Mérida presume de su Semana Santa considerada "única en el mundo" por el papa Francisco

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Jero Díaz Galán

Mérida, 24 mar (EFE).- Que la Semana Santa de Mérida es "única en el mundo" es algo que ya no lo dicen solo los emeritenses o los miles de turistas que visitan cada año la ciudad por estas fechas. El propio papa Francisco se ha referido así a esta celebración en la que la pasión de Cristo se rememora en escenarios contemporáneos de aquel tiempo.

Mérida, la ciudad creada en el año 25 a.C. por el emperador romano Octavio Augusto, se convierte estos días, entre sus monumentos con más de 2.000 años de historia, en un inmenso plató en el que recordar la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret en una festividad que tiene la consideración de Interés Turístico Internacional.

En un mensaje de vídeo enviado a fieles y cofrades el día de su pregón oficial, Francisco ha elogiado la Semana Santa de Mérida como "única en el mundo", algo que, a su juicio, ayuda que deje en los creyentes una "huella indeleble y permanente".

Para Jorge Mario Bergoglio, esto es así, "porque muy pocas ciudades pueden revivir estos días que cambiaron la historia de la humanidad en escenarios de más de 2.000 años de antigüedad".

Y es que en Mérida apenas desentonan las agrupaciones de romanos entremezcladas con los pasos de Semana Santa, que pueden regalar estampas más que singulares cuando estos procesionan ante el Templo de Diana o pasan por debajo del Arco de Trajano.

Momentos únicos deja también el paso del Cristo de las Tres Caídas y la Virgen de la Misericordia lo largo del kilómetro de calzada que discurre por el Puente Romano sobre el río Guadiana o la celebración del sobrecogedor vía crucis en el Anfiteatro, único en el mundo junto con el del Coliseo de Roma que suele protagonizar el Sumo Pontífice cada Viernes Santo sin público.

En Mérida el vía crucis, cuya celebración cumple este año su 30 aniversario, tiene lugar en la madrugada del Viernes al Sábado Santo y congrega en el graderío del recinto monumental a miles de personas.

Desde la Junta de Cofradías se insiste en que este acto religioso no es un espectáculo, sino una estación de penitencia y una oración comunitaria que exige silencio. De hecho, las personas que acompañan al Cristo de la O -la talla más antigua de la Semana Santa emeritense, del siglo XIV-, desde la Concatedral de Santa María hasta el Anfiteatro romano, hacen un voto de silencio hasta que la imagen regresa a su iglesia.

El crucificado es portado por 16 costaleros y es la única procesión en la ciudad que no lleva acompañamiento musical, solo el redoble de tambores sordos que hacen sobrecogedor su discurrir por la arena del monumento iluminado con antorchas.

El vía crucis en el Anfiteatro de Mérida, a diferencia del que se celebra en el Coliseo de Roma, integra a todo el espacio romano, ya que las catorce estaciones de la cruz discurren por la arena, mientras que el público ocupa el graderío.

El espaldarazo del papa Francisco a la Semana Santa emeritense se produce en un momento crucial para la capital extremeña, que este año celebra su primer Año Jubilar Eulaliense con el que Mérida quiere reivindicar su lugar en la historia también como cuna del cristianismo en la península ibérica y como uno de los tres centros de peregrinación de la cristiandad, durante los siglos IV, V y VI, junto a Roma y Jerusalén.

Para el alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna, las palabras de Bergoglio "sientan doctrina", ya que en su mensaje "histórico" a la ciudad la reconoce como cuna del cristianismo hispano y como primer centro de peregrinaciones de la península ante el túmulo funerario de Santa Eulalia.

La Semana Santa emeritense es una fusión entre el norte y el sur, entre la sobriedad de las procesiones de Castilla y León y el bullicio de Andalucía, según el portavoz de la Junta de Cofradías, Mario Hernández.

En una ciudad de 60.000 habitantes, el número total de integrantes de las nueve cofradías de la Semana Santa emeritense ronda los 12.000 y de ellos cerca de 6.000 ejercen de nazarenos o costaleros.

Con algunas cofradías que superan o rondan el siglo de existencia, aunque la más antigua es la de la Vera Cruz, ya que su primera fundación data de 1535, la Semana de Pasión en Mérida refleja esa fusión entre el norte y el sur también en la forma de portar los pasos, ya que aunque predominan los tronos de costal, igualmente hay muchos de ellos con varales.

Las que tienen claramente sello andaluz son la vírgenes, según Mario Hernández, ya que muchas de ellas procesionan bajo palio y han pasado por las manos del imaginero y restaurador sevillano Luis Álvarez Duarte.

Con los hoteles completamente llenos, sobre todo de Jueves Santo a Domingo de Resurrección, Mérida presumirá especialmente este año de su Semana Santa en una ciudad que es eterna y que ahora también es alabada por el mismísimo obispo de Roma. EFE.

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