Perrate renueva el flamenco junto a Za!: "'Omega' no es un disco que me llame la atención"

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Javier Herrero.

Madrid, 16 abr (EFE).- Hay un presente más allá del disco 'Omega' (1996) de Enrique Morente y Lagartija Nick cuando se habla de flamenco, rock y experimentación. "No es un disco que me llame la atención", confiesa Tomás de Perrate, uno de los renovadores actuales del cante, en parte por su reciente alianza con el dúo Za!.

Juntos han facturado un álbum titulado 'Jolifanto' (Lovemonk Discos Buenos), contrario a la inmediatez actual con sus 8 cortes y casi 50 minutos de duración, y que es la cristalización de unir "elementos aparentemente dispares, pero que no lo son tanto, y crear un artefacto sonoro sin pretensiones, sin expectativas, a ver a dónde nos lleva".

En una charla con EFE, cuentan que todo empezó en un concierto de Za! en el festival sevillano Nocturama al que acudió como público Tomás Fernández, más conocido como Tomás de Perrate (Utrera, 1974), y a uno de los programadores de la cita, miembro de Pony Bravo, se le ocurrió que sería buena idea unir en directo al vanguardista cantaor y al inquieto dúo barcelonés.

"Hay una constante en mis casi 25 años de carrera: desde el primer día fueron apareciendo los personajes y la gente que me hacía falta en el camino, sin buscar, sin pretender. Y con ellos pasó igual", señala con orgullo el músico sevillano.

Añade que en la fusión de sus talentos fue fundamental la capacidad de los miembros de Za! "de comprender la métrica del cante". La química común se hizo evidente en efecto cuando en dos días juntaron todo el material en una residencia en los estudios La Mina, cerca de Sevilla.

"Vamos a cantar por seguiriya", se proponían. Y a partir de ese compás construían la canción. "Otras veces quizás el primer saque lo mandábamos nosotros, igual una idea o una textura que aparentemente no era nada flamenca, un ritmo impar por ejemplo, y él nos devolvía un cante que encajaba", rememora Edi Pou en ausencia de su compañero, Pau Rodríguez.

El resultado era un "trance" sobre los palos flamencos, a veces más cerca del "hardcore", otras del rock experimental, con reacciones de lo más variopinto, pero siempre "desde el respeto y las ganas de escuchar".

"En el primer concierto en un museo precioso de Sevilla con unos arcos mozárabes la gente estaba sentada y podía prestar atención plena a la música. En la misma Sevilla, un año después, tocamos en la Cartuja al aire libre, de pie y a la 1 de la noche compartiendo cartel con Califato 3/4. En la 'Seguiriya MIDI', cuando entra el bombo a negras, fue muy fuerte a escuchar a cientos de personas gritando como en una rave", recuerda Pou.

Iba a ser una experiencia única, pero después del primer concierto vieron "que había que repetirlo". Después del segundo o tercero, que "aquello no era solo flor de un día, que había también campo para recorrer y para aprender y que merecía la pena ser grabado".

Así nació 'Jolifanto', la primera palabra del seminal poema fonético dadaísta de Hugo Ball 'Karawane'. Y dadaísta como los cuadros de Francis Picabia es la portada del álbum, que representa una máquina que a la vez es cortadora de jamón y afinadora de guitarras.

El carácter más desengrasado de su arranque, 'Pregones', y de su conclusión, 'La milonga', son una herencia de la estructura del directo del que nace. Entre medias, brota una "parte industrial o cruda", en la que se echa mano de "noise" casi japonés o "white house" para acompañar unas letras que "no son amables ni agradables".

"La gente, que se acerca con más facilidad al flamenco con esto como puerta, está ávida de que le quiten ya todas las prohibiciones y todo lo que sea previsible, como en esas películas que nada más empezar ya sabes a quién van a asesinar primero", destaca Perrate ante esta alianza que, de alguna manera, recupera el "enlace Barcelona-Sevilla" que en los 70 dio lugar al "rock layetano".

Ante un trabajo así de rompedor, resulta inevitable citar posibles referentes previos como 'Omega', que unió a Enrique Morente y la banda de rock Lagartija Nick, pero ambas partes niegan que haya sido una fuente de inspiración.

"Yo lo escuché después de hacer este disco. La verdad es que no tengo muy escuchado a Enrique Morente, porque siempre he sido más de los cantaores gitanos y, sobre todo, de gente de mi familia, que los tengo a todos ahí. Aún así, a día de hoy no es un disco que me llame la atención. Me la llaman más otras cosas de Enrique", sentencia Perrate con absoluta honestidad y sencillez. EFE

jhv/mcm

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