“Maté, torturé, no sentía, era trabajo”: era adolescente narco y confiesa que sólo se sale muerto o en prisión

Kevin creció con una mamá que trabajó duro para darle lo necesario cuando su padre los abandonó pero cuando creció se involucró en drogas y delincuentes

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Foto: (Reinserta)
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Los niños y jóvenes en México crecen bajo un contexto de violencia complejo, muchas veces la pobreza los empuja a buscar opciones lucrativas aunque sean delitos de bajo o alto impacto, aunque muchas otras veces los atrae la adrenalina, el sentido de pertenencia, los amigos y este fue el caso de Kevin, quien a los 16 ya era padre, drogadicto y sicario.

“Yo he trabajado toda mi vida, desde que tenía diez años tuve que chambearle para ayudar en mi casa con los gastos; un día mi mamá me dijo: `Ya no vas a ir a la escuela, queda muy lejos´, y me metió a trabajar, y yo digo que no me afectó, porque de todas maneras en la escuela no me querían, ni el maestro, ni mis compañeros, así que estuvo mejor que me sacaran”, recordó su infancia en un análisis realizado por la organización Reinserta, que creó Saskia Niño de Rivera, activista por los derechos de niños y personas privadas de su libertad.

Relató que es muy cercano a su madre quien lo creó con mimos y cariño porque es el único hombre de la familia y el más pequeño, ya que tiene dos hermanas mayores más. Reconoció que tras el abandono de su padre ella trabajó mucho para que a los tres no les faltara nada, sin embargo cuando comenzó a crecer le gustó andar en la calle.

“Como a los catorce o quince años conocí a una chava, al año nos hicimos novios y me la llevé a mi casa para que tuviéramos un hijo, mi hijo fue planeado, yo dije: “La neta quiero tener un hijo”, y le dijimos a mi mamá y a su mamá )de su novia). Pero poquito después, yo me fui a vivir a casa de un amigo y nos la pasábamos en la calle, ahí en el barrio, y me empecé a juntar con amistades malas. Me empecé a descontrolar.

(Foto: Reinserta)
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Se estima que existen al menos 35,000 niñas, niños y adolescentes eran parte de grupos delictivos organizados reclutados la delincuencia, dio a conocer en en 2011, la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), Kevin fue uno de ellos.

“También me empecé a drogar, me gusta mucho la marihuana, la consumía diario, es que pues te pone chido, te viaja, te tranquiliza, bueno muchos la ocupan para andar según bien acá, bien nice, como dicen. Pero yo me la pasaba riéndome, normal, bien grifote (drogado) ¿verdad? También le entraba de vez en cuando a la cocaína, pero esa no me gustaba tanto”.

Una cosa le llevó a la otra, el acceso a las drogas era la vinculación natural con quien las vendía.

“Meses después me ofrecieron unirme al crimen organizado, me metí a trabajar como halcón, donde estuve como un mes, después me pasaron a tiendero, donde vendía droga; como al año me ofrecieron ser sicario, y ahí estuve un año más. En ese tiempo hice de todo, matar, torturar, agarrar gente, de todo, y pus no sentía feo, era trabajo nomás”, comentó para Reinserta sin remordimiento y con la convicción de que no era algo “malo”.

Foto: (Reinserta)
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“Además, a las personas que les hacíamos eso, estaba igual metida en la maña, con la gente inocente no se mete uno. Por eso digo que uno nomás anda haciendo su trabajo. Nunca he soñado con los muertos, es mentira eso de que según... es tu mente, la mente de uno, si tú estás débil tú vas a hacer tu mente débil, y ella te va a jugar chueco”.

Su idiosincracia justificaba su “trabajo”, cualquier orden, por lo más cruel, degradante o irracional tenía que ser cumplida sin peros o condiciones, a la policía no le tenía siquiera respeto, únicamente tenía un solo miedo.

A lo que sí le tengo miedo es al mismo cártel, con esos güeyes no se juega, por eso prefiero mantenerme al margen de todo esto. Porque mucha gente cree que es fácil andar aquí, pero no, estás arriesgando tu vida, y eso no es cualquier cosa, de aquí (narco) nomás sales en la cárcel o en el panteón”.

“Hoy cumplo una medida privativa de libertad de tres años, todavía me faltan dos. He pensado que a lo mejor hubiera reflexionado mejor las cosas y no me hubiera metido en esto, yo tenía todo, nomás que... uno no entiende. No tenía necesidad, pero ahí me gustaba andar de... andar ahí pues. A veces la mamá de mi hijo me lo trae a que lo vea, él ya tiene dos añitos, y yo lo único que quiero es que él nunca se meta en esto, es lo único que me importa”.