Carles Puigdemont, el tercer regreso del president que no quería volver a presentarse

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Santiago José Sánchez

Argelès-sur-Mer (Francia), 7 may (EFE).- Cuando Carles Puigdemont (Amer, Girona, 1962) aceptó el encargo de Artur Mas para sucederle en la presidencia de la Generalitat, lo hizo con la condición de no volver a repetir. Era 2016, y en estos casi ocho años Puigdemont ha sido el candidato de Junts en tres ocasiones, las mismas que ha prometido que regresaría a Cataluña si ganase las elecciones.

Esta vez parece ser la definitiva: Puigdemont se presenta a las elecciones del 12M con la intención de regresar a Cataluña para ser "restituido" como president, tras haber sido destituido con el artículo 155 de la Constitución en octubre de 2017.

"Si hubiéramos tenido que convencerlo para presentarse no sería candidato", reconoce en conversación con EFE uno de sus más estrechos colaboradores.

Puigdemont es el segundo de ocho hermanos de una familia católica y catalanista de Amer, y su tío Josep fue el primer alcalde del pueblo en democracia, por CiU. Regentan una pastelería en el municipio, de cierto renombre en la zona.

Con 22 años, tuvo un grave accidente de coche que le dejó cuatro meses de baja, algunas cicatrices en su cara -párpado y nariz-, y le cambió la vida; Puigdemont estudiaba entonces filología catalana y trabajaba a media jornada como corrector del diario El Punt.

Tras el accidente tuvo que dejar los estudios para trabajar más horas y ganar más dinero; en El Punt le ofrecieron doblar la jornada y ser periodista, profesión que ejerció hasta que entró en política.

Es creyente, aunque no demasiado practicante, le gusta leer y escuchar rock clásico, no hace deporte y en Bélgica adoptó un gato, Ninu. Su entorno dice de él que es "una persona de convicciones firmes", "coherente" y "bastante solitario".

De su padre Xavier, fallecido en 2019, se despidió por Skype, y en plena campaña electoral ha perdido a su madre, Núria Casamajó, a pocas semanas de aprobarse la ley de amnistía, por lo que tampoco ha podido asistir a su funeral.

Está casado con la periodista Marcela Topor y tiene dos hijas de 16 y 14 años, que se han quedado en Cataluña para seguir con sus estudios y con las que habla cada día.

El primer mitin que recuerda fue el de Jordi Pujol en Girona en 1980; tres años después entró a militar en Convergència, tras años de militancia a favor de la lengua catalana y vinculado a la Crida a la Solidaritat.

Su primer cargo electo fue el de diputado en el Parlament, al que llegó en 2006 como número seis de la lista de CiU por Girona. Al año siguiente, el partido le propuso ser el candidato a la alcaldía de la ciudad, pero no ganó las elecciones y se pasó cuatro años en la oposición. En 2011 sí logró ser alcalde, acabando con 32 años de gobiernos socialistas en Girona.

Pero lo que situó a Puigdemont en primera línea política fue la presidencia de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), a la que accedió en julio de 2015.

Después llegó la propuesta de Mas -que le dio 15 minutos para decidirse-, su presidencia, el referéndum unilateral, la declaración de independencia y su huida a Bélgica.

"Se inventan esto del maletero. A ellos les duele que cruzase esta línea de la frontera en el asiento de atrás de un coche, vestido de president con la cabeza bien alta, para que, si me detenían, me detuviesen como president", explica.

La primera vez que lo detuvieron no fue al cruzar la frontera hacia Francia, sino en Alemania: en contra del criterio de sus abogados, Puigdemont decidió impartir una conferencia en Finlandia, de la que regresó en coche y al cruzar la frontera fue detenido.

De ahí la policía lo llevó a la cárcel de Neumünster, en la que "estuvo bien", en una celda "más cómoda" que la habitación del internado de Collell, donde estudió de joven.

Estuvo allí menos de una semana, hasta que el juez denegó su extradición a España por rebelión. Un año después de su puesta en libertad, regresó a la prisión para entregar un centenar de libros en catalán a su biblioteca.

Las elecciones generales de 2023 cambiaron su destino político: los siete diputados de JxCat fueron la clave para investir como presidente del Gobierno a Pedro Sánchez tras meses de negociación hasta lograr lo que Puigdemont definió como un "acuerdo histórico".

Los siete diputados de Junts dieron el 'sí' a Sánchez a cambio de una mesa de negociación en Suiza y de una amnistía que, una vez aprobada, permitirá su vuelta a Cataluña. Esta vez sí lo hará, asegura. EFE

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