Buenas acciones, sacrificios mortales e incluso sucesos inexplicables surgidos por una aparente divinidad, son las razones por las que diferentes individuos fueron beatificados y canonizados por el Vaticano para llevar consigo el nombre de santo.
Todos los días, marcados en el calendario, se conmemora la vida y muerte de estos seres, hombres y mujeres, que dedicaron su existencia a la iglesia católica misma que les valió el nombramiento.
Este es el santoral del sábado 7 de diciembre.
Festejo del día: San Ambrosio de Milán
San Ambrosio, nacido en Tréveris alrededor del año 340, fue un destacado arzobispo de Milán y una figura fundamental en la historia de la Iglesia Católica, reconocido como uno de los Padres de la Iglesia y uno de los 33 doctores de la misma. Su vida y obra influyeron significativamente en la consolidación del poder eclesiástico sobre el Estado, además de marcar un punto de inflexión en la relación religión-política en el Imperio Romano.
Hijo de Simmaco, un prefecto romano de las Galias, Ambrosio estudió en Roma, dedicándose a las letras y la jurisprudencia. A los 31 años, ocupaba el cargo de prefecto de las provincias de Emilia y Liguria. Su ascenso al episcopado sucedió de manera singular: mientras actuaba como mediador durante la elección de un nuevo obispo de Milán, la multitud lo aclamó como tal, a pesar de no estar bautizado en ese momento. Tras recibir el apoyo del Papa y ser debidamente bautizado, ordenado y consagrado en 374, se dedicó con fervor a su nuevo papel.
Como obispo de Milán, Ambrosio distribuyó su riqueza entre los pobres y diseñó un extenso programa pastoral, destacándose especialmente por su caridad hacia los marginados. Fundó hospitales y albergues, mostrando un compromiso absoluto hacia los más necesitados. Además, profundizó en su formación teológica bajo la influencia de figuras como San Basilio y otros contemporáneos ilustres. Escribió extensivamente, incluyendo comentarios bíblicos sobre el evangelio de San Lucas y tratados teológicos contra las doctrinas arrianas.
Ambrosio jugó un papel crucial como consejero técnico en cuestiones religiosas para los emperadores romanos, contribuyendo a la decadencia del paganismo. Su influencia sobre Graciano y Valentiniano II consolidó el cristianismo como la religión del Estado. A la muerte de Graciano, utilizó su habilidad diplomática para negociar con el usurpador Máximo, protegiendo los intereses del joven emperador Valentiniano II.
Ambrosio fue también un actor clave en las tensiones entre diferentes facciones religiosas. Durante el reinado de Teodosio I, logró imponerse para que la Iglesia no fuera responsable de actos violentos cometidos por cristianos, lo que lamentablemente facilitó persecuciones. Su influencia fue tanta que contribuyó a la prohibición de los Juegos Olímpicos en 393, vistos como un vestigio del paganismo.
San Ambrosio creó nuevas formas litúrgicas y promovió el culto a las reliquias, jugando un papel central en la conversión y bautismo de San Agustín, otra figura señera de la Iglesia. Con su capacidad de liderazgo y visión, no solo estableció que los emperadores debían someterse a la autoridad divina, sino que consolidó la Iglesia como una entidad supranacional, capaz de sobrevivir a la eventual caída del Imperio Romano. Su legado ha dejado una huella indeleble en la historia organizativa y espiritual del cristianismo en Occidente.
Su fiesta se celebra el 7 de diciembre.
Junto a este personaje hay otros santos y mártires a los que también se les celebra este sábado 7 de diciembre como los siguientes:
San Agatón
San Antenodoro
San Eutiquiano papa y mártir
Santa Fara
San Juan el Silencioso
Santa María Josefa Rossello
San Martín abad
San Sabino
San Teodoro martir
San Urbano obispo
Qué se necesita para ser canonizado
La Iglesia Católica y ortodoxa usan la canonización para declarar como santo a una persona ya fallecida, lo que implica incluir su nombre en el canon (lista de santos reconocidos) y el permiso de venerarla, reconociendo su poder ante Dios.
Durante el Cristianismo, las personas eran reconocidas como santas sin necesidad de un proceso formal; sin embargo, ello cambió en la Edad Media.
En el caso del catolicismo, la Iglesia debe hacer una investigación exhaustiva de la vida de la persona a santificar y existen cuatro formas de lograr el nombramiento: la vía de las virtudes heroicas; la vía del martirio; la de las causas excepcionales, confirmadas por un culto antiguo y fuentes escritas; y la del ofrecimiento de la vida.
Además, es requisito indispensable que haya hecho al menos dos milagros (o uno en el caso de ser mártir). La canonización se hace en una solemne declaración papal y se le asigna un día de fiesta para la veneración litúrgica.
No hay un periodo establecido para realizar la canonización de un personaje, pues incluso hay casos como el de San Pedro Damián que fue canonizado hasta 756 años después de su muerte o, por el contrario, el caso de San Antonio de Padua que fue nombrado hasta 352 días después de su deceso.
La última canonización tuvo lugar en octubre de 2019, cuando el Papa declaró santos al cardenal John Henry Newman y a la hermana Dulce, de Brasil.