
La parálisis cerebral es un grupo de trastornos que afectan el movimiento y el tono muscular o la postura. Se produce por el daño en el cerebro inmaduro en desarrollo, con mayor frecuencia antes del nacimiento.
Los signos y síntomas aparecen durante la infancia o los años preescolares. En general, la parálisis cerebral causa un deterioro del movimiento asociado con reflejos exagerados, distensión o espasticidad de las extremidades y el tronco, postura inusual, movimientos involuntarios, marcha inestable o alguna combinación de estos.
Las personas con parálisis cerebral pueden tener problemas para tragar y, por lo general, tienen un desequilibrio muscular ocular, en el que los ojos no se concentran en el mismo objeto. También pueden tener una amplitud de movimiento reducida en varias articulaciones del cuerpos debido a la rigidez muscular.
La causa de la parálisis cerebral y su efecto sobre la función varían enormemente. Algunas personas con parálisis cerebral pueden caminar; otras necesitan ayuda. Algunas personas tienen discapacidades intelectuales, pero otras no. También pueden tener epilepsia, ceguera o sordera. La parálisis cerebral es un trastorno de por vida. No existe cura, pero los tratamientos pueden ayudar a mejorar la función.
Síntomas
Los signos y síntomas de la parálisis cerebral pueden variar ampliamente de una persona a otra. La parálisis cerebral puede afectar a todo el cuerpo o puede limitarse principalmente a una o dos extremidades, o a un lado del cuerpo. En general, los signos y síntomas incluyen problemas con el movimiento y la coordinación, el habla y la alimentación, el desarrollo y otros problemas.
Movimiento y coordinación
Rigidez muscular y reflejos exagerados (espasticidad), los trastornos del movimiento más comunes
Variaciones en el tono muscular, como ponerse demasiado rígido o demasiado blando
Músculos rígidos con reflejos normales (rigidez)
Falta de equilibrio y coordinación muscular (ataxia)
Temblores o movimientos involuntarios bruscos
Movimientos lentos y de contorsión
Favorecer un lado del cuerpo, como alcanzar cosas solo con una mano o arrastrar una pierna al gatear
Dificultad para caminar, como caminar sobre los dedos de los pies, una marcha en cuclillas, una marcha en forma de tijera con las rodillas cruzadas, una marcha ancha o una marcha asimétrica
Dificultad con la motricidad fina, como abotonar la ropa o recoger utensilios
Problemas para hablar o comer
Retrasos en el desarrollo del habla
Dificultad para hablar
Dificultad para sorber, masticar o comer
Babeo excesivo o problemas para tragar
Desarrollo
Retrasos para alcanzar los objetivos de las habilidades motrices, como sentarse o gatear
Dificultades en el aprendizaje
Discapacidades intelectuales
Retraso en el crecimiento, que resulta en un tamaño menor del esperado
Otros problemas
El daño al cerebro puede contribuir a otros problemas neurológicos, como los siguientes:
Convulsiones (epilepsia)
Dificultad en la audición
Problemas con la visión y movimientos oculares anormales
Sensaciones anormales de tacto o dolor
Problemas de vejiga e intestinos, entre ellos estreñimiento e incontinencia urinaria
Afecciones de salud mental, como trastornos emocionales y problemas de comportamiento
El trastorno cerebral que causa la parálisis cerebral no cambia con el tiempo, así que los síntomas generalmente no empeoran con la edad. Sin embargo, a medida que el niño crece, algunos síntomas pueden hacerse más o menos evidentes. Además, el acortamiento muscular y la rigidez muscular pueden empeorar si no se tratan de forma activa.
Cuándo debes consultar con un médico
Es importante obtener un diagnóstico rápido de un trastorno del movimiento o retrasos en el desarrollo de tu hijo. Consulta con el médico de tu hijo si tienes inquietudes acerca de episodios de pérdida de la conciencia del entorno o de movimientos corporales inusuales o tono muscular anormal, deterioro de la coordinación, dificultades para tragar, desequilibrio de los músculos oculares u otros problemas del desarrollo.

Factores de riesgo
Hay varios factores asociados con un mayor riesgo de parálisis cerebral.
Salud materna
Ciertas infecciones o exposiciones tóxicas durante el embarazo pueden aumentar significativamente el riesgo de parálisis cerebral en el bebé. La inflamación provocada por la infección o la fiebre puede dañar el cerebro en desarrollo del feto.
Citomegalovirus. Este virus común causa síntomas similares a los de la gripe y puede causar defectos congénitos si la madre tiene su primera infección activa durante el embarazo.
Sarampión alemán (rubéola). Esta infección viral se puede prevenir con una vacuna.
Herpes. Esta infección se puede transmitir de madre a hijo durante el embarazo y afecta el útero y la placenta.
Sífilis. Se trata de una infección bacteriana de transmisión sexual.
Toxoplasmosis. Esta infección es causada por un parásito que se encuentra en los alimentos, el suelo y las heces de los gatos infectados.
Infección por el virus del Zika. Esta infección se propaga a través de las picaduras de mosquitos y puede afectar el desarrollo del cerebro del feto.
Infecciones intrauterinas. Esto incluye infecciones de la placenta o de las membranas fetales.
Exposición a toxinas. Un ejemplo es la exposición al metilmercurio.
Otras afecciones. Otras afecciones que afectan a la madre y pueden aumentar ligeramente el riesgo de parálisis cerebral incluyen problemas de tiroides, preeclampsia o convulsiones.
Enfermedad infantil
Las enfermedades en un recién nacido que pueden aumentar enormemente el riesgo de parálisis cerebral incluyen las siguientes:
Meningitis bacteriana. Esta infección bacteriana causa inflamación en las membranas que rodean al cerebro y la médula espinal.
Encefalitis viral. De manera similar, esta infección viral también causa inflamación en las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal.
Ictericia severa o sin tratar. La ictericia se presenta como un color amarillento en la piel. La afección se produce cuando ciertos subproductos de las células sanguíneas usadas no se filtran del torrente sanguíneo.
Sangrado en el cerebro. Esta afección es causada comúnmente por un accidente cerebrovascular que el bebé tiene mientras está en el útero o en su primer año de vida.
Factores del embarazo y el parto
Aunque la contribución potencial de cada uno es limitada, los factores adicionales del embarazo o el parto asociados con el aumento del riesgo de parálisis cerebral incluyen los siguientes:
Bajo peso al nacer. Los bebés que pesan menos de 5,5 libras (2,5 kilogramos) tienen mayor riesgo de desarrollar parálisis cerebral. Este riesgo aumenta a medida que disminuye el peso al nacer.
Múltiples bebés. El riesgo de parálisis cerebral aumenta con el número de bebés que comparten el útero. El riesgo también puede relacionarse con la probabilidad de un nacimiento prematuro y bajo peso al nacer. Si uno o más de los bebés mueren, el riesgo de parálisis cerebral de los sobrevivientes aumenta.
Nacimiento prematuro. Los bebés que nacen de manera prematura corren mayor riesgo de parálisis cerebral. Cuanto antes nazca el bebé, mayor será el riesgo de parálisis cerebral.
Complicaciones en el parto. Los problemas durante el trabajo de parto y el parto pueden aumentar el riesgo de parálisis cerebral.
Diagnóstico
Los signos y síntomas de la parálisis cerebral pueden hacerse más evidentes con el tiempo, por lo que es posible que no se pueda diagnosticar hasta algunos meses a un año después del nacimiento. En algunos casos en los que los signos y síntomas son leves, el diagnóstico se puede demorar más.
Si tu médico de familia o pediatra sospechan que tu hijo tiene parálisis cerebral, él o ella evaluará los signos y síntomas de tu hijo, vigilará su crecimiento y desarrollo, revisará sus antecedentes médico y realizará un examen físico. El médico podría referirte a especialistas capacitados en el tratamiento de niños con afecciones cerebrales y del sistema nervioso, como un neurólogo pediátrico, especialista en medicina física pediátrica y rehabilitación, o especialista en desarrollo infantil.
El médico también podría pedir una serie de pruebas para hacer un diagnóstico y descartar otras causas posibles.
Estudios del cerebro
Las tecnologías de imágenes cerebrales pueden revelar áreas de daño o desarrollo anormal en el cerebro. Estas pruebas pueden incluir las siguientes:
IRM . Las IRM utilizan ondas de radio y un campo magnético para producir imágenes detalladas en 3D o transversales del cerebro. Mediante IRM , a menudo se pueden identificar lesiones o anormalidades en el cerebro de tu hijo. Este examen no produce dolor, pero es ruidoso y puede tardar hasta una hora en completarse. Es probable que a tu hijo le den un sedante o anestesia general suave con anticipación.
Ecografía craneal. Se puede realizar durante la infancia. Una ecografía craneal utiliza ondas sonoras de alta frecuencia para producir imágenes del cerebro. Una ecografía no produce una imagen detallada, pero puede usarse porque proporciona una evaluación preliminar valiosa del cerebro en forma rápida.
Electroencefalograma (EEG)
Si se sospecha que tu hijo tiene convulsiones, se puede evaluar la afección más a fondo con un EEG . Se pueden presentar convulsiones en un niño con epilepsia. En una prueba de EEG , una serie de electrodos se conectan al cuero cabelludo de tu hijo. El EEG registra la actividad eléctrica del cerebro de tu hijo. Es común que haya cambios en los patrones normales de ondas cerebrales en la epilepsia.
Análisis de laboratorio
Los análisis de sangre, orina o piel se pueden utilizar para detectar problemas genéticos o metabólicos.
Pruebas adicionales
Si a tu hijo se le diagnostica parálisis cerebral, es probable que lo remitan a especialistas para que lo examinen en busca de otras afecciones a menudo asociadas con el trastorno. Estas pruebas pueden identificar problemas con lo siguiente:
Visión
Audición
Habla
Cognición
Desarrollo
Movimiento
Otras enfermedades
El tipo de parálisis cerebral lo determina el principal trastorno del movimiento sufrido, pero pueden producirse varios trastornos del movimiento al mismo tiempo. El tipo más común de parálisis cerebral es la parálisis cerebral espástica, que incluye rigidez muscular y reflejos exagerados. Otros tipos de parálisis cerebral incluyen trastornos del movimiento con falta de equilibrio y coordinación (atáxicos) y dificultad para controlar voluntariamente los músculos (discinéticos).
Tras el diagnóstico de parálisis cerebral, el médico puede utilizar una herramienta que consiste en una escala de clasificación, por ejemplo, el sistema de clasificación de la función motora gruesa, para determinar la función y la gravedad del problema en el movimiento, la postura y el equilibrio. Esta información ayuda a seleccionar los tratamientos.

Tratamiento
Los niños y adultos con parálisis cerebral pueden requerir cuidados a largo plazo con un equipo de atención médica. Además de un pediatra o especialista en medicina física y rehabilitación (fisiatra) y posiblemente un neurólogo pediátrico para supervisar la atención médica de tu hijo, el equipo puede incluir una variedad de terapeutas y especialistas en salud mental. Estos expertos prestan especial atención a las necesidades y a los problemas más frecuentes de las personas con parálisis cerebral y pueden trabajar en colaboración con el proveedor de atención médica primaria. Juntos pueden desarrollar un plan de tratamiento.
No existe una cura para la parálisis cerebral. Sin embargo, hay muchas opciones de tratamientos que pueden ayudar a mejorar el desempeño diario de tu hijo. La selección de la atención médica dependerá de sus síntomas y necesidades específicas y las necesidades pueden cambiar con el tiempo. La intervención temprana puede mejorar los resultados.
Las opciones de tratamiento pueden incluir medicamentos, terapias, procedimientos quirúrgicos y otros tratamientos según sea necesario.
Medicamentos
Los medicamentos que pueden disminuir la tensión muscular pueden usarse para mejorar las capacidades funcionales, tratar el dolor y controlar las complicaciones relacionadas con la espasticidad u otros síntomas de parálisis cerebral.
Inyecciones musculares o nerviosas. Para tratar la tensión de un músculo específico, el médico podría recomendar inyecciones de toxina botulinum tipo A (Botox) u otro agente. Las inyecciones deberán repetirse cada tres meses aproximadamente. Los efectos secundarios pueden incluir dolor en el sitio de la inyección y síntomas leves similares a los de la gripe. Otros efectos secundarios más graves incluyen dificultad para respirar y tragar.
Relajantes musculares orales. Los medicamentos como el baclofeno, la tizanidina (Zanaflex), el diazepam (Valium) o el dantroleno (Dantrium) se utilizan a menudo para relajar los músculos. En algunos casos, el baclofeno se bombea hacia la médula espinal con una sonda (baclofeno intratecal). La bomba se coloca quirúrgicamente debajo de la piel del abdomen.
Medicamentos para reducir el babeo. Una opción son las inyecciones de Botox en las glándulas salivales.
Consulta con el médico sobre los beneficios, los riesgos y los posibles efectos secundarios de las opciones de medicamentos recomendados.
Terapias
Una variedad de terapias juegan un papel importante en el tratamiento de la parálisis cerebral:
Fisioterapia. El entrenamiento muscular y los ejercicios pueden contribuir a la fuerza, la flexibilidad, el equilibrio, el desarrollo motor y la movilidad de tu hijo. También aprenderás a cuidar con seguridad de las necesidades diarias de tu hijo en casa, como bañarlo y alimentarlo. El terapeuta puede orientarte para que continúes con el entrenamiento muscular y el ejercicio en casa, entre una cita de terapia y la otra. Durante los primeros 1 o 2 años después del nacimiento, tanto los fisioterapeutas como los terapeutas ocupacionales brindan apoyo en temas como controlar la cabeza y el tronco, rodar y agarrarse. Más tarde, ambos tipos de terapeutas participan en las evaluaciones para sillas de ruedas. Se pueden recomendar dispositivos ortopédicos, como férulas u otros dispositivos de apoyo, para ayudar a tu hijo con actividades como caminar mejor y estirar los músculos rígidos.
Terapia ocupacional. Los terapeutas ocupacionales trabajan para ayudar a tu hijo a adquirir independencia en las actividades y rutinas diarias en el hogar, la escuela y la comunidad. El equipo de adaptación recomendado para tu hijo puede incluir andadores, bastones con base de cuatro patas, sistemas para sentarse y para ponerse de pie, o sillas de ruedas eléctricas.
Terapia del habla y del lenguaje. Los patólogos del habla y el lenguaje pueden ayudar a mejorar la capacidad de tu hijo para hablar con claridad o para comunicarse mediante el lenguaje de señas. También pueden enseñar el uso de dispositivos de comunicación, como una computadora y un sintetizador de voz, si la comunicación es difícil. Los terapeutas del habla también pueden tratar las dificultades para comer y tragar.
Terapia recreativa. Algunos niños se benefician de hacer deportes recreativos o competitivos regulares o de adaptación, como la equitación terapéutica o el esquí. Este tipo de terapia puede ayudar a mejorar las habilidades motoras, el habla y el bienestar emocional de tu hijo. El ejercicio y la actividad física regular pueden promover la salud general y ayudar tanto a los adultos como a los niños a estar en forma.
Procedimientos quirúrgicos
La cirugía puede ser necesaria para disminuir la tensión muscular o corregir anomalías óseas causadas por la espasticidad. Estos tratamientos comprenden lo siguiente:
Cirugía ortopédica. Los niños con contracturas o deformidades graves podrían necesitar una cirugía de los huesos o las articulaciones para corregir la posición de sus brazos, columna vertebral, cadera o piernas. Los procedimientos quirúrgicos también pueden alargar los músculos y alargar o reposicionar los tendones que se acortan por las contracturas. Estas correcciones pueden disminuir el dolor y mejorar la movilidad. Los procedimientos también pueden facilitar el uso de un andador, aparatos ortopédicos o muletas.
Corte de fibras nerviosas (rizotomía dorsal selectiva). En algunos casos graves, cuando otros tratamientos no ayudaron, los cirujanos pueden cortar los nervios que inervan determinados músculos espásticos en un procedimiento llamado rizotomía dorsal selectiva. Esto relaja el músculo de las piernas y reduce el dolor, pero puede causar entumecimiento.
Otros tratamientos
Según sea necesario, se pueden recomendar medicamentos y otros tratamientos para las convulsiones, el dolor, la osteoporosis, las enfermedades de salud mental y las dificultades con el sueño, la salud oral, la alimentación y la nutrición, la incontinencia urinaria, la vista o la audición.
Adultos con parálisis cerebral
A medida que tu hijo con parálisis cerebral se convierta en adulto, sus necesidades de atención médica pueden cambiar. Además de los exámenes de detección generales recomendados para todos los adultos, la atención médica continua incluye la evaluación y el tratamiento de las afecciones que son más comunes en los adultos con parálisis cerebral. Estas pueden incluir lo siguiente:
Problemas visuales y auditivos
Mantenimiento del tono muscular
Control de convulsiones
Problemas de dolor y fatiga
Problemas dentales
Problemas ortopédicos, como contracturas, artritis y osteoporosis
Enfermedades cardíacas y pulmonares
Problemas de salud mental, como depresión
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