Embolia pulmonar: cuáles son sus síntomas, causas y tratamiento

Para tratar una enfermedad hay que conocer sus causas, síntomas y hasta el estado de salud del paciente

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Además conoce la forma en la que se diagnostica esta enfermedad, cómo evitarla y cuáles son los factores de riesgo (Infobae/Jovani Pérez)
Además conoce la forma en la que se diagnostica esta enfermedad, cómo evitarla y cuáles son los factores de riesgo (Infobae/Jovani Pérez)

La embolia pulmonar se produce por un coágulo de sangre que obstruye y detiene el flujo de sangre hacia una arteria en los pulmones. En la mayoría de los casos, el coágulo de sangre comienza en una vena profunda de la pierna y se desplaza hasta el pulmón. En raras ocasiones, el coágulo se forma en una vena de otra parte del cuerpo. Cuando se forma un coágulo de sangre en una o más de las venas profundas del cuerpo, se denomina trombosis venosa profunda.

Debido a que uno o más coágulos obstruyen el flujo de sangre a los pulmones, la embolia pulmonar puede ser mortal. Sin embargo, el tratamiento rápido reduce en gran medida el riesgo de muerte. Tomar medidas para prevenir la formación de coágulos de sangre en las piernas te ayudará a protegerte contra la embolia pulmonar.

Síntomas

Los síntomas de la embolia pulmonar pueden variar mucho, en función de la extensión comprometida del pulmón, del tamaño de los coágulos y de si tienes una enfermedad cardíaca o pulmonar subyacente.

Los síntomas comunes incluyen los siguientes: Falta de aire. Este síntoma suele aparecer repentinamente. La dificultad para respirar sucede incluso en estado de reposo y empeora con la actividad física. Dolor en el pecho. Es posible que te sientas como si tuvieras un ataque cardíaco. El dolor suele ser agudo y se siente cuando respiras profundo, lo que puede impedirte hacerlo. Es posible que también lo sientas cuando toses, te inclinas hacia adelante o te agachas. Desmayo. Si la frecuencia cardíaca o la presión arterial disminuyen de repente, puedes desmayarte. Esto se llama síncope.

Otros síntomas que pueden ocurrir en la embolia pulmonar incluyen los siguientes: Tos posiblemente acompañada de mucosidad con sangre o con vetas de sangre Latidos del corazón rápidos o irregulares Sensación de desvanecimiento o mareos Hiperhidrosis Fiebre Dolor o hinchazón en la pierna, o ambos, por lo general detrás de la parte inferior de la pierna Piel húmeda o descolorida (cianosis)

Cuándo debes consultar a un médico

 Ante cualquier malestar lo mejor es acudir al médico (Shutterstock)
Ante cualquier malestar lo mejor es acudir al médico (Shutterstock)

Aunque cualquier persona puede tener coágulos de sangre que provoquen una embolia pulmonar, hay ciertos factores que pueden aumentar el riesgo.

Antecedentes de coágulos sanguíneos

Corres un mayor riesgo si tú o alguno de tus parientes consanguíneos, como tu padre, tu madre o un hermano, tuvo antes coágulos sanguíneos venosos o embolia pulmonar.

Enfermedades y tratamientos

Algunas enfermedades y tratamientos te ponen en riesgo, por ejemplo: Enfermedades cardíacas. Las enfermedades cardíacas y de los vasos sanguíneos, específicamente la insuficiencia cardíaca, hacen más probable la formación de coágulos. Cáncer. Ciertos tipos de cáncer (especialmente los de cerebro, ovario, páncreas, colon, estómago, pulmón y riñón y los que se han diseminado) pueden aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos. Este riesgo aumenta aún más con la quimioterapia. El riesgo de que se formen coágulos también es más alto si tienes antecedentes familiares o personales de cáncer de mama y tomas tamoxifeno o raloxifeno (Evista). Cirugía. La cirugía es una de las principales causas de los problemas de coágulos sanguíneos. Por esta razón, se pueden administrar medicamentos para prevenir coágulos antes y después de una cirugía mayor, como la de reemplazo de articulaciones. Trastornos que afectan la coagulación. Algunos trastornos hereditarios afectan la sangre y la hacen más propensa a coagularse. Otros trastornos médicos, como la enfermedad renal, también pueden aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos. Enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19). Las personas con síntomas graves de la COVID-19 presentan un mayor riesgo de embolia pulmonar.

Períodos prolongados de inactividad

Es más probable que se formen coágulos de sangre durante períodos de inactividad más largos de lo habitual, como los siguientes: Reposo en cama. Tener que hacer reposo en cama durante un período prolongado después de una cirugía, un ataque cardíaco, una fractura de pierna, un traumatismo o cualquier enfermedad grave te hace más propenso a que se formen coágulos de sangre. Cuando las piernas están en reposo durante mucho tiempo, el flujo de sangre por los vasos sanguíneos se vuelve más lento y se puede acumular sangre en las piernas. En ocasiones, esto genera la formación de coágulos de sangre. Viajes largos. Estar sentado en una posición con poco espacio durante largos viajes en avión o automóvil hace que el flujo de sangre en las piernas sea más lento, lo que aumenta el riesgo de que se formen coágulos.

Otros factores de riesgo

Fumar. Por razones que no se comprenden bien, el consumo de tabaco aumenta el riesgo de coágulos sanguíneos en algunas personas, especialmente en aquellas que tienen otros factores de riesgo. Sobrepeso. El exceso de peso aumenta el riesgo de coágulos sanguíneos, especialmente en personas con otros factores de riesgo. Suplemento de estrógeno. El estrógeno de las píldoras anticonceptivas y de la terapia de reemplazo hormonal puede aumentar los factores de coagulación de la sangre, especialmente para las personas fumadoras o con sobrepeso. Embarazo. La presión del peso de un bebé sobre las venas de la pelvis puede hacer más lento el regreso de la sangre desde las piernas. Es más probable que se formen coágulos cuando la sangre se acumula o fluye más lentamente.

Diagnóstico

La embolia pulmonar puede ser difícil de diagnosticar, especialmente si tienes una enfermedad cardíaca o pulmonar subyacente. Por esa razón, es probable que el proveedor de atención médica analice tus antecedentes médicos, te haga un examen físico y pida pruebas que pueden incluir una o más de las siguientes.

Análisis de sangre

El proveedor de atención médica puede solicitar un análisis de sangre para el dímero D, sustancia que participa en la descomposición de los coágulos. Los niveles altos pueden sugerir una mayor probabilidad de que se formen coágulos sanguíneos, aunque muchos otros factores también pueden causar niveles altos del dímero D.

Los análisis de sangre también pueden medir la cantidad de oxígeno y dióxido de carbono en la sangre. Un coágulo en un vaso sanguíneo de los pulmones puede reducir el nivel de oxígeno en la sangre.

Además, se pueden realizar análisis de sangre para determinar si tienes un trastorno de coagulación hereditario.

Radiografía torácica

Esta prueba no invasiva muestra imágenes en video del corazón y los pulmones. Aunque no se pueda diagnosticar una embolia pulmonar mediante radiografías y pueda parecer que está todo bien aunque exista este problema, estas pruebas pueden ayudar a descartar otras afecciones con síntomas similares.

Ecografía

Un examen no invasivo conocido como ecografía dúplex, a veces llamada exploración dúplex o ecografía por compresión, utiliza ondas de sonido para explorar las venas y detectar coágulos sanguíneos en las venas profundas. Esta prueba puede examinar las venas del muslo, la rodilla y la pantorrilla y a veces de los brazos.

Un dispositivo en forma de varilla llamado transductor se mueve sobre la piel dirigiendo las ondas sonoras a las venas que se están examinando. Estas ondas se reflejan de nuevo en el transductor para crear una imagen en movimiento en una computadora. La ausencia de coágulos reduce la probabilidad de una trombosis venosa profunda. Si hay coágulos, es probable que el tratamiento se inicie de inmediato.

Angiografía pulmonar por tomografía computarizada

La tomografía computarizada utiliza rayos X para generar imágenes trasversales del cuerpo. La angiografía pulmonar por tomografía computarizada , también llamada estudio de embolia pulmonar por tomografía computarizada , crea imágenes en 3D que pueden detectar cambios, como una embolia pulmonar, dentro de las arterias de los pulmones. En algunos casos, el medio de contraste se administra a través de una vena de la mano o del brazo durante la tomografía computarizada para delinear las arterias pulmonares.

Exploración de ventilación y perfusión

Cuando es necesario evitar la exposición a la radiación o al contraste de una tomografía computarizada debido a una enfermedad, es posible que se haga una exploración de ventilación y perfusión . En esta prueba, se inyecta una pequeña cantidad de una sustancia radioactiva llamada marcador en una vena del brazo. El marcador radioactivo traza un mapa del flujo de sangre (perfusión) y lo compara con el flujo de aire hacia los pulmones (ventilación pulmonar). Esta prueba puede utilizarse para determinar si los coágulos de sangre causan los síntomas de hipertensión pulmonar.

Angiografía de pulmón.

Esta prueba proporciona una imagen clara del flujo sanguíneo en las arterias de los pulmones. Es la forma más precisa para diagnosticar una embolia pulmonar. No obstante, como requiere un alto grado de habilidad para realizarla y tiene riesgos posiblemente graves, se suele hacer cuando otras pruebas no proporcionan un diagnóstico definitivo.

En una angiografía pulmonar, se inserta un catéter, que es un tubo delgado y flexible, en una vena grande, generalmente en la ingle y se pasa por el corazón y a las arterias pulmonares. Luego, se inyecta una sustancia de contraste especial en el catéter. Se toman radiografías a medida que la sustancia de contraste se traslada por las arterias de los pulmones.

En algunos casos, este procedimiento puede causar un cambio temporal en el ritmo cardíaco. Además, la sustancia de contraste puede causar un mayor riesgo de daño renal en las personas con una función renal disminuida.

Resonancia magnética (RM)

 Cada enfermedad tiene una o varias formas de diagnosticarla para así detectarla y luego combatirla (Getty Images)
Cada enfermedad tiene una o varias formas de diagnosticarla para así detectarla y luego combatirla (Getty Images)

El tratamiento de la embolia pulmonar se centra en evitar que el coágulo sanguíneo aumente de tamaño y prevenir la formación de nuevos coágulos. El tratamiento inmediato es esencial para evitar complicaciones graves o la muerte.

El tratamiento puede incluir medicamentos, cirugía y otros procedimientos, así como atención médica continua.

Medicamentos

Los medicamentos incluyen diferentes tipos de anticoagulantes y disolventes de coágulos.

Anticoagulantes. Estos medicamentos denominados anticoagulantes evitan que los coágulos existentes se hagan más grandes y que se formen nuevos coágulos mientras el cuerpo intenta romperlos. La heparina es un anticoagulante de uso frecuente que puede administrarse por vía intravenosa o inyectarse bajo la piel. Actúa rápidamente y a menudo se administra junto con un anticoagulante oral, como la warfarina (Jantovin), hasta que el medicamento oral se vuelve eficaz. Esto puede llevar varios días.

Los anticoagulantes orales más nuevos funcionan más rápidamente y tienen menos interacciones con otros medicamentos. Algunos tienen la ventaja de que se administran por vía oral hasta que son eficaces, sin necesidad de usar heparina. Sin embargo, todos los anticoagulantes tienen efectos secundarios y el sangrado es el más común. Disolventes de coágulos. Aunque los coágulos suelen disolverse solos, a veces los trombolíticos (medicamentos que disuelven coágulos) administrados por vía intravenosa pueden disolverlos rápidamente. Debido a que estos medicamentos para disolver coágulos pueden causar sangrado repentino y grave, generalmente se reservan para situaciones que ponen en riesgo la vida.

Cirugía y otros procedimientos

Eliminación de coágulos. Si tienes un coágulo grande en el pulmón, que pone en riesgo la vida, el proveedor de atención médica puede sugerirte extraerlo mediante un catéter fino y flexible que se introduce a través de los vasos sanguíneos. Filtro de venas. También se puede utilizar un catéter para colocar un filtro en la vena principal del cuerpo, la vena cava inferior, que va desde las piernas hasta el lado derecho del corazón. Este filtro puede ayudar a evitar que los coágulos lleguen a los pulmones. Este procedimiento suele realizarse solo en personas que no pueden tomar medicamentos anticoagulantes o que tienen coágulos de sangre aunque tomen anticoagulantes. Algunos filtros se pueden quitar cuando ya no se necesitan.

Atención médica continua

Debido a que puedes correr el riesgo de tener otra trombosis venosa profunda o una embolia pulmonar, es importante que continúes el tratamiento, por ejemplo, que sigas tomando anticoagulantes y que se te controle con la frecuencia que indique el proveedor de atención médica. Además, visita regularmente al proveedor de atención médica para prevenir o tratar las complicaciones.