Como en “La sociedad de la nieve”: cuatro tragedias argentinas que inspiraron libros para no olvidar a las víctimas

Catástrofes como lo ocurrido en Cromañón, Once, la Puerta 12 y el submarino ARA San Juan dejaron cicatrices en la historia reciente del país. La literatura testimonial sirve para dar voz a sobrevivientes y familiares y para cuestionar los motivos que desencadenaron muertes tan dolorosas como evitables.

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"La sociedad de la nieve", de J.A. Bayona, bate récords de audiencia y fue nominada al Oscar.
"La sociedad de la nieve", de J.A. Bayona, bate récords de audiencia y fue nominada al Oscar.

Es la película del momento. En habla hispana y en el mundo, potenciada por la nominación al Oscar. La sociedad de la nieve, dirigida por el cineasta español Juan Antonio Bayona, bate récords de audiencia a la vez que es recibida con grandes elogios por la crítica y logra conmover de a miles. Y, como tantas otras veces, reflota la conversación sobre un libro: esta vez, se trata del homónimo escrito por el periodista uruguayo Pablo Vierci, amigo desde la adolescencia de los sobrevivientes de la llamada Tragedia de los Andes, que tuvo lugar hace nada menos que cincuenta y un años.

El libro de Vierci, a la vez que es recuperado por el éxito de la película, vuelve a poner el foco sobre la llamada literatura testimonial. Se trata de libros que, a través de la palabra, canalizan hechos traumáticos que marcaron la historia. En la Argentina, algunos de esos hechos que dieron lugar a este tipo de obras literarias fueron la tragedia de Once, Cromañón o la búsqueda del submarino ARA San Juan.

En el mundo contemporáneo, el testimonio existió como género en la oralidad cotidiana y perteneció a la esfera jurídica e historiográfica mucho antes de convertirse en literatura. En Argentina, la historia de la literatura testimonial como género encuentra sus orígenes en la segunda mitad de la década de 1950 y cuenta con una genealogía de libros que tiene núcleo recurrente en las atrocidades cometidas durante la última dictadura militar. Son exponentes de este género obras como Operación Masacre, de Rodolfo Walsh y Recuerdo de la muerte de Miguel Bonasso.

Sin embargo, la literatura también aloja producciones que testimonian las tragedias que han tenido lugar en las últimas décadas -en algunos casos azarosas, en otras por negligencia- y que cruzan hechos reales con ficción e invención con verdad.

Cuando el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya chocó contra el pico de una montaña mientras sobrevolaba la cordillera en dirección a Santiago de Chile, los sobrevivientes tuvieron que tomar muchas decisiones para poder salvarse. La sociedad de la nieve, el reciente lanzamiento de Netflix dirigido por Bayona, recupera la historia testimonial presente en un libro homónimo publicado por el sello Planeta.

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A diferencia de cuando los sobrevivientes regresaron a Chile y no fueron del todo bien recibidos tras la polémica que se generó cuando trascendió que habían tenido que alimentarse de los restos de los fallecidos para sobrevivir, la película candidata al Oscar ofrece todos los matices para entender muchas de las decisiones que se tomaron en ese contexto.

Pablo Vierci, autor de La sociedad de la nieve, reflexiona sobre las razones que llevaron a la película a convocar de manera tan masiva al público, sobre todo teniendo en cuenta que esa audiencia está conformada en parte por una generación que no conocía la historia. “Vivimos en torno a prejuicios y estereotipos, o de profecías autocumplidas, que nos permiten vivir día a día sin tener que preguntarnos o reformularnos permanentemente el porqué de las cosas”, explica.

“Pero hay episodios, o historias, que nos permiten detenernos, y entender que en la inmediatez que vivimos, no solo nos interesa lo ‘simple’, que es lo que no tiene hondura, profundidad, sino que si nos dan la oportunidad, y se las damos a los jóvenes de hoy de debatir o reflexionar sobre temas más complejos -sobre el sentido de la vida, para qué estamos acá, por ejemplo- este tema los convoca, los apasiona y les fascina”, explica el escritor uruguayo.

Para el autor, la tragedia podría asemejarse a una “carrera de postas” cuya llama se encendió en los Andes en 1972. “Esa llama se siguió transmitiendo a través de libros, documentales, películas, entrevistas y ahora la antorcha la tiene el espectador joven, que está dentro del avión, formulándose las preguntas y los dilemas que se plantearon aquellos chicos veinteañeros en el 72. Tampoco implica un viaje por el tiempo. No es tan distante, porque pertenecen a la generación de sus padres, de sus abuelos. Pero ahora tienen nuevas respuestas, tal vez más desafiantes, siempre cambiantes, posiblemente superadoras”, sostiene.

Un libro anterior, titulado ¡Viven! El triunfo del espíritu humano, cuenta este accidente desde la mirada del novelista británico, historiador y biógrafo Piers Paul Read. “Siento que lo que la gente conoce desde el libro ¡Viven!, o con la película del mismo título, de 1993, son los mojones de la historia, los grandes hitos: el accidente, la primera noche, la expedición del día 4, el debate sobre el uso de los cuerpos y la expedición del día 11″, describe Vierci.

Una escena de la película '¡Viven!', con Ethan Hawke y John Malkovich
Una escena de la película '¡Viven!', con Ethan Hawke y John Malkovich

“Pero lo que faltaba hacer era bucear entre esos mojones, navegar entre esos hitos, acercándonos al último anillo que es el límite mismo entre la vida y la muerte, donde ambas son como las dos caras de la misma moneda, porque en esta historia irrepetible hay 16 vivos y 29 muertos”, explica Vierci y precisa: “Esta simbiosis única, entre la vida y la muerte, era lo que creo yo que faltaba contar”, suma el escritor y periodista uruguayo.

La sociedad de la nieve está contada en primera persona, de forma coral. Esta decisión tiene un porqué: “Era muy difícil para el que lo narrara, ponerse en el lugar del otro, vivir esa situación límite y tan prolongada en el umbral mismo entre la vida y la muerte, con la muerte pisándote los talones, donde, como dice Roberto Canessa, cuando alguien moría no tenías lástima por él, sino por ti, porque eras el próximo, en la lista de espera”, explica el escritor, que construyó el libro a partir de entrevistas a sus compañeros del colegio y del barrio.

Tragedias argentinas que llegaron a las librerías

En las últimas décadas, la Argentina se asomó a distintas tragedias que tuvieron luego su correlato en distintos libros, algunos en formato periodístico y otros de ficción. Uno de los textos que indaga en una tragedia con amplios efectos expansivos sobre la sociedad es El día que apagaron la luz, de la escritora argentina Camila Fabbri.

La autora se detiene en la historia del recital de Callejeros que terminó en un incendio en el boliche Cromañón 30 de diciembre de 2004. El incendio arrasó con chicos, que se envenenaron con humo negro mientras disfrutaban del pogo. Quince años después, Fabbri escribe una novela de voces múltiples, sobre cómo una generación se topó con la muerte.

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También el periodista Pablo Lisotto decidió meterse de lleno en un episodio trágico en el libro Una tarde de junio. Se trata del suceso fatal ocurrido el 23 de junio de 1968 en el estadio de River Plate, conocido como la “Tragedia de la puerta 12″, en el que murieron aplastadas más de 70 personas con un promedio de edad de 19 años a la salida de un partido de futbol entre Boca y el equipo local.

El trabajo periodístico de Lisotto puso de relieve la responsabilidad del poder. En una entrevista, el autor compartió la hipótesis: “Hubo un operativo policial para impedir la salida de la gente y atrás de esa barrera policial de efectivos de a pie había por lo menos seis integrantes de la Policía montada repartiendo palazos, con lo cual eso generó un pánico generalizado capaz de hacer que la gente debiera elegir entre salir hacia ese destino de golpes o bien recular hacia la misma escalera. Cuando esto ocurre, se genera un fenómeno acordeón entre la masa humana y el resultado es que, entre tanta locura y tanta desesperación, mucha gente muere aplastada y asfixiada. Y así sucedió. Los cuerpos de las víctimas quedaron morados, estaban irreconocibles para muchos de sus familiares”.

¿De qué manera estos hechos son más que infortunios y muestran entramados históricos más complejos? De Cromañón a Ecos, del ARA San Juan a la explosión en una escuela de Moreno, las tragedias de los últimos 15 años ponen en evidencia un entramado histórico, complejo y negligente que la periodista Florencia Halfon lo reconstruye en su libro ¿La corrupción mata?.

Los episodios que Halfon investigó tienen la particularidad de que “le podrían haber pasado a cualquiera”. La periodista señala que le resulta “poco argumento” la corrupción. Aunque no niega esta problemática, la considera un condimento más en el origen de estos accidentes. “Creo que es más complejo y en muchos de estos casos son varias las cosas que funcionaron mal”, dice.

La trágica Puerta 12 del Estadio Monumental.
La trágica Puerta 12 del Estadio Monumental.

Halfon observó que a los sobrevivientes o familiares de estos casos, “les pasan cosas bien distintas”. Mientras que para algunos resulta un alivio o incluso un agradecimiento el hecho de sentirse escuchados pero también hay “miedo de hablar”. “No sé si podría describir un punto en común entre ellos, lo que sí puedo decir es que tienen en común que los medios no trataron todas esas tragedias del mismo modo, incluso algunas casi no fueron mencionadas, como los muertos en la comisaría de Pergamino” advierte Halfon.

Una de los hechos colectivos que contó con mayor visibilidad fue la “Tragedia de Once”, el accidente ferroviario ocurrido en la mañana del miércoles 22 de febrero de 2012, cuando una formación de la línea Sarmiento que estaba arribando a la plataforma número 2 de la estación terminal de Once no detuvo su marcha y embistió contra los paragolpes de contención, con un saldo de 51 personas fallecidas, entre ellas una mujer embarazada.

El libro Once. Viajar y morir como animales de la escritora y periodista Graciela Mochkofsky recupera esta tragedia partir de una investigación sobre las causas y las responsabilidades de este hecho que terminó con la vida de 51 personas. En una entrevista, rescató la actitud de las víctimas que “no querían ser usados políticamente, entendían que no era su función”.

La lista de libros que buscan visibilizar o conocer en profundidad estos accidentes es larga. Otro ejemplo de esta literatura es el libro de Gustavo Oulego sobre la búsqueda del submarino ARA San Juan, que desapareció en noviembre de 2017. El texto recoge el testimonio de Luis Tagliapetra, padre de un tripulante. Allí se relata la experiencia en el mar, participando de la búsqueda de los restos, su angustia y su relación inolvidable con sus compañeros de búsqueda, el duelo final y, por encima de todo, su promesa inquebrantable a su hijo: no parar hasta encontrarlo. Es el relato de un hombre decidido que, cueste lo que cueste, también busca justicia.

En todos estos casos, Halfon encuentra rasgos en común: “La necesidad de justicia, la necesidad de ser escuchados y de que se entienda” porque son los sobrevivientes o sus familiares quienes conocen los detalles de estas historias que encierran muerte pero también una gran pulsión de vida.

Fuente: Télam S.E.