Indultos, amnistía... ¿y referéndum? La nueva línea roja de Sánchez con la que se cierra en banda porque va “contra la convivencia” de Cataluña

El presidente del Gobierno insiste en rechazar esta posibilidad por una cuestión de inconstitucionalidad, pero también se opone desde el punto de vista político

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Con la concesión de la amnistía a los encausados por el procés catalán, en el marco de los pactos con Junts y ERC para ser investido presidente del Gobierno, Pedro Sánchez consumó su último cambio de posición, uno de los más importantes.

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En primer lugar, porque la Constitución española no recoge la oportunidad de celebrar una consulta que permita la segregación de una parte de su territorio. Desde el punto de vista político, Sánchez aludió a que una consulta unilateral cabalgaría en el sentido contrario a su estrategia de “normalización, convivencia y reencuentro” aplicada en Cataluña desde su llegada a la Moncloa en 2018. En resumen, los indultos y la amnistía contribuyen a desinflamar el conflicto, mientras que un referéndum no sería coherente con su línea de actuación porque supondría enfrentar a los catalanes al decidir si quieren ser catalanes o españoles.

Indultos y amnistía, sí; referéndum de autodeterminación, no

En este sentido, los socialistas se amparan en los resultados de las dos últimas elecciones para celebrar la acogida de la sociedad catalana a estas políticas de “reconciliación”. Y es que, tanto en las municipales del 28 de mayo como en las generales del 23 de julio, el PSC fue la primera fuerza, doblando el brazo a ERC y Junts. Aun con el cambio de posición en torno a la amnistía, Sánchez considera que esta línea va en coherencia con la acción realizada previamente en este territorio, algo que –en sus palabras– no ocurriría con un referéndum de autodeterminación.

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La política está para resolver problemas, aportar soluciones y no dar rienda suelta a las venganzas de nuestras propias pasiones”, reconoció el propio Sánchez en una famosa entrevista con Carlos Alsina antes del 23-J para justificar la concesión de los indultos a los principales líderes independentistas encarcelados, entre los que se encontraba el presidente de ERC y vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras.

Con la actual defensa de la amnistía, cuya medida inicia su tramitación este martes con su admisión a trámite en el Congreso, Pedro Sánchez adopta uno de los cambios de opinión más flagrantes, fiando esta decisión a sus “efectos balsámicos”, como los que en su día tuvieron los indultos. Hasta antes del 23 de julio, la posibilidad de esta medida no era “algo futurible”. “Llevo cinco años gobernando. El independentismo pedía la amnistía y no lo ha tenido; lo que ha tenido son indultos condicionados”, zanjó en una entrevista en TVE dos días antes de la cita con las urnas.

“Efectos balsámicos” de la amnistía para paliar las críticas

En la campaña de las elecciones de noviembre de 2019, Sánchez se comprometió a traer de vuelta al expresidente de la Generalitat: “Yo me comprometo aquí y ahora a traerlo de vuelta a España y que rinda cuentas ante la Justicia española”, y tras conceder los indultos, enterró la posibilidad de aplicar una medida de gracia a Carles Puigdemont, a quien ha recomendado “comparecer y someterse ante la Justicia”.

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A la espera de que la ley de amnistía se apruebe en las Cortes y se resuelvan los previsibles recursos de inconstitucionalidad, todo apunta a que el expresidente de la Generalitat sería uno de los principales beneficiados de la norma. El pasado 28 de octubre fue la primera vez que Sánchez la abrazó públicamente para “hacer de la necesidad una virtud”.

“Cataluña está lista para el reencuentro total. Los representantes de más del 80% de los catalanes respaldan esta medida. Y por esas mismas razones, en el nombre de España, en el interés de España, en defensa de la convivencia entre españoles, defiendo hoy la amnistía en Cataluña por los hechos acaecidos en la década pasada”, sostuvo ante los suyos, un argumento que el líder socialista traslada constantemente a la opinión pública.

Los portavoces de Junts y ERC en el Congreso, Míriam Nogueras y Gabriel Rufián. (Congreso de los Diputados)
Los portavoces de Junts y ERC en el Congreso, Míriam Nogueras y Gabriel Rufián. (Congreso de los Diputados)

Como en su día ocurrió con los indultos, y en caso de prosperar, el tiempo pondrá la amnistía en su lugar de la historia. Sánchez apuesta por sus “efectos balsámicos” para acallar el rechazo popular a la norma, pero el ruido sobre el siguiente paso exigido por los independentistas no desaparecerá fácilmente, ya que la estabilidad de la legislatura depende de los acuerdos que se alcancen en los espacios de diálogo habilitados.

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En las reuniones periódicas en Ginebra entre PSOE y Junts, la negociación se bifurca en dos caminos: el del ámbito del reconocimiento nacional, y el de los déficits y limitaciones del autogobierno. El texto político constata que PSOE y Junts afrontan estas citas con posiciones radicalmente opuestas en lo relativo a la resolución del conflicto político con Cataluña. Por ello, dejan claro en el acuerdo las diferentes recetas en el marco de los dos ámbitos permanentes. “Al mismo tiempo, constatan que se pueden alcanzar acuerdos importantes sin renunciar a las respectivas posiciones”, añade el texto rubricado por ambas fuerzas.

Por otro lado, en el acuerdo sellado por ERC y PSOE, ambas fuerzas señalaron que la negociación sobre el futuro político de Cataluña pasará a “una fase de planteamiento, análisis y diálogo sobre propuestas políticas en esta materia, que debe avanzar a un ritmo constante y satisfactorio para ambas partes, incluyendo reuniones periódicas para abordar todas las propuestas y trabajar sobre mecanismos que posibiliten su viabilidad”.

Hasta que esos acuerdos lleguen, los socialistas defienden envolver estas negociaciones en los “espacios de la discreción”, una estrategia que “permitió” la investidura y a la que fían la estabilidad de la legislatura.

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