovador trabajo quedara en gran medida fuera de los cánones literarios dominantes y solo fuera redescubierto y valorado adecuadamente en décadas posteriores, recibiendo finalmente el lugar que merece en la historia de la literatura.

En el libro “Obra poética completa” de Ricardo Silva-Santisteban, se abordan los factores por los cuales la obra del vate no despegó. “Durante su vida sus poemas los leyeron solo unos pocos porque sus dos primeros libros estaban escritos en francés y eran, sencillamente, inaccesibles por el corto tiraje de las ediciones: 50 y 200 ejemplares, respectivamente. Tal condición se repitió después con el agotadísimo libro de su poesía en castellano. Durante mucho tiempo la poesía de Moro solo pudo leerse en antologías”, aseveró el investigador.

Tras la muerte del escritor vanguardista en enero de 1956, André Coyné se encargó de publicar los poemas del escritor. Es así que aparecieron los títulos “Amour à mort” (1957), “La tortuga ecuestre y otros poemas: 1924-1949″ (1958) y “Los anteojos de azufre” (1958). De estos tres poemarios, el libro más reconocido muchos años después de su muerte fue el segundo, que fue el único escrito en castellano.

André Coyné fue la pareja sentimental de César Moro. También realizó labores para difundir su obra. (Lima Gris)
André Coyné fue la pareja sentimental de César Moro. También realizó labores para difundir su obra. (Lima Gris)

Sobre Coyné, pareja del ilustre poeta que se cambió de nombre ―sus padres le pusieron Alfredo Quíspez-Asín cuando nació―, es preciso señalar que este hombre jugó un rol importante en la vida y obra de Moro, tanto a nivel personal como literario. El intelectual francés fue fundamental en la promoción y difusión de su obra. A través de su apoyo, el escritor logró acceso a círculos literarios que le fueron previamente inaccesibles.

Se ha dicho que “La tortuga ecuestre” es la mejor obra del otrora profesor de francés. Lo cierto es que este poemario fue reeditado múltiples veces, llegando a más lectores. Esto no sucedió con los libros que se editaron mientras estaba vivo. Silva-Santisteban, en su libro “Obra poética completa”, dio a conocer un hecho trascendental en la difusión de la obra de Moro.

“En 1976 se produjo un suceso feliz en la difusión de la poesía de Moro a nivel continental. El crítico Julio Ortega coordinó la publicación del libro ‘La tortuga ecuestre y otros textos’ publicado por la reconocida editorial Monte Ávila de Venezuela. (…) Por primera vez en Latinoamérica y en el Perú circulaba esta apretada pero excelente selección de poemas y prosas de César Moro que aunaba un pequeño balance crítico y se ofrecía un importante inédito en castellano: ‘Biografía peruana’. La poesía de César Moro alcanzó con este libro una difusión continental sin tener todavía una edición peruana del mismo calibre”, escribió el académico.
Carné del poeta en el que figura su nuevo nombre. (Espacio de las Artes de Tenerife)
Carné del poeta en el que figura su nuevo nombre. (Espacio de las Artes de Tenerife)

En párrafos anteriores se mencionó que el literato tuvo otro nombre. Esto es verdad, pues en una transmisión en vivo a través de la canal de YouTube de la Casa de la Literatura se pudo ver su libreta militar, la cual tenía la inscripción de César Moro.

A propósito de ello, Inés Westphalen dijo lo siguiente:

“Esta libreta electoral viene a certificar el nombre de Moro, adoptado del personaje secundario de una novela del escritor vanguardista español Ramón Gómez de la Serna. No es un seudónimo, a diferencia de lo que se usaba en esos años entre muchos escritores y tampoco un apodo; es un nuevo nombre, legalmente asumido por nuestro escritor”, manifestó.

El escritor también se pronunció, en su momento, sobre este asunto a través de una carta enviada a Emilia Adolfo Westphalen. “(…) Esa estúpida idea que tuvieron de poner entre paréntesis un nombre imaginario/ que ni siquiera corresponde del todo con el mío, me ha puesto furioso. No sé quién tuvo la desfachatez de entrometerse en mi vida privada de esa forma. Percibo por allí el tejemaneje de alguna de esas señoritas de provincia, llenas del fetichismo pequeño-burgués de su familia. ¿Con qué derecho se atreven a llamarme de un modo distinto al que yo utilizo?”, reza el libro Eternidad de la noche.

La figura de César Moro, con su singular aportación a la poesía vanguardista latinoamericana, es un referente en los poetas que siguen este movimiento. Los lectores cada vez más se informan acerca de la vida y obra de este gran poeta gracias a notas periodísticas y videos que se elaboran en la conmemoración de su natalicio.

En la Biblioteca Nacional del Perú se halla una extensa colección de sus poemas traducidos al castellano, superando así la barrera lingüística que pudo haber limitado su trayectoria literaria. A diferencia de lo que buscan muchos escritores contemporáneos, él no aspiraba al reconocimiento.

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