El café capuchino, una de las bebidas más populares a nivel mundial, combina el espresso con leche vaporizada y una capa de espuma, ofreciendo un sabor suave y una textura cremosa que atrae a millones de personas.
Sin embargo, más allá de su atractivo sensorial, muchos se preguntan qué tan saludable es consumir capuchino de forma regular. La respuesta depende de varios factores, incluyendo los ingredientes, la cantidad de azúcar añadida y la frecuencia con la que se consume.
En su forma más básica, un capuchino contiene café, leche y espuma de leche, sin azúcar ni saborizantes añadidos. En este estado, es una bebida relativamente saludable que puede formar parte de una dieta equilibrada.
El café por sí mismo es una fuente rica en antioxidantes, particularmente polifenoles, que ayudan a combatir el daño celular causado por los radicales libres. Se ha demostrado que el consumo moderado de café puede reducir el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2, el Parkinson, el Alzheimer e incluso ciertos tipos de cáncer.
Además, la cafeína presente en el espresso del capuchino actúa como un estimulante natural que mejora el estado de alerta, la concentración y el rendimiento físico y mental. Sin embargo, el consumo excesivo de cafeína puede causar efectos secundarios como ansiedad, insomnio, palpitaciones y dependencia, por lo que se recomienda no superar los 400 mg diarios para adultos sanos, lo que equivale a unas tres a cuatro tazas de café.
En cuanto a la leche, aporta calcio, vitamina D, proteínas y otros nutrientes esenciales. Para quienes toleran bien la lactosa, la leche de vaca puede ser una buena fuente de energía y apoyo a la salud ósea.
Sin embargo, si se opta por versiones con leche entera, el contenido calórico y de grasa puede aumentar considerablemente.
Para quienes buscan una opción más ligera, el capuchino con leche descremada o vegetal (como almendra o avena sin azúcar) puede ser una alternativa más saludable.
El verdadero problema nutricional del capuchino suele aparecer con la adición de azúcar, jarabes saborizados o crema batida, comunes en muchas cadenas comerciales. Estos ingredientes aumentan significativamente las calorías, grasas y azúcares simples, lo cual puede contribuir al sobrepeso, la resistencia a la insulina y otros problemas metabólicos si se consumen en exceso.
Por esta razón, lo más recomendable es preparar el capuchino en casa o elegir versiones simples, sin azúcar añadida, en cafeterías. Endulzarlo ligeramente con stevia o canela en lugar de azúcar refinada puede mejorar su perfil nutricional sin sacrificar el sabor.