Más allá de consultar el pronóstico del clima para saber qué vestir o si cargar o no con un impermeable, el reporte meteorológico es un instrumento que se se ha convertido en algo fundamental para diversos sectores como el del transporte (por cielo, mar y tierra), la agricultura, el turismo, la prevención de desastres, la salud pública y hasta para llevar a cabo operaciones militares.
Pero si de por sí predecir el estado del tiempo podría resultar complejo a ello se le suma otra variante: el calentamiento global, que ha hecho aún más urgente la necesidad de mantenerse al tanto para poder actuar y adoptar políticas públicas que reduzcan los riesgos de desastres como alertas sobre inundaciones, sequías, olas gélidas, un mal aterrizaje y otros fenómenos relacionados.
En este contexto, aquí el reporte meteorológico para las próximas horas en Monterrey este martes 26 de agosto:
De acuerdo con AccuWeather, se prevé una temperatura máxima de 31 grados centígrados y una mínima de 20 grados centígrados.
En cuanto a la lluvia, la probabilidad de precipitaciones para esta ciudad será del 70% durante el día y del 25% a lo largo de la noche.
En el mismo sentido, la nubosidad será del 95% en el transcurso del día y del 98% en el curso de la noche. Mientras que las ráfagas de viento alcanzarán los 28 kilómetros por hora en el día y los 26 kilómetros por hora en la noche.
Cuidado con el sol, se espera que los rayos UV alcancen un nivel de hasta 6.
Entre canículas, el clima de Monterrey
La mejor temporada para viajar a la capital regia es de enero a agosto y de octubre a diciembre, temporada en la que se presenta un clima cálido o caluroso, donde apenas hay precipitaciones y con temperaturas que van de los 27 a 35 grados.
Debido a que en el verano las temperaturas son extremadamente altas, la capital vive una sequía que llega a su clímax entre julio o agosto, una temporada que también es conocida como “canícula”.
En contraste, la temporada de lluvia comienza en el otoño, siendo el noveno mes del año el de más precipitaciones, sin embargo, ha habido ocasiones en las que han ocurrido tormentas que dejan severas inundaciones entre abril y junio. En enero, el mes más frío, el termómetro baja a una media de 14 grados aunque el “día más frío” usualmente se registra en febrero.
Según las marcas, la temperatura más baja en la historia de Monterrey fue la de 1983, cuando el termómetro marcó -7.5 grados, mientras que la última nevada cayó en diciembre de 2004; en contraste, el día con la temperatura más alta se registró el 24 de abril de 1958, cuando se alcanzaron los 48 grados.
México reporta incremento en pérdidas de viviendas tras fenómenos meteorológicos extremos
La falta de preparación ante fenómenos hidrometeorológicos representa un costo diario superior a los 25 millones de pesos para las empresas mexicanas, según datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS). Entre 2012 y 2024, se pagaron en promedio 7,591 millones de pesos anuales por siniestros relacionados con tormentas, lluvias intensas e inundaciones, un incremento del 91% respecto al periodo 2001–2012.
Este panorama refleja la creciente vulnerabilidad operativa y financiera de las compañías, especialmente durante la temporada de huracanes, que se extiende hasta el 30 de noviembre, de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
El pronóstico para 2025 indica una alta actividad ciclónica, con la posible formación de entre 8 y 9 tormentas tropicales, 4 o 5 huracanes de categoría 1 o 2 y hasta 6 huracanes intensos, de categoría 3 o superior.
Ante este escenario, Eduardo Gutiérrez, Socio Director en Eikos, consultora especializada en seguros y administración de riesgos, recomienda reforzar tres pilares fundamentales: seguros adecuados, protocolos internos robustos y alianzas estratégicas predefinidas.
En cuanto a cobertura, Gutiérrez advierte que disponer de una póliza no garantiza protección suficiente; “Una póliza integral frente a fenómenos hidrometeorológicos debe contemplar al menos los siguientes elementos: cobertura por huracanes, tormentas, granizo, deslaves e inundaciones; protección frente a interrupción de actividades o pérdida de ingresos; daños a bienes en tránsito o en uso fuera de planta; gastos adicionales por reubicación temporal; remoción de escombros y limpieza; procesos preferenciales de atención de siniestros”, detalla el especialista.
Además, recomienda revisar periódicamente los valores asegurados y mantener actualizadas las ubicaciones de los activos.
Un Plan de Respuesta ante Tormentas (ERP) debe contemplar cinco etapas:
Planeación anual.
Preparación inicial y final.
Respuesta durante el evento.
Recuperación posterior, incluyendo simulacros.
Actualización constante de procedimientos.
Más allá de los seguros, los protocolos internos juegan un papel clave en la gestión de riesgos. Alicia Martínez, Subdirectora de Daños, Autos y Fianzas de Eikos, señala que “es de gran relevancia que los protocolos incluyan canales de comunicación seguros, asignación de responsables por área y mecanismos para documentar daños con el fin de facilitar la gestión con aseguradoras y reducir el impacto en la continuidad del negocio”.