Alberdi y el desafío del progreso

Sus ideas son aún un programa de gobierno porque apuntan a construir una nación moderna teniendo como cimiento una verdadera república con los principios de igualdad, fraternidad y libertad

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Juan Bautista Alberdi

El 29 de agosto de 1810 nace en San Miguel de Tucumán Juan Bautista Alberdi, abogado, filósofo, político, economista y escritor, inspirador máximo de nuestra Constitución, y que dedicó toda su obra y su vida a la búsqueda y la lucha por la libertad.

Sin temor a la exageración, Alberdi ocupa junto a José de San Martín, Manuel Belgrano y Domingo Faustino Sarmiento, el panteón de los “padre fundadores” de nuestra patria, y a sus ideas y convicciones debemos el proyecto de Constitución Nacional con su obra Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina.

Pero sus ideas no se agotan en esa obra fundacional, desde el Fragmento Preliminar en adelante Juan Bautista Alberdi estableció pautas, normas y principios para la clase dirigente que no han perdido vigencia. Alberdi sostenía que la democracia reside en la soberanía del pueblo, por cuanto “el pueblo es legítimo gobernante de sí mismo, la democracia es sólo el gobierno del pueblo”, estableciendo la naturaleza del mismo gobierno, y que no se contradice con el famoso discurso de Abraham Lincoln en Gettysburg, quien definió la democracia como “el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo”.

Alberdi era un defensor fervoroso de la república, entendía y daba relieve a quienes nos gobernaran, en 1854 cuando decía que “la inteligencia y fidelidad en el ejercicio de todo poder depende de la calidad de las personas elegidas para su depósito, y la calidad de los elegidos tiene estrecha dependencia de la calidad de los electores” y remarcaba que el pueblo es soberano, cuando es inteligente.

A pocos días de las elecciones, es necesario hacer más fuerte que nunca el escrutinio sobre nuestros candidatos, saber sus propuestas y conocer sus ideas, porque vivimos en un gobierno representativo necesitamos saber, como bien decía el gran tucumano que “elegir es discernir y deliberar. La ignorancia no discierne, busca un tribuno y toma un tirano. La miseria no delibera, se vende”, y en tiempos tan difíciles para los argentinos resulta fundamental tomar verdadera conciencia de esas palabras dándole un valor fundamental a nuestro voto.

Alberdi otorgaba un valor primordial a la educación del ciudadano, y ya en 1839 enfatizaba que la misión estaría cumplida cuando ya esté educado el pueblo, por cuanto, la ignorancia y la miseria ha desaparecido, sostenía la importancia que los hombres sepan leer la Carta del Estado y “escribir sus propios derechos”, entendiendo que este camino le daría a nuestra Nación “un literatura propia, una industria propia, una legislación propia, una vida…”.

Para hacer grande a la Argentina, pensarla en el futuro, Alberdi nos invitaba a reflexionar sobre un modelo de progreso y el bienestar, sosteniendo que cuando el Estado “se hace fabricante, constructor, empresario, banquero, comerciante, editor” distrae su finalidad, para concluir que “en todas las funciones que no son la esencia del gobierno, obra como ignorante y como un concurrente dañino de los particulares, empeorando el servicio del país, lejos de servirle mejor”. El legado de Alberdi sigue siendo inmenso, y sus ideas son aún un programa de gobierno, porque son las ideas para construir una nación moderna, de progreso, teniendo como cimientos una verdadera república con los principios de igualdad, fraternidad y libertad.

Hay un inmenso desafío por delante, entre todos podemos hacer realidad sus sueños.

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