El atole de arroz con leche es una de las bebidas más representativas de la cocina tradicional mexicana, especialmente durante la temporada invernal y en celebraciones familiares. Su textura espesa, sabor suave y carácter reconfortante lo han convertido en un acompañante ideal para tamales, pan dulce y antojitos típicos. Además de ser delicioso, este atole destaca por su valor energético y su sencillez al momento de prepararse en casa.
El arroz es una fuente importante de carbohidratos, lo que aporta energía al organismo, mientras que la leche proporciona proteínas, calcio y vitaminas esenciales para la salud ósea. Al combinarse, se obtiene una bebida nutritiva y saciante, ideal para el desayuno o la cena. Además, su sabor puede ajustarse al gusto, agregando canela, vainilla o incluso cáscara de naranja para darle un toque especial.
Ingredientes:
- 1 taza de arroz
- 1 litro de agua
- 1 litro de leche
- 1 raja de canela
- 1 taza de azúcar (o al gusto)
- 1 cucharada de esencia de vainilla
- 1 pizca de sal
Preparación:
- Lava el arroz y colócalo en una olla con el litro de agua, la raja de canela y la pizca de sal. Cocina a fuego medio hasta que el arroz esté muy suave y el agua casi se haya consumido.
- Retira la raja de canela y licúa el arroz cocido con un poco del líquido hasta obtener una mezcla espesa y homogénea.
- Regresa la mezcla a la olla y añade el litro de leche, el azúcar y la vainilla.
- Cocina a fuego bajo, sin dejar de mover, durante 10 a 15 minutos, hasta que el atole espese y tenga una consistencia cremosa.
- Ajusta el dulzor si es necesario y sirve caliente.
Para quienes deseen una versión más ligera, se puede sustituir parte de la leche por agua o utilizar leche vegetal. También es posible añadir pasas, coco rallado o espolvorear canela molida al servir, lo que realza el aroma y el sabor de la bebida.
En conclusión, el atole de arroz con leche es una receta tradicional que combina historia, nutrición y sabor. Prepararlo en casa no solo permite disfrutar de una bebida caliente y reconfortante, sino también preservar una tradición culinaria que ha pasado de generación en generación y sigue ocupando un lugar especial en la mesa mexicana.