Un ‘arca de Noé’ en Madrid: las 400.000 muestras marinas que se analizan para luchar contra el cáncer

La farmacéutica Pharmamar recorre los mares de medio mundo para desarrollar medicinas. “La naturaleza ayuda a curar enfermedades y el 80% de la biodiversidad está en nuestros océanos”

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Un miembro del equipo de buzos de Pharmamar
Un miembro del equipo de buzos de Pharmamar

Luis Mora, director general de Oncología, Virología e Identificación Genética de Pharmamar, señala orgulloso en un mapa los distintos lugares a los que han tenido que viajar en busca de esperanza: la costa de Chile, el norte de Noruega, Somalia, Madagascar, Costa Rica, Papúa Nueva Guinea, Australia… la lista es muy larga. “Intentamos hacer entre ocho y doce expediciones al año”, asegura. Su equipo de buzos, biólogos marinos, están especializados en sumergirse en los mares de todo el mundo para recopilar la mayor colección de muestras marinas con un único objetivo: luchar contra el cáncer.

Infobae España visita el arca de Noé que la farmacéutica Pharmamar (empresa creada en 1986) tiene en su sede central de Colmenar Viejo, en Madrid, un auténtico tesoro donde se guardan 400.000 muestras procedentes de los ecosistemas marinos más diversos. “Fue la visión que tuvo nuestro fundador, José María Fernández Sousa-Faro [doctor en Bioquímica y Premio Nacional de Biotecnología 2009], que el mar tenía que ser una fuente de fármacos. ¿Por qué? La medicina se ha nutrido de la naturaleza para obtener sustancias que puedan curar o aliviar patologías en el ser humano. Pero casi todo provenía de organismos terrestres, cuando el mar ocupa el 80% de la superficie del planeta y tiene más del 80% de la biodiversidad. Por lo tanto, la probabilidad de encontrar nuevas sustancias en el mar es mucho mayor. Así de simple”.

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Simple, pero no fácil. Hace falta tesón. Y dinero y tiempo. La farmacéutica ha invertido desde que se fundó 1.100 millones de euros en investigación, siendo la primera empresa española que más gasta en I+D por empleado, 172.000 euros. Poco a poco, desde que se fundó, Pharmamar empezó a construir su librería de muestras marinas, su arca de Noé particular. Organizando viajes por todos los mares y océanos del mundo para recopilar miles y miles de organismos invertebrados (esponjas, estrellas, tunicados…) y bacterias marinas. “Imagínate la complejidad logística de este trabajo. Al principio bajando a profundidades de 20 metros, luego de 50 metros, ahora bajamos hasta los 100, recopilando menos de 200 gramos de cada especie para respetar el protocolo de Nagoya”, recalca Mora. Así hasta completar un tesoro marino que hoy alberga unas 400.000 muestras.

Algunas de las últimas muestras que han llegado a la librería de Pharmamar (Foto: Helena Margarit)
Algunas de las últimas muestras que han llegado a la librería de Pharmamar (Foto: Helena Margarit)

El Instituto Nacional de Cáncer de EE UU ha publicado que los organismos marinos dan cuatro veces más sustancias activas contra el cáncer que los organismos terrestres. Es decir, que hay más probabilidades de éxito en el mar. ¿Y dónde buscar ese éxito? “Vamos a las zonas donde hay una mayor biodiversidad. En el océano Indo-Pacífico, donde nos hemos encontrado la mayor biodiversidad del planeta en cuanto a invertebrados marinos. Toda la zona de Indonesia, de Filipinas, de Madagascar”.

Y del mar al laboratorio. Porque hay que examinar cada organismo para intentar encontrar sustancias que puedan matar células cancerosas. “Si no mata células cancerosas, no es un producto anticáncer. Si las mata puede serlo”, afirma Luis Mora. Pharmamar presume de tener en este proceso uno de los mejores equipos de expertos químicos. Y es que la empresa es una pequeña ONU. Su plantilla está formada por unos 480 trabajadores de 20 nacionalidades distintas que hablan 12 idiomas, y de los que un 65% son titulados universitarios y un 20%, doctorados. Una vez aislado e identificado ese compuesto que puede combatir el cáncer, viene la dificultad de reproducir esa estructura química. “Hay que tener en cuenta que poner en el mercado un fármaco viable puede llevar entre 12 y 15 años”.

Luis Mora, director general de Oncología, Virología e Identificación Genética de Pharmamar, mostrando en un mapa el lugar de una de sus expediciones (Foto: Helena Margarit)
Luis Mora, director general de Oncología, Virología e Identificación Genética de Pharmamar, mostrando en un mapa el lugar de una de sus expediciones (Foto: Helena Margarit)

La búsqueda tuvo su primera recompensa en 2007. Pharmamar puso en el mercado Yondelis, un fármaco contra el sarcoma de tejido blando y el cáncer de ovarios, situando a la compañía en el mapa internacional. Fue la primera vez que una farmacéutica consiguió la aprobación de un antitumoral de origen marino. Yondelis se obtiene de un tunicado (invertebrado) de cuerpo redondeado que vive en aguas poco profundas, a unos seis metros de profundidad, en arrecifes y otras superficies duras, a menudo en las raíces sumergidas de los manglares. Se encuentra en el mar Caribe, en el golfo de México y en el Mediterráneo. Su nombre técnico es ecteinascidia turbinata.

Una 'ecteinascidia turbinata', el invertebrado del que se obtiene el antitumoral 'Yondelis'
Una 'ecteinascidia turbinata', el invertebrado del que se obtiene el antitumoral 'Yondelis'

El 35% de los pacientes europeos con sarcoma de tejido blando son tratados con Yondelis, que se comercializa ya en 80 países de todo el mundo (Europa, EEUU, Japón, Australia, Suramérica). En 2009 este fármaco se empezó a usar para cáncer de ovario. “Yondelis fue un éxito porque realmente marcó un hito en la compañía. Hasta el año 2007, Pharmamar estaba orientada a la investigación, 100%. Y a partir de 2007 la compañía ya también tuvo que mirar hacia el paciente y el mercado. Y ahí empezó nuestra expansión internacional. Actualmente contamos con 19 socios por todo el mundo”, explica Mora.

El éxito de ‘Yondelis’ hizo que la empresa doblegara sus esfuerzos y la investigación y las exploraciones marinas continuaran. Como Julio Verne en ‘20.000 leguas de viaje submarina’. Y en junio de 2020 la empresa puso en el mercado Zepzelca para tratar el cáncer de pulmón de célula pequeña, uno de los más difíciles de curar. Lo curioso es que solo se comercializa en EEUU y en otros países como Canadá, México, Australia, Ecuador, Perú, Australia, Singapur… fuera de Europa. ¿Por qué Europa no lo ha aprobado? “Nos dijeron que hacía falta un ensayo más grande”. En EE UU Zepzelca se aprobó por la Food and Drug Administration (FDA) con un priority review [un procedimiento acelerado que se aplica a medicamentos que pueden ofrecer avances significativos o que cubren necesidades terapéuticas en las que no hay otras opciones], pero la European Medicines Agency EMA tiene otros procedimientos. En Suiza, que no sigue los dictámenes de la EMA, también se está probando en pacientes. El origen de Zepzelca es el mismo tunicado que el de Yondelis, pero con algunas variaciones que hicieron los químicos.

Luis Mora, explicando el proceso de elaboración de uno de sus medicamentos (Foto: Helena Margarit)
Luis Mora, explicando el proceso de elaboración de uno de sus medicamentos (Foto: Helena Margarit)

‘Aplidin’, el fármaco de Las Baleares

Phamarmar ha puesto ahora todas sus esperanzas en ‘Aplidin’, un fármaco que ya ha sido aprobado en Australia para tratar el mieloma múltiple, un cáncer hematológico de la sangre. El principal compuesto de este fármaco es la plitidepsina, que se extrae de la ascidia Aplidium albicans, un pequeño animal marítimo invertebrado que solo se encuentra en aguas de Es Vedrá, un islote de roca caliza deshabitado junto a Ibiza. Es Vedrá es un lugar envuelto en mitos y leyendas. Se le atribuye ser el tercer lugar con mayor magnetismo de la tierra, después del polo norte y el triángulo de las Bermudas. Todavía no se comercializa en Europa.

La farmacéutica española ha presentado un recurso ante el Tribunal de Justicia Europeo, en Luxemburgo, porque consideraba que la EMA europea no lo había aprobado por conflicto de intereses. “No dieron la razón, pero han apelado. Es una pena, porque esta es una necesidad médica grande, ya este mieloma es una enfermedad incurable. Con Aplidin se ha conseguido prolongar la vida de los pacientes de tres a diez años”, señalan desde Pharmamar, que se muestran orgullosos del camino recorrido hasta ahora. Gracias al mar y sus investigaciones han conseguido ocho productos, de los que de momento tres han conseguido alguna aprobación regulatoria. Un ratio del 37%, cuando en el sector de la oncología la media no llega al 5%.

Químicos del laboratorio de Pharmamar (Foto: Helena Margarit)
Químicos del laboratorio de Pharmamar (Foto: Helena Margarit)

El arca de Noé seguirá creciendo. Al que la empresa tiene en la localidad madrileña de Colmenar Viejo se suma un segundo duplicado que tienen en otro lugar por motivos de seguridad. Todas las muestras que hay en estas dos librerías están a 30 grados bajo cero. El objetivo es que el mar siga siendo el mayor laboratorio por descubrir. Por ejemplo, con Aplidin han descubierto que es un potente antiviral que puede actuar contra el coronavirus en pacientes no críticos pero que están hospitalizados y en otro tipo de pacientes inmunodeprimidos. Pharmamar también está trabajando en otros tres compuestos en distintas fases de desarrollo. El más avanzado es el PM-14 para intentar combatir el cáncer de próstata.

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