Sofía Suescun ha vuelto a la actualidad debido a sus problemas familiares. Si bien la joven lleva un año centrada en su carrera como influencer, en su relación con Kiko Jiménez y el cuidado de su casa, de la que está orgullosa y presume en redes sociales, su entorno más cercano vuelve a pronunciar su nombre y la sitúa en el foco público.
En esta ocasión ha sido su hermano, Cristian Suescun, quien ha avivado la polémica tras acusar a Kiko de ser “un tío muy perverso” y de “aprovecharse de todas las mujeres”, declarando que “es el guionista de todo”. Tras unas horas de silencio, Sofía se pronunció en sus redes para mandar un mensaje de apoyo a su novio, afirmando que es su mejor apoyo, agradeciéndole “por estar siempre ahí, en las buenas y en las peores, sin soltarme de la mano”.
Diez años en el foco mediático
Sofía Suescun lleva diez años siendo conocida, en parte por haberse convertido en ganadora de formatos como Gran Hermano y Supervivientes, pero también por su faceta de influencer. De hecho, esto es a lo que se dedica actualmente, pues permanece ajena a los platós de televisión, centrada en sus redes, donde solo en Instagram acumula más de 1,5 millones de seguidores.
Su contenido está centrando en su estilo de vida y principalmente muestra su vivienda. Una casa unifamiliar ubicada en la localidad de Valdemorillo de la que está tan orgullosa que no duda en mostrar parte de sus rincones. Eso es algo que Sofía hace porque sabe que gusta mucho a sus seguidores y que ya es una tradición, pues tras su llegada a Madrid, en 2018, ya enseñó cómo era su casa.
La vivienda de aquel entonces nada tenía que ver con la de ahora, pues era un modesto piso situado en el barrio de Ensanche de Vallecas, cercano al centro de la ciudad y con todo lujo de comodidades.
El primer piso de Sofía Suescun estaba en el barrio madrileño de Vallecas
La vivienda en la que Sofía Suescun se instaló junto a su madre en Madrid contaba con apenas dos habitaciones, un salón con cocina integrada y un baño. Sin casi armarios ni apenas espacio de almacenamiento, y con cajas ocupando cada rincón, las exconcursantes de Gran Hermano tuvieron que ingeniárselas para compartir ese piso con sus dos perros y dos gatos.
“Es pequeñita, pero es de paso”, explicaba Sofía, dejando claro que no tenía intención de permanecer allí demasiado tiempo. Aun así, para ella suponía un cambio radical de vida. La influencer mostró cada estancia en su canal Los mundos de Sofía, grabando incluso la reacción de su madre al cruzar la puerta por primera vez. Pese a la modestia del lugar, Maite Galdeano lo recibió con entusiasmo: “¡Qué sensación de hogar!”, exclamó nada más entrar, feliz por poder convivir con su hija.
En aquel momento, Sofía tenía 22 años y acababa de conquistar la televisión tras ganar dos realities. Aunque podía haberse independizado por completo, decidió que Maite la acompañara en esta nueva etapa. “Me hace mucha falta en mi vida”, confesaba la tercera finalista de Supervivientes All Stars sobre su madre, destacando la estrecha conexión que las unía.
“Me da muy buenos consejos”, añadía Sofía, que contaba a sus seguidores cómo madre e hija lo hacían prácticamente todo juntas: desde entrenar en el gimnasio hasta pasear a sus mascotas. Unas rutinas que se mantuvieron durante años, hasta que hace un año Maite reveló que su relación con Sofía está rota, algo que, según ella, se debe a la influencia de Kiko Jiménez.
Pero en aquella mudanza y aquella etapa en Vallecas, Sofía estaba soltera y muy unida a su madre. Maite, por su parte, no escatimaba en halagos: “Te veo y se me ilumina el corazón”, decía frente a las cámaras de Mtmad.