Casona de Infantas, el patrimonio cultural peruano que nació de una mala pronunciación

Entre las calles Santa Rosa y Amazonas y el Pasaje Pumacahua, en el distrito de San Martín de Porres, se puede encontrar la Casona de Infantas.

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La infraestrutura se encuentra deteriorada y hace falta mantenimiento. VIDEO: José Carlos Purisaca.

La Lima de pasados siglos era una sucesión de chacras, bosques y jardines, pero los años pasaron y las construcciones fueron inundando la ahora capital del Perú. Allá por los años 1660, aparece la Casona de Infantas, ubicada hasta ahora en el Cono Norte, en el Distrito de San Martín de Porres, entre las calles Santa Rosa y Amazonas y el Pasaje Pumacahua.

Hasta hace algunos años funcionaba como agencia municipal, también existió un comedor popular y hasta fue la escuela incial de varios niños y niñas. Sin embargo, la infraestructura se encuentra deteriorada y hace falta mantenimiento.

Este bello exponente de la arquitectura rural formó parte de los bienes del Convento Nuestra Señora de la Concepción, en el siglo XVl. Uno de los primeros arrendatarios de la casa fue Jerónimo Infante de Real, quien se comprometió en 1667 a pagar un canon de 3500 pesos anuales por un plazo de tres vidas naturales: padre, hijo y nieto. Este es el personaje clave para el nombre de la actual “Casona de Infantas”.

Aunque algunos dicen que se ubica en Comas, lo real es que está en el distrito de San Martín de Porres.
Aunque algunos dicen que se ubica en Comas, lo real es que está en el distrito de San Martín de Porres.

Historia de la Casona de Infantas

La casa hacienda tuvo etapas de evolución histórica-arquitectónica que revelan su importancia. En la primera etapa, entre 1660 y 1864, se caracterizó por su estilo virreinal, propio de la casa hacienda tradicional de Lima. Ya en la segunda etapa, entre 1864 y 1935, también conocida como su “época de esplendor”, se caracterizada por su arquitectura academicista, ya que se constituyó en una de las más importantes haciendas azucareras del Perú.

Registros del Territorio entre1860-1880. (casonainfantas)
Registros del Territorio entre1860-1880. (casonainfantas)

Primera etapa(1660-1864)

Los límites de la hacienda Infantas comprendían una mancha en forma de “P” colindante con el camino Lima-Naranjal-Chuquitanta y el camino Lima Chancay. La forma y tamaño de la parcela eran de aproximadamente 25 metros de largo y 17.50 de ancho con orientación norte-sur. Contaba con ventanas teatinas de orientación norte-sur y dos accesos desde el exterior por medio de escaleras. La casa hacienda perteneció a la tipología de la vivienda tradicional de Lima, marcando un estilo colonial.

Segunda etapa (1864-1935)

Se puede afirmar que existió una reconstrucción de la Casona de Infantas entre los años 1864 (donde fue el último inventario) y la entrada del siglo XX. En esos años, “la hacienda Infantas contaba con la misma área de propiedad 190 fanegadas (570 hectáreas) y los mismos límites, con la excepción de que el antiguo “Camino Real” fue utilizado como tramo de la línea férrea del ferrocarril Lima-Ancón y albergando una de las estaciones (Estación Infantas). La forma y el tamaño de la parcela fue modificado a 24.95 metros de largo y 20.65 metros de ancho”, según explica el blog Casona Infantas.

En los siguientes años, esta hacienda, de más de 190 fanegadas de extensión (570 hectáreas), se dedicó a lo largo de la colonia a la producción de trigo (XVII) y caña de azúcar (XVIII), además del cultivo de alfalfa y crianza de ganado.

Es durante el siglo XX que la hacienda reemplazó el cultivo de azúcar por algodón debido a la gran demanda internacional y al incremento de su precio. La gran demanda de materias primas obligó a los propietarios a industrializar la producción. Para ello adquirieron modernas maquinarias y herramientas, las mismas que en la actualidad han desaparecido, al igual que los utensilios y demás enseres coloniales y republicanos.

Contaba con tres pisos, pero con el tiempo se fueron deteriorando.
Contaba con tres pisos, pero con el tiempo se fueron deteriorando.

Funciones en estos años:

- Espacios destinados al cobijo de residentes, sin embargo hubieron espacios complementarios destinados a oficinas, hospedaje de visitantes y áreas de servicio.

- El primer piso era el menos importante y posiblemente destinado al área de servicio y almacén

- El segundo nivel era el más importante y tenía una organización simétrica y racional, con una circulación principal en el eje este oeste de la que derivan las circulaciones secundarias norte-sur hacia los demás usos.

Cómo pasó a llamarse Casona de Infantas

Las tierras le pertenecían al señorío Colli, que fue sometido por el Imperio Inca tras el mando de Túpac Inca Yupanqui. En el Tahuantinsuyo se nombrará a una serie de curacas, siendo el último Hernando Nacara. Sin embargo, y a pesar de ser dueño legítimo, Nacara fue desposeído de sus propiedades por parte del Estado Español, que entregó dichas tierras y otros bienes a los españoles como agradecimiento por su participación en las guerras de conquista, formando parte de los bienes del convento de Nuestra Señora de la Concepción desde el siglo XVI.

Fue administrada a través de arrendamientos de tipo enfitéutico, es decir, de plazos muy largos de dos y tres vidas, civiles o naturales de (40 o 50 años). Es aquí donde Jerónimo Infante de Real se convierte en el primer arrendatario y pasa a llamarse “Casona de Infantas” por la mala pronunciación de los que vivían alrededor.

Aunque algunos dicen que se ubica en Comas, lo real es que está en el distrito de San Martín de Porres.
Aunque algunos dicen que se ubica en Comas, lo real es que está en el distrito de San Martín de Porres.

Casona de Infantas declarada patrimonio cultural

El Ministerio de Cultura declaró monumento integrante del patrimonio cultural a la casa ‘Hacienda de Infantas’, ubicada en el distrito de San Martín de Porres.

Según las consideraciones de la Resolución Ministerial Nº 080-2019-VMPCIC-MC, publicada en mayo del 2019 en el diario El Peruano, se obtuvo este reconocimiento por ser un testimonio relevante de la historia social y económica de la ciudad de Lima, así como por haberse constituido como referente del proceso arquitectónico de la construcción rural en las etapas virreinal y republicana.

La casa ‘Hacienda de Infantas’ fue un complejo social y cultural que integró diversos grupos humanos, en particular inmigrantes chinos y japoneses, que concurrieron a enriquecer la diversidad cultural nacional.