Las cifras del impacto ambiental y sanitario del papel higiénico han provocado una reevaluación de los métodos de higiene en los hogares. Y es que según el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC), el consumo anual de papel higiénico en Estados Unidos provoca la destrucción de más de 400.000 hectáreas de bosque, la mayoría en la región boreal de Canadá. En concreto, la organización detalló que un solo rollo implica el uso de 140 litros de agua, 700 gramos de madera y un consumo energético elevado, lo que representa una presión significativa sobre los recursos.
Pero, la fabricación y el desecho del papel higiénico afectan más que solo a los bosques. El proceso de blanqueo introduce sustancias químicas dañinas en los cursos de agua. El embalaje y el transporte incrementan la huella de carbono y el impacto ambiental, mientras que el crecimiento de la demanda extiende la presión sobre ecosistemas vulnerables. Sin duda, estos hechos señalan exponen la urgente necesidad de un cambio en los hábitos de higiene, no solo por el consumo directo que han detectado algunos expertos, sino por los efectos secundarios en la cadena de producción.
“La limpieza en seco puede dejar bacterias y materia fecal”
En el plano sanitario, expertos advierten sobre los riesgos de la limpieza en seco. Algo confirmado por la dermatóloga Rosemarie Ingleton, al asegurar que “la limpieza en seco puede dejar bacterias y materia fecal”, tal y como recoge el Daily Galaxy. Esto incrementaría el riesgo de irritación e infección, especialmente en casos de hemorroides o piel sensible. Ingleton considera que el papel higiénico puede causar más complicaciones que beneficios para personas con afecciones digestivas y cutáneas.
La respuesta tecnológica a estos problemas ha surgido de la mano de la innovación en Japón. Los inodoros Washlet, reconocidos por su función de bidé integrado, transformaron el estándar de higiene en los baños japoneses. El informe de 2023 del Ministerio de Tierras, Infraestructura, Transporte y Turismo de Japón establece que más del 80 % de los hogares en el país utilizan bidés a diario. El mismo documento detalla los accesorios que se incluyen en cada unidad: incorporan chorros de agua regulables, asientos con calefacción, secadores de aire y tecnología de funcionamiento sin contacto.
No obstante, esta adopción masiva no se atribuye únicamente a la comodidad. Los profesionales sanitarios fueron los primeros en fijarse en este sistema debido a las ventajas que prestan las limpiezas con agua a personas con dolencias digestivas o cutáneas. En este contexto, el doctor Thomas L. Schwartz, especialista en gastroenterología, afirma que los bidés “reducen la transferencia de bacterias y las molestias en pacientes con problemas intestinales crónicos”.
Beneficios medioambientales, económicos y de higiene
Por otro lado, diversos análisis definen el nuevo estándar de sostenibilidad de los sistemas de bidé. Un estudio elaborado en 2022 por The Environmental Paper Network calculó que cambiar a opciones basadas en agua puede disminuir hasta en un 100 % el uso doméstico del papel higiénico, en función de los hábitos de uso. De acuerdo con el informe, los beneficios tangibles figuran en la preservación de bosques, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la menor carga para plantas de tratamiento de aguas residuales y una disminución en los bloqueos de alcantarillado y problemas de plomería en zonas urbanas.
A diferencia de la percepción habitual, la accesibilidad y asequibilidad de los accesorios de bidé han favorecido su rápida adopción. Los sistemas más sencillos compatibles con inodoros estándar parten desde 40 dólares, mientras que modelos avanzados con control de temperatura y remoto pueden encontrarse por menos de 600 dólares, de acuerdo con los fabricantes y portales de compra especializados. La instalación es rápida y no demanda modificaciones estructurales.
En concreto, Brondell, empresa especializada en higiene sanitaria, calcula que una familia de cuatro integrantes puede eliminar el uso de más de 380 rollos de papel higiénico al año, ahorrando entre 180 y 250 dólares. Algo valorado por sus compradores, como Rachel F, residente de Brooklyn: “Lo probamos por curiosidad, pero ahora estamos completamente convencidos. Estamos más limpios y no hemos repuesto papel higiénico en meses”. Esto podría suponer un gran avance medioambiental y económico global, así como un alivio para los sistemas urbanos de saneamiento.