Armengol insta a “acatar todos y cada uno de los preceptos” de la Constitución: “No están escritos la crispación, el desprecio o el enfrentamiento”

La presidenta del Congreso ha reivindicado la ley de leyes como la “cura más efectiva contra la discordia” en un momento de máxima crispación política

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La presidenta del Congreso, Francina Armengol, da un discurso en el Congreso. (Mariscal/EFE)
La presidenta del Congreso, Francina Armengol, da un discurso en el Congreso. (Mariscal/EFE)

La presidenta del Congreso, Francina Armengol, se ha estrado este miércoles 6 de diciembre en la Recepción con motivo del Día de la Constitución. En su discurso, la tercera autoridad del Estado ha instado a “acatar todos y cada uno de los preceptos” de la Carta Magna en su 45 aniversario, recordando que “en nuestra Constitución no están escritos la crispación, el desprecio o el enfrentamiento”. Precisamente, la tensión por la amnistía a los encausados por el procés catalán y el bloqueo de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (GCPJ), con el mandato caducado desde hace cinco años, han marcado un nuevo cumpleaños de la ley de leyes.

En el acto han estado presentes miembros de las Mesas de ambas cámaras, miembros del Gobierno, representantes de las altas instituciones del Estado, diputados, senadores y otras autoridades. Ante todos ellos, Armengol ha señalado que “podremos debatirla, podremos intentar mejorarla, podremos adaptarla a los tiempos cuando el tiempo pase, pero siempre querremos celebrarla. Que una Constitución cumpla años es motivo de salud democrática y motivo, sin duda, de fiesta”. Asimismo, ha remarcado que la Carta Magna de 1978 fue “el punto de encuentro de posiciones en principio alejadas”, cerrando una etapa oscura tras 40 largos años de dictadura franquista.

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“En el periodo de mayor incertidumbre, hicimos del consenso la palanca que nos impulsaría hacia un futuro de progreso compartido. En tiempos de dudas, entendimos que solo unidos y unidas podríamos asegurarnos la convivencia. En el momento de mayores riesgos, dispusimos del diálogo para asentar un proyecto que ha garantizado el mayor período de prosperidad de nuestra historia. Supimos ceder para que ganase el conjunto, para ganar el futuro” ha sostenido.

Por ello, ha reivindicado la ley de leyes como la “cura más efectiva contra la discordia”. Y ha mandado un claro mensaje en medio de un contexto en el que los bloques ideológicos están más enfrentados que nunca. “Ser constitucionalista no consiste en levantar la Carta Magna como si de un tótem se tratara, sino en asumir que podemos llegar a acuerdos para cumplirla y desarrollarla. Es alzar el estandarte del diálogo ante los desafíos que afrontamos cada día y la propia Constitución nos plantea”.

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Así, ha fijado como meta “seguir esforzándonos para reflejarnos en ella” más allá de celebrar su aniversario, haciéndolo, además, “desde el pluralismo y el respeto a la legitimidad del otro, llegando a acuerdos con un único fin: garantizar una vida más digna a cada uno de nuestros conciudadanos”. En todo caso, ha destacado “la total obligación de cumplirla”.

Armengol insta a “acatar todos y cada uno de los preceptos” de la Constitución: “No están escritos la crispación, el desprecio o el enfrentamiento”.

La supresión del término “disminuido”, una deuda constitucional pendiente

Armengol ha hecho una especial mención en este apartado a una de las principales deudas constitucionales pendientes, la supresión del término “disminuido”. “La dignidad de las personas empieza en los nombres, en cómo nos referimos a ellas. Y, a título totalmente personal, me gustaría detenerme a defender la urgente reforma de un artículo concreto, el artículo 49, para que en nuestro texto fundacional las personas con discapacidad sean tratadas como corresponde y desaparezca de una vez el ofensivo término ‘disminuido’, tal y como reclama el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad”.

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Además de destacar el papel de “las madres” de la Constitución –”Veintisiete madres. Veintisiete mujeres a las que no se les otorgó la visibilidad merecida”–, Armengol ha afeado el incumplimiento del derecho a la igualdad. “En nuestro país, en lo que va de año, ha habido 55 asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o exparejas. 55 mujeres asesinadas solo por el hecho de serlo. Y esos brutales asesinatos son solo la punta del iceberg del terror cotidiano que, en tantos aspectos, supone la desigualdad de la mujer frente al hombre. Trabajemos con urgencia, desde un compromiso total, para eliminar esta brecha y acabar con la violencia machista”, ha espetado.

Voluntad política

Otra de las asignaturas pendientes es el derecho a la vivienda digna. “La edad media de emancipación ha superado por primera vez los 30 años, y creo que esto pone de manifiesto las dificultades en las que se encuentran muchísimas personas para vivir en solitario, para formar una familia o simplemente para encontrar un techo. Dirijámonos a iluminar ese lugar de sombra, garantizando y facilitando esta necesidad esencial”.

También, ha llamado a remover “los obstáculos que aún impiden la conciliación de la vida familiar y laboral, las trabas que hacen que la salud mental no esté en el centro”, así como poner “todas nuestras energías en frenar esta emergencia, seamos responsables, no perdamos tiempo”. Por último, ha abordado la cuestión territorial, una condición que “integra la diversidad que convive en nuestro país y la riqueza que supone un Estado plural y deja abierto el camino para avanzar en el proceso de acercar a los ciudadanos la toma de decisiones”.

Francina Armengol ha finalizado su discurso, que tampoco ha sido aplaudido por la derecha, exigiendo escuchar a uno de los fundadores de la Constitución, Miquel Roca, cuando habla de que “lo más importante es la voluntad política de cumplir lo establecido”. “Integremos los disensos, esquinas naturales y necesarias de nuestro pluralismo, superémoslos, y removamos de una vez los obstáculos que nos alejan del cumplimiento real y efectivo de nuestros derechos”.

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