El detrás de escena de la manipulación en el discurso

Cualquier similitud con la realidad es mera coincidencia

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Hay que evitar ser manipulados por los oportunistas de este clima de época imperante

Nos toca vivir un momento complejo, tal vez único e histórico para la humanidad. Es cierto, esta no es la primera pandemia. Es cierto, tampoco es la única crisis económica y social que nos antecede. Sin embargo, hoy estos hechos se dieron juntos, formando una tormenta perfecta sin precedentes. Una tormenta amplificada por la globalización en su máxima expresión; el mundo digital cobrando cada vez más vida por sobre el físico, borrando y confundiendo las líneas del online y off line. La pandemia, trajo consigo la verdad respecto a la falencia y deterioro de muchos campos, como el de la educación, la economía, la política y el mismísimo sistema de salud.

No es coincidencia que el FMI haya definido la mayor asignación histórica de derechos especiales de giro por seis cientos cincuenta mil millones de dólares para palear la pandemia. Facilitado por la crisis global, el debate público ganó el protagonismo que nunca tuvo y es aquí donde propongo detenernos. Este debate, propuesto por actores influyentes de la sociedad, esconde en sí mismo un objetivo que pocos ven pero todos pareciésemos comulgar: el de la manipulación. Noam Chomsky, prestigioso lingüista y politólogo estadounidense, publicó “Las 10 estrategias de manipulación” de las masas. Inspirado en su artículo, les comparto un análisis con posibles sugerencias para evitar ser manipulados por los oportunistas de este clima de época imperante en el que vivimos.

- Concentrase en lo importante. No confundir el show discursivo mediático con lo verdaderamente relevante. Estamos saturados de información que puede parecer interesante, de color, inclusive para alimentar una conversación con amigos, colegas, pares, pero distinto es que la misma sea realmente relevante. Entrar en el show es el primer paso para aceptar tener un rol victimario en la película de la manipulación.

No confundir el show discursivo mediático con lo verdaderamente relevante

- Desconfiar de los discursos que señalan un problema y consecutivamente su solución. Sobre todo, cuando la solución es brindada por el mismo que señaló el problema. Lo más probable es que, la solución haya sido pensada previa al problema, con el único objetivo de hacer ver como “el salvador” a quien se muestra resolutivo.

- Observar la historia completa y no solo el capítulo que nos proponen en ese momento. Solemos aceptar ideas o hechos que nos introducen gradualmente, por que al ser en pequeñas dosis no las percibimos en su verdadera magnitud y nos es más fácil aceptarlas. El problema reside cuando nos damos cuenta de la dosis completa y cómo cedimos espacio hasta perder absolutamente el control.

- Sospechar cuando proponen posibles medidas drásticas que deberán ser tomadas a futuro si el problema no logra resolverse en el corto plazo. Cuando emplean la estrategia de “patear” estas medidas a futuro, seguramente tengan la intención de anticiparnos lo que ya decidieron hacer y estén buscando, solapada y cínicamente, “darnos el tiempo” para aceptar esas medidas para ser aplicadas consecuentemente.

Sospechar cuando proponen posibles medidas drásticas que deberán ser tomadas a futuro si el problema no logra resolverse en el corto plazo

- No creer en los discursos que proponen la teoría del bueno y el malo. Cuando observamos una clara intención de hacernos creer que solo existe un malo o un bueno en la misma película, perdemos el poder de análisis y crítica por que tendemos a encapsular a todos los personajes en esos dos bandos. En lenguaje criollo, “la grieta”. Empresarios vs el pueblo, nacional vs internacional, populistas vs libertarios. La mejor solución podría ser salir del problema por arriba sin aceptar las reglas del juego binarias que nos proponen. En su defecto, tener presente que aceptar esas reglas sugiere entrar en el juego de la manipulación.

- Estar atentos a la sensación de ser tratados como si fuésemos niños, ignorantes o de una capacidad intelectual menor. Detrás de este hecho, buscan reducirnos, para hacernos sentir tácitamente inferiores y así inferir en nuestras decisiones, pensamientos, actos.

- Atención a los discursos emocionales vs los reflexivos. Cuán más emocional sea el tono del mensaje, más rasgos de manipulación contiene el mismo. Buscar detenerse en las reflexiones racionales y dejar el tono emocional propuesto en un segundo plano, sería una alternativa. Saber distinguir entre las dos evitará empatizar o confrontar con el tono y emoción propuesta.

Ser conscientes del “detrás de escena” de la maquinaria de la manipulación, nos permitirá tanto como individuos y en conjunto, como sociedad, ofrecer más resistencia al sometimiento que nos proponen

- Rechazar el cinismo que nos proponen quienes se justifican de actos ilegítimos bajo el paraguas de “todos lo hacen” o por auto referenciarse seres superiores con la facultad de hacerlo, haciéndonos creer están en el camino correcto.

- Desalentar la atención en individuos con falta de autocrítica. Repasar autocríticas presentes y pasadas del emisor de ese mensaje y observar si ante equivocaciones evidentes e innegables su estrategia es cambiar el eje de la discusión en lugar de aceptar el error.

- Atención a quienes intentan generar empatía en forma desmesurada. Cuando creen conocernos mejor que nosotros, duden o al menos cuestiónenlo.

Difícilmente podamos estar alerta a todos estos puntos en simultáneo. Sin embargo, ser conscientes del “detrás de escena” de la maquinaria de la manipulación, nos permitirá tanto como individuos y en conjunto, como sociedad, ofrecer más resistencia al sometimiento que nos proponen. En mi opinión, ese sería un buen primer paso.