Un chute de vitamina en píldoras de amor perruno contra las largas estancias de hospital

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Patricia Carro

Burgos, 16 abr (EFE).- Java, Uva y Lina son cariñosas, juguetonas, sociables y su única misión es hacer felices a los niños que pasan largas temporadas en el Hospital Universitario de Burgos, aportándoles un chute de vitamina en forma de amor incondicional y juegos, que les ayude a sobrellevar las duras estancias hospitalarias y asimilar mejor la realidad que están viviendo.

“Su función es estar contentas. Mueven la cola, quieren que las acaricien. Y ese es su papel, hacer de vínculo con niños y niñas. Ser un estímulo puente para que podamos llegar a estos peques de una forma diferente”, ha explicado a EFE Sara Burgos, de la Asociación Mil Encinas, responsable de la terapia con perros que acaba de arrancar en el hospital burgalés.

‘Vitamina 4 Patas’, que es el nombre del proyecto pionero en Burgos, y único en Castilla y León, está avalado por estudios científicos, además de testado en pruebas piloto, y ayuda a los niños ingresados en Pediatría a adaptarse al hospital y a disminuir el estrés derivado de sus enfermedades.

“Se ha demostrado que los niños que están en hospitales en los que participan perros en terapia aceptan mejor la hospitalización, los tratamientos y determinadas maniobras que pueden ser dolorosas, además de crear un clima más confortable y atractivo para ellos”, ha indicado el jefe del Servicio de Pediatría del HUBU, Gregorio de la Mata.

Ha recordado que la enfermedad, y sus tratamientos, afectan al estado de ánimo de los pacientes, pero si se consigue que los niños asocien el hospital con algo que no sea ni doloroso ni molesto sino con juegos y terapia con animales “se le quita buena parte del dramatismo”.

Así que en el hospital burgalés pensaron que merecía la pena experimentar y se pusieron a trabajar en este proyecto, frenado por la pandemia, pero ya en marcha, y que este martes ha celebrado su segunda sesión, en la que Java, Uva y Lina han demostrado que en Pediatría están como en casa y que les encanta jugar, y dejarse mimar, por los niños.

Lo primero es llegar y preparar la sala de juegos, bajo la supervisión de las perritas, labradores retriever de 5, 6 y 7 años; y, luego, se da la bienvenida a los niños y se hace una primera toma de contacto acicalando a los animales, cepillándolos para que su pelaje brille lustroso y los peques pierdan cualquier reticencia ante los bonachones animales.

Clara Aznar, de la 'Asociación Mil Encinas', ha explicado que la sesión de terapia aborda diferentes objetivos a nivel cognitivo, emocional y social, pero todo a base de juegos, para conseguir un estímulo motivante divertido, antes de cerrar la terapia con una pequeña despedida en la que se les permite a los niños darle alguna chuche a las perritas.

La reacción en Pediatría es la misma que 'Mil Encinas' recibe en las terapias que realizan en residencias de mayores y otros centros asistenciales, donde les reciben con mucha ilusión: “es como meter un trocito del exterior dentro del hospital. Para ellos es como conectar con el día a día y con su vida normalizada”, ha apuntado Burgos.

Los animales con los que trabaja la asociación no exigen un adiestramiento muy alto, ha reconocido Burgos, pero sí tienen que cumplir con una serie de cualidades muy especiales: tienen que ser perros seguros, equilibrados, que sean capaces de aprender, que inspiren confianza y sean de fácil manejo, además de que les guste jugar y quieran interactuar con los niños.

Por ese motivo, Mil Encinas trabaja con labrador retriever, perros cobradores, que buscan cosas, que pueden ir 700 veces a buscar una pelota y están siempre contentos, que son muy sociables, unos eternos cachorros, y que se dejan mimar por los niños sin perder la alegría en ningún momento.

Java, Uva y Lina van a visitar el Hospital Universitario de Burgos de manera periódica, un par de veces al mes, y el personal sanitario va a ir evaluando el impacto que su terapia tiene en los niños, aunque si todo sale según lo previsto las tres perritas formarán parte ya indisoluble del personal del centro burgalés. EFE

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