La gripe aviar H5N1, que hasta hace poco era solo un problema en granjas y humedales lejanos, ha tenido un impacto inesperado en las poblaciones de aves silvestres de Europa occidental. En España, el virus ha provocado la muerte de más de un millar de grullas comunes solo durante esta temporada. Los registros oficiales apuntan también a la pérdida de unas 40.000 aves en varios países europeos desde el inicio del episodio.
Aunque la magnitud del brote es notablemente menor en territorio español que en otras zonas del continente, los expertos advierten que la enfermedad sigue presente en varias áreas de invernada. José Antonio Román, coordinador nacional del censo de grullas de la organización Grux Extremadura, ha explicado que la evolución de la situación sigue siendo incierta y que persisten nuevas muertes tanto en humedales como a lo largo de las rutas migratorias.
Las autoridades han centrado sus esfuerzos en la laguna de Gallocanta, Aragón, que sirve de enclave principal para las grullas migratorias y ha concentrado la mayoría de los casos confirmados en España. Hasta la fecha, se han recogido allí 947 ejemplares, de un total de 1.056 aves afectadas en todo el país. Este espacio natural acoge cada invierno a más del 75% de las grullas migradoras en su paso hacia el sur.
Desde mediados de octubre, la Sociedad Aragonesa de Gestión Ambiental (Sarga) mantiene un seguimiento diario en la laguna. El repunte de muertes se dio entre finales de octubre y principios de noviembre, y los cadáveres se han ido retirando de inmediato tanto para su análisis como para su destrucción.
Las grullas y los focos del brote
El patrón geográfico de la enfermedad se ha extendido desde Gallocanta (Zaragoza) hacia otros puntos clave de la ruta migratoria de las grullas. Han aparecido aves muertas en Madrid, Navarra, Huesca, La Rioja y varias provincias de Castilla-La Mancha, Castilla y León y Extremadura, como Guadalajara, Segovia, Cuenca, Toledo, Ciudad Real, Ávila, Salamanca, Cáceres y Badajoz.
La situación vivida en España refleja una ola que en realidad levantó vuelo en el norte: los primeros casos masivos se detectaron a finales del verano en Alemania, donde se recogieron más de 17.000 cadáveres de grullas. Francia se sumó poco después, sobre todo en el lago Der, con al menos 17.000 aves migratorias muertas en el corredor francés.
La cepa de H5N1 identificada en estas grullas es distinta de la habitual en aves de corral, lo que, según los especialistas, indica que no existe “infección cruzada” entre silvestres y domésticas. A pesar de los esfuerzos de las administraciones, la actuación ha sido desigual. En algunas zonas, la retirada de las aves solo se realiza tras aviso ciudadano, y los responsables de censos apuntan que el número real de muertes podría ser mayor, por la dificultad de encontrar todos los cadáveres en espacios naturales.
El virus H5N1: síntomas, evolución y contagio
La gripe aviar H5N1 es uno de los subtipos del virus de la influenza A capaz de provocar enfermedad tanto en aves silvestres como domésticas. Este virus cambia sus genes con facilidad y puede saltar entre diferentes especies. El contagio entre aves se produce a través de la saliva, las heces y el contacto con restos cadavéricos.
Existen, aunque menos frecuentes, casos de transmisión a humanos, normalmente vinculados a contactos muy estrechos con aves infectadas o sus secreciones. El primer caso en personas se detectó en Hong Kong en 1997 y, desde entonces, se ha registrado la presencia del virus en Asia, África, Europa y otras regiones del mundo.
En el último año, además de Europa, el virus se ha propagado a bandadas de aves de corral y rebaños de vacas lecheras en Estados Unidos, con algunos contagios en trabajadores del sector. Los síntomas en humanos pueden ir desde molestias leves similares a un resfriado hasta fiebre alta, dolor de garganta y, en casos muy poco comunes, complicaciones graves.
El riesgo para la población general es bajo, pero los especialistas vigilan los brotes muy de cerca. El virus sobrevive en el entorno durante días: basta con tocar materiales contaminados para exponerse, aunque la transmisión por productos animales cocinados no ha sido documentada.
La posibilidad de infecciones asintomáticas en humanos la recoge una revisión científica reciente del Centro de Control y Prevención de Enfermedades estadounidense, publicada en JAMA Network Open. Según sus autores, “desde 1997, se han notificado en todo el mundo más de 1.000 infecciones por el virus de la gripe aviar A(H5N1) de alta patogenicidad en humanos”.
Añaden: “Dada la persistencia de los brotes de A(H5N1) en animales, comprender la frecuencia de las infecciones por este virus en personas asintomáticas puede contribuir a la evaluación del riesgo para la salud pública y a las recomendaciones de prevención de infecciones”. Se calcula que, solo en Europa occidental, cerca del 10% de la población de grullas invernantes ya ha muerto a causa de la enfermedad en este brote.