Es casi seguro que, alguna vez en nuestra vida, hemos oído a alguien contarnos que las cafeteras italianas no tienen que limpiarse para que el café sepa mejor. Sin embargo, lo cierto es que este es solo uno más de los falsos mitos que circulan por la sociedad. “Ese bulo que viene de nuestros padres, madres, abuelos, que nos decían que la cafetera italiana no hacía falta lavarla estaba súper extendido”, ha contado Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de alimentos, en una entrevista con Maldita.es.
Ha sido en el canal de Twitch de este mismo medio donde la experta ha sido entrevistada por los periodistas Joselu Zafra y Lau G. Merino, en una conversación de una hora que ha versado, exclusivamente, sobre el café y los efectos de la cafeína. Sin embargo, antes de profundizar en este tema, Joselu ha comentado su manía de tener siempre limpias las cafeteras. “Me encanta no solamente el hacerme el café sino cuidar mi cafetera italiana. Tengo mucha manía con la limpieza de las cafeteras”, ha contado él. Al escuchar esta afirmación, la experta ha decidido desmentir el que no haya que limpiar este utensilio.
“Es una cerdada”, ha asegurado ella de forma categórica, para luego explicar que se trata de “una materia orgánica en la que pueden crecer microorganismos, fundamentalmente moho”. Además, se trata de un aparato en el que está siempre presente la humedad y que tiene “zonas a las que es muy difícil acceder”, por lo que si se deja un tiempo largo sin limpiar puede acabar siendo arriesgado para la salud. “Comparto contigo esa obsesión un poco por la limpieza”, ha reconocido la dietista-nutricionista, “pero no es una obsesión, sí que hay que lavarlas”. En este sentido, la experta también ha lamentado que sea un bulo tan difícil de erradicar, dado que, aunque ya hace tiempo que se sabe, “hay gente que todavía te insiste en que no, que no hay que aclararla”, y es todo lo contrario.
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La teína y la cafeína son lo mismo
Una vez concluida esta parte de la conversación, los periodistas han querido ahondar en el tema de la cafeína. “Es un alcaloide que podemos encontrar de forma natural en muchas plantas distintas”, la ha definido Robles. “También está en el té, en el cacao, en el guaraná”, ha seguido después, para hacer hincapié en el hecho de que “en todos los casos estamos hablando de la misma molécula”. Así, la llamemos mateína o teína, por ejemplo, “siempre es cafeína”, y es algo que, para ella, debemos tener en cuenta a la hora de valorar nuestro consumo diario.
La tecnóloga también ha sido cuestionado por el efecto que dicha molécula tiene en nuestro cuerpo cuando la ingerimos. “El modo de acción de la cafeína es precisamente competir con otra molécula”, ha empezado ella. “En nuestro cerebro está la adenosina, una molécula que influye sobre el sueño y parece que favorece esos estados de sueño”. De este modo, lo que hace la cafeína es ocupar los receptores que normalmente ocuparía la adenosina, generando un doble efecto: “Ni se produce el sueño ni se produce la inhibición de otros neurotransmisores que nos mantienen más alerta”.
Además, en relación a la distinta tolerancia de las personas al café, Robles ha señalado que cada uno puede tener su “ritmo de metabolismo”. “Es verdad que la sensibilidad es bastante individual”, ha afirmado. Por ello, si nos afecta mucho o poco el café es porque “hay gente que elimina la cafeína de una manera más eficaz y no está tanto tiempo en el cuerpo”, algo que puede no ser así en la gente que es excesivamente sensible a esta sustancia.
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