La importancia del turismo de naturaleza

Agustín Fox

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¿Qué pensamos cuando pensamos en un parque nacional o en un área protegida? ¿Qué vemos cuando lo visitamos y caminamos a través de ese ecosistema al que nos introduce? ¿Qué nos transmite, además de la paz que proviene de conectar con la naturaleza y saberse parte de ella? ¿Acaso apreciamos su valor, nos percatamos de que su atractivo, su riqueza, su potencial, van mucho más allá de la mera apreciación paisajística?

Repasemos algunos números. Solo en 2017, según un estudio que la consultora Elypsis presentó en diciembre último, el gasto en turismo nacional ascendió a 15 mil millones de dólares. ¿A qué equivale esto? A la producción anual de soja, por ejemplo. O a la de petróleo y gas. No es poco.

Indaguemos un poco más a fondo. Solo un tercio de ese monto provino de turistas extranjeros: el resto (unos 9900 millones de dólares) fue generado por turistas residentes (51,4 millones en 2017). De estos últimos, 29,5 millones viajaron, durante 2017, por ocio y más de la mitad (55%) eligió lugares relacionados con la naturaleza (sierras, montañas y ríos) para tal fin.

Como polo receptivo de este contingente de viajeros, aquí, los parques nacionales tienen mucho para aportar. Y los números respaldan mis palabras: de acuerdo con el estudio de Elypsis, en promedio, el turismo destinado a los parques creció más que el resto en la Argentina. Entre 1990 y 2017, las visitas se multiplicaron por cinco (711 mil personas a 3,8 millones) y se duplicaron desde 2001. En pocas palabras, los parques nacionales están creciendo más que el resto de los lugares vacacionales en el país y lo hicieron en 14% durante 2017.

Mirando hacia adelante, todo indica que estos valores se expandirán: según da cuenta el mismo estudio, esta demanda podría expandirse a 7,8 millones de visitantes. Y a ello se suma que el turismo por naturaleza —según cálculos de la consultora— podría explicar 300 mil de los cerca de 750 mil nuevos empleos que podría crear el turismo.

El año pasado, nuestro Congreso sancionó por ley la creación de seis nuevos parques nacionales de diverso valor ecosistémico y potencial de atractivo turístico. Son Traslasierra (Córdoba), Aconquija (Tucumán), Ciervo de los Pantanos (provincia de Buenos Aires), Iberá (Corrientes), Yaganes (área marina, Tierra del Fuego) y Namuncurá-Banco de Burdwood (ampliación, área marina, este de la Isla de los Estados). De este modo, en solo un año, sumamos más de 285 mil hectáreas en tierra y más de 100 mil kilómetros cuadrados en mar en superficies protegidas. Un avance más que notable para la conservación de nuestros ecosistemas.

Si nuestro Congreso sigue laborando en este camino —y es muy importante que así lo haga—, las posibilidades de desarrollo seguirán creciendo exponencialmente.

Porque, es claro, un parque nacional es mucho más que solo un parque. Al crearlo, estamos asegurando la conversación ambiental de un área —de su flora, de su fauna— y sus servicios ecosistémicos, sí, pero también estamos llevando desarrollo y oportunidades allí donde, muchas veces, no las había. Lo hemos visto repetidas veces en nuestra historia; lo estamos viendo ahora con, por ejemplo, el Parque Nacional Iberá; y lo seguiremos viendo con todos los espacios que —si nuestro Congreso provee— se crearán de aquí en más.

El turismo es uno de los sectores con más mano de obra intensiva en la economía, esto es un hecho. Volviendo al estudio de Elypsis, un solo dato basta: en 2017, el sector de hotelería y restaurantes creó un empleo anual por cada US$ 20.800 de valor agregado.

Y esta es solo la punta del iceberg, si consideramos que, en un sitio en el que se desarrolla el turismo —sobre todo, si este está asociado a la naturaleza— no solo surgen hoteles y restaurantes, sino también servicios de traslado, servicios relativos a las comunicaciones, oficios de guías, nuevas oportunidades para artesanos locales y aperturas de locales, entre otras muchas y variadas ofertas. El potencial está allí, está en nosotros valorizarlo.

El autor es director y representante legal de Patagonia Inc.