Escenario económico y proyecciones

Como en toda recuperación habrá ganadores y perdedores, pero ganadores serán casi todos porque desde 2018 la economía se derrumbó casi 19% y las caídas no son eternas

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Martín Guzmán, ministro de economía
Martín Guzmán, ministro de economía

Estamos frente a un debate cambiario de los tantos que hemos tenido a lo largo de la historia económica de la Argentina. Hoy gira en torno a si habrá devaluación, desdoblamiento o nada. Se apunta a la escasez de reservas como si fuera la enfermedad cuando, en rigor, es uno de los síntomas que causa la fiebre (presión sobre el tipo de cambio).

El acuerdo por el canje de la deuda nos permite decir que el déficit fiscal base caja comienza a reducirse de manera importante, ya que el ahorro en términos del PBI, de la reestructuración de la deuda equivale a casi 10%. Cuando decimos base caja hay que entender que estamos pateando el problema para 2025, cuando los pagos por intereses de la deuda vuelvan a ser de magnitud. Por lo pronto, hacia 2023 esperamos que el déficit en la última línea sea de -1% del PBI.

Habrá un pseudo recorte del gasto público porque, en rigor, será un volver paulatinamente al nivel pre cuarentena, por lo que tenemos que esperar reducciones de IFEs y ATPs. Pero también esperamos un aumento en la recaudación porque la economía tocó piso y además por la moratoria, que por lo amplia y los beneficios que conlleva, es de esperar que tenga una elevada adhesión.

Un tema no menor es que la situación fiscal no necesariamente va a derivar en un proceso inflacionario acelerado, por lo menos en el corto plazo

Otro tema no menor que hará al incremento de la recaudación, vía retenciones al campo, es la factibilidad de que los precios de las materias primas coticen a valores más altos que los actuales. Es que como la economía mundial se está recuperando en un contexto de altísima liquidez, tasas cercanas a cero y dólar a la baja, se espera que los precios de los commodities que exporta la Argentina aumenten de precio.

El otro tema no menor es que la situación fiscal no necesariamente va a derivar en un proceso inflacionario acelerado, por lo menos en el corto plazo.

Esperar una inflación menor a la esperada, no sólo para este año sino también por el próximo, se sustenta en que el gobierno maneja dos precios clave de la economía: salarios y tarifas. Le falta el tercero, que es el dólar, pero como estamos en un contexto en el que habrá una fuerte caída en déficit fiscal base caja por la reestructuración de la deuda, una de dos, lo controla o habrá una devaluación que producirá un salto inflacionario por única vez.

Como la economía mundial se está recuperando en un contexto de altísima liquidez, tasas cercanas a cero y dólar a la baja, se espera que los precios de los commodities que exporta la Argentina aumenten de precio

A lo anterior hay que sumar que la masa salarial pierde contra la inflación más que el diferencial entre aumento de precios y suba de salarios, porque también hubo despidos. En base a esto, esperamos que el actual rebote de la economía se transforme en recuperación a partir del segundo trimestre o semestre de 2021. Hay un tema clave: luego de tres años de pérdidas en términos reales podría ocurrir que en 2021 los salarios, aunque sea, le van a empatar a la inflación.

La balanza comercial acumula a julio un superávit de 9.553 millones de dólares, el más importante desde 2009, el que nos permite esperar que 2020 finalice por encima de 16.000 millones de dólares. Pero se debe íntegramente a la caída de las importaciones, ya que las ventas al exterior bajaron 11% en lo que va de 2020. Y no es por el campo, ya que los productos primarios son los únicos que registran alzas. Esto anticipa que 2021 podría ser un año menos positivo para la balanza comercial, lo que podría afectar a las reservas y, por ende, a la cotización del dólar. Es que el mayor dinamismo esperado para la la economía debería hacer subir las importaciones.

Luego de tres años de pérdidas en términos reales podría ocurrir que en 2021 los salarios, aunque sea, le van a empatar a la inflación

Lo hasta acá dicho se da en un contexto en el cual la actividad tocó piso en abril, por lo que podemos decir que lo peor de la crisis quedó atrás. Estamos en “fase rebote” con cuarentena obligatoria de seis meses para después pasar a “fase de crecimiento”. Así y todo, para 2021 esperamos un aumento en el PBI de 5 por ciento. Un dato que debemos tener en cuenta: el nivel de actividades de 2015 recién se va a alcanzar en 2027. La clave va a estar en cuándo la demanda se volverá a hacerse sentir.

Como en toda recuperación habrá ganadores y perdedores pero acá es relativamente fácil: los ganadores van a ser casi todos porque desde 2018 la economía se derrumbó casi 19% y las caídas no son eternas. Las puntas de lanzas van a ser la obra pública (clave para recuperar rápidamente un mayor dinamismo de la economía y recuperar el empleo, tema clave porque la destrucción de puestos de trabajo hará 2020 finalice con un desempleo del 15 %) la construcción y el agro. Un paso más atrás van a estar los bienes y servicios orientados al consumo y, a la par, los que sustituyan importaciones. Los perdedores serán las empresas reguladas, los importadores de bienes terminados y los de partes que puedan sustituirse.

El autor es presidente de Wise, consultora en economía, finanzas y estrategia