SK Hynix invirtió miles de millones en Estados Unidos para liderar la manufactura de chips

Programas especializados en Purdue y otros centros educativos buscan cerrar la brecha de talento en semiconductores, clave para competir globalmente en el sector

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SK Hynix y la Universidad Purdue desarrollan un complejo de semiconductores (REUTERS/Florence Lo/Illustration/File Photo)
SK Hynix y la Universidad Purdue desarrollan un complejo de semiconductores (REUTERS/Florence Lo/Illustration/File Photo)

En un movimiento que marca la mayor inversión corporativa en su historia, el estado asociado con SK Hynix y la Universidad Purdue ha embarcado en el desarrollo de un complejo de semiconductores con un valor de USD 3.900 millones, así lo reportó The Wall Street Journal. Este proyecto no solo implica la construcción de una planta de fabricación, destinada al empaquetado de chips de memoria para uso en inteligencia artificial, sino también la creación de un centro de investigación y desarrollo conexo. La dificultad ahora radica en el reclutamiento del personal necesario para operar estas instalaciones avanzadas.

Kwak Noh-Jung, director ejecutivo de SK Hynix, destacó la importancia de contratar cientos de ingenieros especializados en diversas disciplinas como la física, química, ciencia de materiales e ingeniería electrónica, para garantizar el éxito de la operación en Estados Unidos. Esta tarea presenta mayores desafíos en el país norteamericano en comparación con Corea del Sur, donde la empresa cuenta con convenios con universidades locales y su propia institución educativa interna. Sin embargo, Kwak enfatizó: “El objetivo final es muy claro. Necesitamos tener muy buenos ingenieros para nuestro éxito en Estados Unidos”.

Esta inversión se inscribe en un esfuerzo más amplio por parte de Estados Unidos para recuperar terreno en un sector manufacturero clave. Entre 1990 y 2020, la cuota de Estados Unidos en la producción mundial de chips disminuyó del 37% al 12%, mientras que la cuota combinada de países como Taiwán, Corea del Sur y China aumentó al 58 por ciento. Las subvenciones federales a través del programa CHIPS han buscado invertir esta tendencia, entregando miles de millones a empresas como Intel, Taiwan Semiconductor Manufacturing Co., y GlobalFoundries para el desarrollo de fábricas en varios estados, con SK Hynix esperando recibir apoyo similar.

Se necesitan cientos de ingenieros especializados para el éxito del proyecto de semiconductores en EEUU (REUTERS/Lee Jae-Won/File Photo)
Se necesitan cientos de ingenieros especializados para el éxito del proyecto de semiconductores en EEUU (REUTERS/Lee Jae-Won/File Photo)

Sin embargo, la sostenibilidad de la industria no solo depende de las subvenciones, sino también de la existencia de una cadena de suministro adecuada, una base de clientes y, fundamentalmente, una fuerza laboral especializada y cualificada. La disminución histórica de empleos en la manufactura de semiconductores, de 287.000 en 2000 a 181.000 en 2017, refleja en parte el traslado de la producción a regiones con menores costos operativos, aunque recientemente ha repuntado a cerca de 200 mil empleos. Susan Houseman, del Instituto Upjohn, señaló que esta tendencia no se debe principalmente a la externalización, destacando que las empresas estadounidenses aún lideran en el diseño de chips.

El reto ahora consiste en animar a más estadounidenses a seguir carreras en el sector, resolviendo el dilema de “qué fue primero: ¿el huevo o la gallina?”. La escasez de fábricas desincentiva a los estudiantes a especializarse en campos necesarios para la industria, aunque iniciativas como el programa CHIPS buscan motivar el interés mediante el desarrollo de programas de capacitación y especialización en semiconductores.

En Purdue, por ejemplo, bajo la gestión del ex presidente Mitch Daniels, se han lanzado programas especializados a nivel de posgrado, pregrado y certificación en semiconductores. Esto, junto con la colaboración en investigación ofrecida a compañías como Saab y Rolls-Royce, refleja el esfuerzo por vincular la academia con la industria.

Estudiantes como Mark Cramer, quien después de participar en un programa de verano consideraron que “cada semana mi interés crecía... Quería ser parte de los innovadores”. La fundación de clubes en campus universitarios y la inscripción de cientos de estudiantes en programas especializados indican un cambio de tendencia que podría beneficiar a largo plazo la industria de semiconductores en Estados Unidos.

Aunque la tarea es formidable, la combinación de financiación federal, colaboración universitaria y la promesa de innovación tecnológica parecen estar alineando los factores necesarios para revivir y sostener la manufactura de semiconductores en el país. El tiempo dirá si estos esfuerzos conseguirán hacer de Estados Unidos un competidor robusto en este crucial sector industrial una vez más.

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