
Durante la madrugada del 18 de octubre, el sacerdote José Filiberto Velázquez Florencio, conocido como el Padre Fili, fue víctima de un atentado mientras circulaba por la carretera Tixtla-Chilpancingo en el estado de Guerrero.
Información obtenida por Infobae México reveló que el ataque armado habría ocurrido alrededor de la una de la mañana, cuando el religioso viajaba a bordo de su automóvil.
Fotografías compartidas a este medio expusieron que el vehículo del Padre Fili recibió al menos dos impactos de bala, uno en el parabrisas —del lado del conductor— y otro en una llanta.
Velázquez Florencio, quien es director del Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia “Minerva Bello”, dijo que ante la emboscada en su contra tuvo que escapar hacia la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, en donde se reunió con algunos jóvenes para resguardar su seguridad.

“Corrí hacia la Normal. Ya vamos con los muchachos”, fueron un par de mensajes del sacerdote compartidos con Infobae México tras la agresión.
De acuerdo con la información referida por Velázquez Florencio, el atentado ocurrió en un tramo carretero que conecta con una brecha de terracería. El punto exacto de los hechos se ubica a medio kilómetro del Balneario Moctezuma a poco más de dos kilómetros de la Normal de Ayotzinapa.
“Primero dispararon por la parte de atrás a una llanta, lo que me obligó a detenerme. De ahí se dirigieron hacia el frente y apuntándome por el parabrisas, yo me agaché cuando me apuntaron”, dijo el Padre Filiberto en una primera declaración.
Aparentemente, las personas responsables de este suceso habrían escapado a bordo de una motocicleta luego de los disparos. Hasta el momento de la presente publicación, se desconoce la identidad de los agresores, así como las razones por las que el sacerdote fue atacado.

Al frente del Centro “Minerva Bello”, Velázquez se ha encargado de denunciar públicamente los ataques con drones en distintas comunidades de Guerrero en el contexto de la pugna entre La Familia Michoacana y el grupo de Los Tlacos.
Durante los últimos días de agosto pasado, la organización no gubernamental informó que los bombardeos con dispositivos aéreos orquestados por el crimen organizado habían ocasionado la muerte de dos personas.
Una de los poblados más afectados por esta ola de violencia es Nuevo Caracol, a donde el Centro Minerva envió una caravana de ayuda humanitaria para llevar medicamentos y comida.
Según información compartida por el activista y religioso, los violentos ataques serían obra de La Familia Michoacana, quien busca desplazar a Los Tlacos de municipios como Heliodoro Castillo, Apaxtla, Cuetzala y Cocula para arrebatarles el control de las actividades mineras.
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