Griselda y Ernesto: una historia de presunto feminicidio oculto 30 años en una panadería de Veracruz

En la década de 1990 dos pequeñas dejaron de ver a su madre de un día para otro; Ernesto -su padre- les dijo que Griselda -su madre- se había ido con un hombre a Xalapa. Más de 30 años después restos humanos aparecieron bajo la casa que la familia habitó en el fraccionamiento Las Brisas, al norte de la ciudad de Veracruz.

Son cerca de 100 kilómetros los que separan a Las Brisas de Xalapa, demasiados para que unas pequeñas decidieran ir a ver a su madre, mucho más cuando no sabían dónde estaba exactamente y por qué las había “abandonado”.

Sin embargo, ya adulta la hija menor presentó una denuncia ante la Fiscalía General de Justicia (FGJ) por la posible desaparición de su madre, pues la versión de la “huída” a Xalapa con un hombre ya no la convencía.

Ya con la denuncia, personal de la FGJ comenzó el 18 de octubre las labores de búsqueda en la que fuera la casa de Griselda, Ernesto y las dos pequeñas; apenas dos días después aparecieron restos humanos, mismos que ya analiza el Servicio Médico Forense (Semefo) para saber si coinciden con el ADN de la mujer que desapareció hace 30 años.

Con el paso de los años Ernesto volvió a casarse, vendió la casa donde vivió con Griselda y se mudó con su nueva familia. El que fuera su hogar se convirtió en dos locales de uso comercial que ocultaron por años los restos en su interior.

Cintas amarillas con la leyenda “precaución” impiden el paso a los curiosos; sólo se ven montones de tierra removida afuera de la cortina amarilla que hace no mucho pertenecía a una panadería; antes fue una taquería y por muchos años un taller mecánico, sin que los vecinos sospecharan que debajo se encontraba una fosa clandestina con el cuerpo de una de las 7 mil 200 personas desaparecidas en el estado.

Vecino a la panadería aún está un negocio de tortas que opera con normalidad junto a una de las 669 fosas clandestinas encontradas en Veracruz desde 2006 al 30 de abril de 2023.

Los elementos de la FGJ comenzaron la búsqueda en la zona que fungía como sala y comedor de la casa de Griselda y Ernesto, pero hasta el momento no han proporcionado más información al respecto y esperan al resultado de los análisis forenses.

Lo que sí añadieron es que Ernesto -ahora de 65 años- vive en la localidad de Soledad de Doblado, a 38 kilómetros de la panadería custodiada por policías de Veracruz; y aunque no hay ningún cargo en su contra, las autoridades lo tienen ubicado y bajo vigilancia.

Veracruz no sólo es el estado donde más fosas clandestinas se han encontrado durante la presente administración; también es lugar del entierro ilegal más grande: después de tres años de trabajo, en 2019 familiares de desaparecidos desenterraron 305 cráneos y 22 mil fragmentos óseos en un predio conocido como Colinas de Santa Fe.