San Aniceto papa y todos los onomásticos del jueves santo del 17 de abril

Cada una de las personas reconocidas como santos o beatos tienen asignada una fecha en el calendario para ser conmemorados

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Majestuosidad de santos católicos en
Majestuosidad de santos católicos en el arte barroco de vidrieras en catedrales. Todos los días hay una celebración onomástica. (Imagen ilustrativa Infobae)

Hace unas décadas, incluso siglos, los ancestros acostumbraban a nombrar a sus hijos con el nombre del santo del día en que nacieron, no en vano en las famosas “Mañanitas” hay una estrofa que dice: “Hoy por ser día de tu santo te las cantamos aquí…”.

El onomástico hace alusión día en que se festeja algún santo, aunque es común que mucha gente lo use como sinónimo de cumpleaños, lo cual es erróneo, pues al hablar de él sólo se alude al listado de los nombres del santoral.

Como todos los días del año, hoy también se conmemora a las mujeres y hombres que destacaron por tener conexiones especiales con las divinidades, que hicieron buenas acciones por el prójimo y que tenían una elevada ética y moral, motivos que los llevaron a ser canonizados o beatificados y formar parte del santoral.

Este es el santoral del jueves 17 de abril.

Celebración del día: San Aniceto papa

La reliquia de la cabeza de San Aniceto, entregada al arzobispo de Múnich en 1590, es venerada actualmente en una iglesia administrada por los jesuitas en dicha ciudad. Al tiempo, sus restos mortales reposan en el sarcófago del altar mayor de la capilla del Pontificio Colegio Español de Roma, donde fueron trasladados en 1604 desde el renacentista palacio de los duques de Altemps. En esta capilla se encuentra una bóveda adornada con guirnaldas barrocas, en cuyo centro está representada la apoteosis de San Aniceto, ascendiendo al cielo, una obra que refleja la reverencia por su figura.

Gobernó la iglesia durante once años, desde el 155 al 166, como el duodécimo sucesor de San Pedro, situándose entre los papas San Pío I y San Sotero. Nacido en Emesa, Siria, enfrentó momentos complejos en el siglo II, una época marcada por tensiones políticas, sociales y culturales. En este contexto, el griego era la lengua empleada para el culto y la mayoría de los papas surgía de familias humildes. La elección al pontificado era considerada, con frecuencia, como el preludio del martirio, pues hasta el siglo IV todos los papas murieron por su fe.

El pontificado de Aniceto estuvo marcado por desafíos externos e internos. En cuanto a la evangelización, los cristianos, aunque crecientes en número, vivían precariamente. Incluso durante épocas de relativa paz, como bajo los Antoninos, el peligro de persecución era constante. La paciencia de los cristianos frente al martirio, según el emperador Marco Aurelio, era vista como fanatismo. En este contexto, los líderes cristianos enfrentaban duras críticas y calumnias por parte de pensadores paganos, quienes se burlaban de su estilo de vida y creencias, lo que llevó a la iglesia a desarrollar defensas apologéticas para sustentar y transmitir su fe.

Internamente, el papa tuvo que lidiar con problemas derivados de interpretaciones divergentes de la fe cristiana, especialmente ante el surgimiento del gnosticismo, un sistema que se declaraba cristiano pero que implicaba características alejadas del dogma tradicional. Los gnósticos influenciados por planteamientos platónicos y religiones dualistas, rechazaban doctrinas fundamentales como la resurrección corporal y la muerte expiatoria de Jesús. Dichas ideas, defendidas por figuras como Marción—un influyente comerciante y pensador en Roma durante el tiempo de San Aniceto—sembraron confusión entre los creyentes con un rigorismo extremo que contradecía los valores establecidos de la iglesia.

Uno de los eventos más destacados de su pontificado fue el encuentro con San Policarpo, obispo de Esmirna y discípulo directo de San Juan el Apóstol. Policarpo viajó a Roma con el objetivo de resolver una disputa sobre la fecha de la celebración de la Pascua. Mientras que en Oriente seguían la tradición de San Juan, en Occidente prevalecía la tradición petrina. Aunque el desacuerdo no se resolvió—y persistiría hasta el siglo IV en el Concilio de Nicea—, ambos líderes finalizaron sus reuniones en comunión, preservando la unidad y la caridad entre las comunidades cristianas.

No existen registros precisos sobre la muerte de Aniceto, pero el *Liber Pontificalis* lo menciona como mártir. Tradicionalmente, se fija la fecha de su muerte el 17 de abril, aunque no hay unanimidad en este dato. Sobre su entierro, se señala que ocurrió en el cementerio de San Calixto, lugar utilizado frecuentemente por otros papas para su sepultura.

Junto a este personaje hay otros santos y mártires a los que también se les celebra este jueves 17 de abril como los siguientes:

San Ustazades y compañeros (s. IV)

San Acacio de Melitene (s. V)

Beato Jacobo de Cerqueto (s. XIV)

San Inocencio de Tortona (s. IV)

Beato Enrique Heath (s. XVII)

Beata Catalina Tekawitha (s. XVII)

Beata Clara Gambacorti (s. XV)

San Donnan abad y compañeros (s. VII)

Beata María Ana de Jesús Navarro de Guevara (s. XVII)

San Roberto de Chaise-Dieu (s. XI)

San Roberto de Molesmes (s. XII)

La canonización

Canonización del cura José Gabriel
Canonización del cura José Gabriel Brochero. (Reuters/Tony Gentile)

La iglesia católica y ortodoxa utiliza la canonización para declarar como santo a una persona ya fallecida que durante su vida hizo sacrificios o estuvo relacionada a un evento divino a favor de la iglesia.

Esto implica incluir el nombre de la persona en el canon (lista de santos reconocidos) y se concede el permiso de la iglesia católica de venerarla, reconociendo su poder ante Dios.

Durante el Cristianismo, las personas eran reconocidas como santas sin necesidad de un proceso formal; sin embargo, ello cambió en la Edad Media. En el caso del catolicismo, la Iglesia debe hacer una investigación exhaustiva de la vida de la persona a santificar.

Para la iglesia católica existen cuatro formas de lograr el nombramiento: la vía de las virtudes heroicas; la vía del martirio; la de las causas excepcionales, confirmadas por un culto antiguo y fuentes escritas; y la del ofrecimiento de la vida.

Además, se considera si la persona vivió las virtudes cristianas en un grado heroico o si sufrió martirio a causa de su fe, asimismo, es requisito indispensable que haya hecho al menos dos milagros (o uno en el caso de ser mártir).

La iglesia católica en el mundo

Canonización del papa Juan Pablo
Canonización del papa Juan Pablo II. (AP)

El catolicismo es una de las religiones que más se practican en el mundo. Los datos más recientes del Vaticano -particularmente de su Anuario Estadístico Eclesial- señalan que hay más de mil 360 millones de católicos en el orbe.

El continente americano es donde más católicos prevalecen, con casi la mitad de los registrados por el Vaticano, siendo más de una cuarta parte ubicados en Sudamérica.

En los últimos años, el Vaticano ha dado cuenta que la presencia de católicos ha aumentado de forma importante en dos continentes: Asia -particularmente el Medio Oriente- y África.

En contraste, los religiosos en Europa han ido a la baja, mientras que en Oceanía se han mantenido estables.