¿Insomnio? Según la ciencia esta es la opción no farmacológica más efectiva para revertirlo

El insomnio se define como la dificultad para iniciar el sueño, mantenerse dormido o experimentar un sueño no reparador, a pesar de tener la oportunidad de dormir. Este trastorno del sueño lleva a consecuencias negativas durante el día, como fatiga, dificultad para concentrarse, problemas de memoria, irritabilidad y reducción del desempeño en las actividades diarias. Las causas del insomnio son diversas, abarcando factores como el estrés, problemas de salud mental, cambios en el entorno de sueño, consumo de sustancias estimulantes y ciertas condiciones médicas.

Frente a esta problemática, una de las soluciones más saludables y efectivas es la práctica regular de ejercicio físico. Diversos estudios han respaldado el papel positivo del ejercicio en la mejora de la calidad y la duración del sueño, considerándolo un aliado clave para combatir el insomnio.

La relación entre el ejercicio y el sueño se debe a varios factores. En primer lugar, el ejercicio físico ayuda a regular los ritmos circadianos, es decir, el reloj biológico interno que controla los ciclos de sueño y vigilia. Al realizar actividad física, especialmente si es al aire libre y durante las horas de luz, se fortalece la señalización de este reloj, favoreciendo un ciclo de sueño-vigilia más estable y pronunciado.

Además, el ejercicio contribuye a disminuir el estrés y la ansiedad, condiciones que están estrechamente relacionadas con el insomnio. La actividad física promueve la liberación de endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad, las cuales generan una sensación de bienestar y relajación, preparando al cuerpo para un descanso más reparador.

La intensidad y el momento del día en que se realiza el ejercicio son aspectos cruciales. Aunque la actividad física intensa es beneficiosa para la salud en general, realizarla demasiado cerca de la hora de dormir puede ser contraproducente debido a la estimulación del sistema nervioso. Por ello, se recomienda practicar ejercicios de alta intensidad durante la mañana o la tarde. No obstante, actividades relajantes como el yoga o los estiramientos pueden ser ideales para las horas previas al sueño, ya que ayudan a preparar el cuerpo y la mente para el descanso.

Es significativo mantener la regularidad en la práctica de ejercicio. Establecer una rutina de actividad física no solo mejora la condición física general sino que también ayuda a consolidar hábitos de sueño saludables. Se aconseja integrar el ejercicio de forma gradual y consistente, adaptándolo a las capacidades y preferencias de cada individuo para asegurar su sostenibilidad a largo plazo.

El ejercicio físico se presenta como un método no farmacológico altamente efectivo para combatir el insomnio. Incorporar regularmente actividad física en la rutina diaria beneficia la calidad del sueño y contribuye a un estilo de vida más saludable. Sin embargo, es importante recordar que si el insomnio persiste o se acompaña de otros síntomas, es esencial consultar a un profesional de la salud para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.