La colilla de un cigarrillo reabre la investigación de un asesinato 23 años después: la policía francesa detiene a un sospechoso tras un análisis de ADN

Las indagaciones no han revelado ninguna relación previa entre el sospechoso y la víctima

Colilla de cigarro en la acera. (Getty Images)

La noche del 27 de febrero de 2002, Fulvio Petrozzi, un artesano de 60 años recién jubilado que vivía en Francia, se hallaba en su domicilio junto a su esposa cuando, alrededor de las 20 horas, salió a la terraza para cerrar los postigos de la cocina. Y al situarse frente a la ventana, recibió un disparo de escopeta en la parte baja de la espalda. Su esposa y varios vecinos acudieron de inmediato y lo encontraron gravemente herido: falleció a los pocos minutos.

No era la primera agresión sufrida por Petrozzi en poco tiempo. 14 meses antes de este crimen, había sido objeto de una brutal agresión en su propia terraza, cuando un ladrón trató de robarle la tarjeta de crédito, amenazándolo con un arma y golpeándolo severamente. La intervención de su esposa impidió el robo. Sin embargo, la policía descartó una conexión entre ambos hechos, ya que el agresor anterior fue identificado y su coartada lo eximió del homicidio de 2002. Como recogió el diario Le Progrès, “las dos causas no están relacionadas, pues el horario del ladrón, identificado y juzgado, es incompatible con el asesinato”. Esta casualidad desconcertó a la policía, pero no fue el único hecho indescifrable de un caso que, a lo largo de los años, permaneció sin resolver.

Pero ahora, cuando nadie lo esperaba, la justicia francesa ha dado un giro fundamental al suceso al identificar y detener a un sospechoso gracias al análisis de la colilla de un cigarrillo hallado en la escena del crimen. El avance, confirmado por el tribunal de Nanterre y difundido por la agencia AFP, se produjo tras la reapertura del caso por la sección “cold cases” de Nanterre, el organismo especializado en crímenes no resueltos.

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La pieza clave de la investigación ha sido un cigarrillo recogido cerca del lugar del crimen en 2002. En aquel entonces, los análisis de ADN disponibles no entregaron resultados concluyentes. Sin embargo, los avances científicos permitieron que los investigadores de “cold cases” solicitaran una revisión de las pruebas biológicas, lo que arrojó finalmente una coincidencia genética con una persona: la identificación se logró gracias a la presencia del perfil genético del detenido en la base nacional de ADN.

Como consecuencia, los agentes de la sección de investigaciones de Grenoble acaban de arrestar a un hombre de 50 años en el área metropolitana de Lyon. Posteriormente, el sospechoso ha sido imputado y se encuentra en prisión preventiva, según detalló el ministerio fiscal. Las autoridades resaltaron que se trata de un individuo fichado por delitos previos relacionados con estupefacientes, “pero nada semejante”, según una fuente citada por el medio Le Parisien.

Sin relación probada con la víctima

El sospechoso, que fue arrestado y sometido a interrogatorio, se mantuvo distante durante su declaración. Según información de Le Parisien, “se mantuvo evasivo” y no reconoció los hechos, proporcionando además “explicaciones extrañas para justificar la presencia de su ADN en el lugar”.

Las primeras indagaciones no han revelado ninguna relación previa entre el sospechoso y la víctima, lo que añade un elemento de misterio a los móviles del crimen. El detenido permanece bajo custodia mientras prosigue el proceso judicial, en un caso que ilustra la persistencia de la justicia y el papel determinante de la ciencia forense en el esclarecimiento de crímenes antiguos.

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