Saluden a los sótanos de la democracia que nunca se fueron

El escándalo de Lago Escondido, la cadena presidencial y la inminente condena a la vicepresidente Cristina Kirchner

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El Presidente de la Nación, Alberto Fernández, utilizó la Cadena Nacional desde la Casa Rosada para avalar el espionaje ilegal
El Presidente de la Nación, Alberto Fernández, utilizó la Cadena Nacional desde la Casa Rosada para avalar el espionaje ilegal

A la orgía de políticos, empresarios, servicios de inteligencia, jueces y fiscales no la para ni el Mundial. No importa cuántos goles de chilena haga Richarlison ni a cuántos tipos se saque de encima Messi. Preguntale a Cristina, si no, que va a llegar a las elecciones de 2023 condenada por corrupción aunque Argentina salga campeón. Preguntale a los jueces federales, al fiscal general de la ciudad y al ministro de seguridad porteño, si no, que ni goleando a Países Bajos van a dejar de pensar quién los mandó a meterse en el quilombo de Lago Escondido. ¡Y por un vino de $3500 pesos!

Esto no va a cambiar. Lo dijimos en 2015. Lo dijimos en 2019. No-va-a-cambiar. ¿Por qué? Porque a nadie le sirve que cambie. A nadie relevante, quiero decir, no a vos o a mí que nos despertamos y nos acostamos tarareando “muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar”. Y está bien. Porque con la runfla que maneja el país y que se disputa poder con total obscenidad en nuestra cara, con esos no hay que hacerse ilusiones. Esos viven de que nada cambie. A veces les toca padecerlo y a veces les toca disfrutarlo. Los persiguen y persiguen. Los espían y espían. Los compran y compran. Los aprietan y aprietan.

¡Y todavía nos quieren convencer de que son víctimas! Pobrecitos, che, me parte el alma, te juro. Y nos quieren hacer creer que lo que les pasa a ellos nos afecta a nosotros. Que si la condenan a Cristina aumentan los precios de la leche. Que si lo hackean a Marcelo D’Alessandro está en peligro nuestra privacidad. Deben pensar que somos boludos. Los precios de la leche aumentan igual y nuestra privacidad nunca no estuvo en peligro. Gracias a ustedes, genios, que construyeron y alimentan este hermoso sistema corrupto que hemos dado en llamar República Argentina.

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Por suerte está el Presidente de la Nación para brindarle tranquilidad a la población con una cadena nacional para comunicar que “las escuchas de opositores al poder de turno del Estado desaparecieron por completo” y, AL MISMO TIEMPO, utilizar conversaciones de funcionarios judiciales presuntamente obtenidas en forma ilegal para mandar al Ministro de Justicia a hacer una denuncia penal y al representante del Poder Ejecutivo ante el Consejo de la Magistratura a solicitar que se investigue a los jueces involucrados.

Esto es lo que pasa cuando querés conformar a todo el mundo, un problema que persigue a Alberto Fernández desde que comenzó su mandato. ¿A favor o en contra de Nicaragua en la OEA? No sabemos. ¿Existe el lawfare? A veces sí y a veces no. ¿Hay que ampliar la Corte? Depende y no se sabe muy bien de qué. ¿Romper todo para tratar de salvar a Cristina en la Justicia o seguir mostrando moderación? Nadie sabe.

¿Está bien que Alberto Fernández se involucre en los problemas del Poder Judicial? Sí. No soy de las que cree que no deba opinar. Al contrario. El problema es que solo se mete a veces. ¿Por qué no hizo una cadena nacional cuando el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Federal Nº 5 sobreseyó a la vicepresidenta con argumentos ridículos para no hacer el juicio?

O se mete mal. A destiempo. Sobreactuado. No se la termina de jugar ni por su compañera de fórmula ni por sus propias creencias como profesor de derecho. Procrastina. Cree que puede hacerse invisible. Pero es como los chicos que se esconden detrás de sus propias manos. Porque si algo no puede ser un Presidente en la Argentina es invisible. Sigue ahí. Lo vemos. Y sus socios políticos también. Le reclaman lealtad. Y a veces logran forzarle la mano. Como ayer.

¿Entonces no hay que hacer nada? ¿Presunto hackeo mata posible corrupción judicial? Pues no, mi ciela. Hay que investigar todo. Si el chat de Lago Escondido se obtuvo en forma ilegal, la eventual nulidad solo afecta a los delitos que pudieren desprenderse de ahí, pero es absolutamente irrelevante para investigar las eventuales dádivas que pudieron haber recibido los funcionarios al viajar, si es que el viaje existió. ¿Por qué? Porque para investigar eso no hace falta ningún chat. Basta con un par de oficios y testimoniales. Y el viaje ya se había hecho público hace semanas. No se llegó por el chat.

Pero también hay que investigar cómo se obtuvo la información del teléfono del ministro de seguridad de la Ciudad, porque tiene más olor a espionaje ilegal que James Bond. Y, aunque el contenido de la conversación fuera estrictamente cierto, sería gravísimo que surgiera de inteligencia política interna. Y también sería nulo, claro, como eventual elemento probatorio de un delito o incluso de un mal desempeño ante el Consejo de la Magistratura.

Lo último: así como las eventuales dádivas van por un carril y el presunto hackeo va por otro, ojo con mezclar Lago Escondido con Vialidad. Nada que ver una cosa con la otra. ¿Ah, pero uno de los jueces involucrados, Julián Ercolini, fue el que instruyó la causa de obra pública? ¿Y? ¿O acaso no es el mismo juez que sobreseyó al matrimonio Kirchner en 2004 por enriquecimiento ilícito para el período 1995-2004? ¿Era un homónimo? ¿Les preocupa que el fiscal Eduardo Taiano investigue la denuncia por espionaje ilegal del ministro D’Alessandro porque es el mismo que calificó de homicidio la muerte de Alberto Nisman? Pero, ¿no es el Taiano que no apeló aquel sobreseimiento de Ercolini ni el de Rodolfo Canicoba Corral por el período 2005-2007 ni el de Norberto Oyarbide en 2008? ¿O ese era otro fiscal Taiano?

Vamos, un poquito de seriedad. O el espionaje ilegal está mal siempre o no. No se puede festejar el “yo, pelotudo” de Cristina a Parrilli y ahora ponerse todo solemne por la privacidad de los presuntos invitados de Joe Lewis al sur. Y lo mismo pasa con los jueces y los fiscales. No pueden ser modelos de conducta cuando salvan al poder y delincuentes cuando lo persiguen. En algún momento va a haber que hacer algo en serio con la falta de independencia del Poder Judicial. O no. Pero entonces no se quejen cuando el monstruo que crearon se los quiere comer. O sepan comprender, en todo caso, si lo disfrutamos un poquito mientras pensamos en el Mundial.

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