La relación entre abuelos y nietos es un pilar fundamental en muchos hogares, caracterizado por una complicidad especial que no siempre está presente en otras dinámicas familiares. Esta conexión permite a los mayores asumir un rol menos estricto y más indulgente, que otorga una flexibilidad que fortalece los lazos afectivos. Sin embargo, en este contexto, es crucial establecer límites claros para evitar acciones que puedan dañar la confianza dentro del núcleo, según el medio italiano Fanpage.
DeeDee Moore, fundadora de un proyecto dedicado al apoyo y asesoramiento de abuelos Morethangrand, puso en el centro del debate un comportamiento habitual que, aunque parece inofensivo, puede tener efectos negativos. En un vídeo compartido en TikTok, donde cuenta con 15.000 seguidores, Moore ha abordado la frase utilizada frecuentemente por estos familiares tras permitir a los nietos romper alguna regla: “No se lo digas a mamá o papá”. Moore advierte que, aunque puede parecer un simple comentario cómplice, este acto puede comprometer la confianza entre padres e hijos y transmitir a los más pequeños la errónea idea de que mantener secretos es algo normal y aceptable.
Los peligros ocultos de lo cotidiano
En el vídeo, que ha captado la atención de miles de usuarios, esta abuela insta a los adultos a reevaluar el impacto de estas palabras. Según ella, al pedir a un niño que guarde algo en secreto para sus padres, se está fomentando una cultura del engaño dentro de la familia: “Le estás pidiendo literalmente que mienta” Aunque se trate de algo trivial, como dar un postre fuera de horario o permitir más tiempo frente a la televisión, el principal mensaje que subyace es que ocultar acciones a los responsables está permitido.
La seguridad y confianza que se establece entre padres e hijos se construye a través de una comunicación clara y abierta. Moore ha subrayado que enseñar a los niños a ocultar información de sus padres puede debilitar esta estructura. “La seguridad de un niño también depende de su capacidad para contarles todo a sus padres”, ha explicado Moore, destacando que incluso las omisiones con buena intención pueden ser perjudiciales. Este tipo de comportamiento es similar al que utilizan aquellos que buscan aprovecharse del silencio o la vulnerabilidad de los pequeños.
Replanteando el concepto de los secretos
Para evitar malentendidos, la experta sugiere una regla sencilla: si una acción no se puede compartir de manera abierta con los padres, tal vez la actividad no debería llevarse a cabo en primer lugar. Aunque algunos comentarios en el vídeo minimizan el problema, muchos abuelos y padres han expresado su gratitud hacia Moore por resaltar un aspecto a menudo pasado por alto en la crianza. Una internauta ha resumido este sentimiento al afirmar que “los adultos seguros de sí mismos no les piden a los niños que guarden secretos”.
Una manera eficaz de ayudar a los niños a entender esta diferencia, según los expertos de Consent Parenting consultados por el HuffPost británico, es enseñarles a distinguir entre un secreto y una sorpresa. Mientras los secretos son información oculta que puede causar miedo o vergüenza, las sorpresas, como una fiesta o un regalo, están diseñadas para provocar alegría y son temporales. Inculcar en los niños respuestas como “en nuestra familia no guardamos secretos” puede ser un recurso valioso que refuerce su seguridad y confianza, incluso en situaciones que parecen insignificantes.