REVIEW | Assassin’s Creed Mirage es un interesante paso atrás

Assassin‘s Creed Mirage comenzó como un DLC para Valhalla y, de a poco, comenzó a adquirir una identidad propia. Por eso, Ubisoft decidió apostar por transformarlo en una entrega independiente que, sin presentarse como uno de los grandes títulos de la saga, se toma el atrevimiento de intentar enderezar su destino. Desarrollada por Ubisoft Bordeaux, que hasta ahora había realizado DLC y soporte para los estudios mayores, esta nueva entrega retoma el sigilo y el parkour como pilares de la propuesta, reduce el tamaño del mapa y descarta las actividades de relleno. En el camino alcanza su objetivo en varias ocasiones pero, lamentablemente, pierde de vista un elemento crucial para todo Assassin‘s Creed.

Mirage nos pone en la piel de Basim Ibn Ishaq, un asesino que conocimos en la entrega anterior, y nos cuenta sus orígenes. En una decisión acertada, el juego nos muestra las inquietudes del protagonista cuando era un simple y habilidoso ladrón tratando de impresionar a la Orden de Los Ocultos. A través de una misión tutorial vamos a infiltrarnos a un palacio para robar un objeto misterioso y, como quien no quiere la cosa, conocer al grupo de villanos enmascarados de la aventura. Hablando mal y pronto, son los precursores de los Asesinos y los Templarios.

La historia se desarrolla en Bagdad en el Siglo IX, durante la Edad de Oro Islámica y se ubica en la línea temporal después de Origins, unas décadas antes que Valhalla. En una serie de misiones cortas y, gracias a algunos elipsis bien ubicados, vamos a presenciar el entrenamiento de Basim y cómo pasa de ser un recluta a un miembro respetado de la Orden de los Asesinos. En el camino podremos explorar una recreación fantástica de la ciudad y sus alrededores, con cárceles, cuarteles y espectaculares palacios fortificados donde infiltrarnos.

Ubisoft Bordeaux intenta celebrar los orígenes de la franquicia y para eso decidió volver a sus raíces. Determinar la identidad de Assassin’s Creed Mirage no es una cuestión simple, depende a quién le preguntemos seguro obtendremos una respuesta diferente. En este caso, Mirage se centra en el juego original y de ahí su énfasis en el sigilo y el parkour. Bagdad está diseñada con esto en mente y, además de los techos interconectados y los artilugios que nos permiten usar una polea para dispararnos en el aire o bajar rápidamente, hay cientos de estructuras que facilitan el desplazamiento.

Lamentablemente, no faltarán los momentos que traban el flow de movimiento. Esto se vuelve más obvio cuando estamos tratando de descender a toda velocidad y Basim tiene que decidir entre tirarse de un techo o buscar una forma segura de bajar. La mayoría de las veces vamos a terminar dando un salto al vacío, las otras se quedará frenado o se trepará a alguna estructura ridículamente inútil. Si queremos bajar, habrá que detenerse y presionar un botón para, con todo el cuidado del mundo, ir descendiendo lentamente. Es como si en el afán de volver hacia el pasado, hubieran obviado todos los avances que logró la franquicia en cuanto a parkour.

Sin embargo, es posible adaptarse a estos inconvenientes y anticipar una mejor ruta de desplazamiento. A veces será más seguro ir por la calle entre la gente, otras directamente usar el viaje rápido o una montura. Es un aspecto mejorable pero no se interpone en el disfrute general. Los movimientos son vistosos y precisos, en especial cuando nos infiltramos o estamos escalando una estructura gigantesca. La calidad de las animaciones de parkour y acción contrasta con la mayoría de las capturas faciales, que resultan por demás robóticas y rígidas. Esto es más notorio en las primeras horas de juego, como si el prólogo hubiera sido realizado a destiempo con el resto de la propuesta, pero nunca alcanza el nivel de las últimas tres entregas.

Dejando de lado las animaciones faciales rígidas y sus consecuentes dramas con la sincronización de labios al hablar, incluso si ponemos el juego en inglés, Assassin’s Creed Mirage se ve fantástico. Bagdad y sus alrededores están recreados con lujo de detalle, cada asentamiento y sus habitantes crean la ilusión de una ciudad viva, repleta de historias y aventuras por descubrir. Las puestas de sol son tan espectaculares como recorrer las dunas bajo la luz de la luna, los efectos de iluminación deslumbran aún después de veinte horas de acción y cada misión principal se encarga de ostentar las cualidades técnicas del motor gráfico.

A la hora de la acción, el título de Ubisoft apuesta por una versión simplificada del clásico sistema de combate que va mano a mano con el nuevo enfoque en el sigilo y la infiltración. Basim tiene dos ataques: liviano y pesado, el último se realiza manteniendo presionado el único botón de ataque. Además de un esquive dedicado, contamos con la posibilidad de hacer parry a todos los ataques ligeros con nuestra confiable daga. La dinámica es sencilla, los enemigos brillan de color rojo cuando solo podemos esquivarlos y amarillo si podemos responder con parry.

A pesar de su simpleza, el combate cumple con creces su función. Los asesinatos son rápidos y generalmente ágiles. Se nota que no está pensado para que nos enfrentemos a varios enemigos a la vez. Si nos descubren, nos acorralarán fácilmente y en cuestión de segundos estaremos ante la funesta pantalla de “Desincronizado”. Con un poco de práctica, es posible salir airosos de una batalla múltiple, pero nuestro protagonista es bastante frágil y por lo general siempre es mejor correr y esconderse.

La infiltración es la verdadera protagonista de Mirage y se nota en cada paso. Desde el diseño de los calabozos, palacios y estructuras enormes, pasando por las rutas de guardia claras y memorizables y, en especial, por el abanico de accesorios que Basim tiene a su disposición. La gran mayoría están al servicio del sigilo, ofrecen una salida no letal y son cruciales para completar los desafíos opcionales que otorgan las mejores recompensas. Las bombas de humo generan la confusión ideal para asesinar a alguien y escapar en el más puro anonimato, los dardos somníferos pueden abrir la ventana de tiempo justa en una patrulla que nos deja pasar desapercibidos y las bombas de estruendo atraen la atención de los enemigos a un punto en concreto.

Si combinamos bien nuestros accesorios, las posibilidades de gameplay se abren rápidamente ante nuestros ojos. También hay cuchillos arrojadizos para quienes preferimos dejar un tendal de cadáveres a nuestro paso, pero aún así, los gadgets de apoyo son útiles y enriquecen la jugabilidad en cada ocasión. Llamar a Enkidu para revisar una zona, detectar peligros y marcar puntos de interés se vuelve rápidamente un reflejo, tanto como activar el ojo de águila para sentir la presencia de los enemigos a través de las paredes. La propuesta jugable es el punto más fuerte, que nos invita siempre a hacer un contrato más y nos mantiene interesados en el juego.

El cambio de paradigma en la progresión y en la propuesta en general es absolutamente refrescante. Lejos quedan los mapas gigantescos, los cientos de misiones repetitivas y el contenido masivo, en bruto e inconsecuente. Assassin’s Creed Mirage propone una experiencia reducida con misiones curadas que nunca se vuelven un tedio. Por un lado, tenemos las investigaciones principales que se centran sobre uno de los miembros de la orden de enmascarados. De cada uno se despegan varias misiones de historia que van aportando pruebas sobre la identidad del enemigo y culminan con una gran misión de asesinato. Por el otro, ciertos amigos nos darán actividades opcionales con grandes recompensas como robar ciertos objetos a cambio de recursos o recuperar diez fragmentos de gemas para obtener un set de equipamiento especial.

Por último, tenemos contratos con misiones secundarias. Estas serán las responsables de reutilizar las mejores locaciones de Bagdad, con objetivos secundarios que nos darán mejores recompensas, y nuestra principal fuente de monedas especiales. Mirage tiene tres tipos de moneda únicas que pueden intercambiarse por favores. Se pueden usar para facilitarnos todo tipo de tareas, desde contratar mercenarios o sobornar a los voceros que limpian nuestra reputación, hasta abrir cofres especiales e incluso bajar los precios de las tiendas permanentemente. Son escasas y cada canje vale realmente la pena, además nos deja el dinero regular para comprar recursos de forja y recargar los accesorios.

La ausencia de un sistema de experiencia, leveleo y customización de cada parte del equipamiento se siente como una bocanada de aire fresco para la fórmula. Basim puede equipar un atuendo con habilidades pasivas únicas, una espada y una daga. Combinando e intercambiando los efectos de esos tres objetos podemos adaptarnos a las necesidades de cada escenario. Por ejemplo, un atuendo disminuye un porcentaje de la atención que llaman nuestras actividades ilegales (robo, violencia, etc.) y otro silencia los asesinatos, así los guardias cercanos no podrán escucharnos. Mientras tanto, las armas tienen perks que envenenan o absorben vida con cada enemigo derrotado. Es una propuesta más simple y directa que evita la microgestión constante mientras que ofrece el grado de personalización necesario.

Si analizamos Assassin’s Creed Mirage punto por punto, es un juego bastante completo. Con una duración directa de unas veinte horas, si jugamos la campaña y hacemos algunas misiones opcionales de vez en cuando, y de más de treinta si apuntamos a completar todas las actividades. El apartado técnico, al menos en PlayStation 5, es más que satisfactorio y si estamos dispuestos a obviar las animaciones faciales, se ve realmente bien. La idea de volver al sigilo y la infiltración con un mapa más reducido y sin contenido de relleno hace maravillas con el ritmo de juego. Nunca vamos a sentir que estamos perdiendo el tiempo, inclusive los eventos espontáneos son divertidos.

El problema viene cuando estamos llegando al final y nos damos cuenta de que no hubo momentos memorables. No hay personajes que sobresalgan, situaciones hilarantes ni misterios que nos mantengan en vilo. Basim será un viejo conocido para unos y un nuevo protagonista para otros, pero el juego no hace nada para ayudarnos a empatizar con su lucha. De hecho, si no terminaron Valhalla completo es muy posible que tengan que salir a buscar un video resumen al terminar Mirage, para disfrutar del final lo mejor posible. Un Assassin’s Creed sin una historia apasionante ni personajes memorables, por más virtudes que tenga en cuanto a lo jugable, termina siendo una decepción. Si están dispuestos a relegar el apartado narrativo en pos de un buen juego de infiltración y sigilo, con valores de producción altos y sin contenido de relleno, entonces van a disfrutarlo. Si esperaban el gran regreso a las aventuras de antaño, Mirage pasa cerca pero se queda a medio camino.

7

Un espejismo del pasadoAssassin ‘s Creed Mirage es un homenaje al primer título de la saga. Se centra en el sigilo y la infiltración, con una propuesta concentrada que evita el contenido de relleno y ofrece una experiencia jugable muy satisfactoria sacrificando el costado narrativo.

Revisado en PlayStation 5

Plataformas:

PlayStation 4PlayStation 5PCXbox OneXbox Series SXbox Series X