El empleo crece más en España que en la UE, pero no mejora la productividad: asignatura pendiente del nuevo Gobierno

El pacto PSOE-Sumar reconoce el problema y promete una estrategia de productividad con reformas en diversos ámbitos. Las horas trabajadas por ocupado descienden, en parte, por bajas de enfermedad

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La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (Ricardo Rubio/Europa Press)
La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (Ricardo Rubio/Europa Press)

En España se destruían miles de puestos de trabajo y aumentaba el desempleo durante años con cada recesión, pero la salida de la pandemia de 2020 fue distinta y el empleo resurgió más rápidamente. España recuperó los ocupados del cuarto trimestre de 2019 en 2021, dos años después, mientras que tardó en torno a una década en alcanzar el empleo anterior a la Gran Recesión de 2008.

Este mejor comportamiento respecto a la crisis anterior no ha sucedido solo en España, también se da en la mayor parte de los países europeos, pero el ritmo de creación de empleo desde la pandemia y su aguante ante la desaceleración económica de los últimos meses destaca positivamente si se compara con la media de la UE. Así lo constata la nueva edición del Observatorio trimestral del mercado laboral elaborado por Fedea y BBVA Research en el que los economistas calculan la evolución del empleo en los dos ámbitos.

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Según los datos del informe, que desestacionalizan las cifras de la EPA y de su homóloga de Eurostat, los países de la UE recuperaron los ocupados del último trimestre de 2019 en el segundo trimestre de 2022, mientras que España superó sus ocupados en el tercer trimestre de 2021. Además, el empleo ha crecido un 5,5% en España hasta el segundo trimestre de 2023, frente a un 2% en la media de los 27. No obstante, este diferencial positivo no se observa todavía en la Contabilidad Nacional Trimestral —sujeta a revisiones— según la cual el empleo en la UE habría crecido algo más (3%) que en España (2,2%).

De cara a los próximos meses, Fedea y BBVA Research señalan que la creación de empleo “parece haber perdido impulso” por la ralentización económica y esperan un avance del entorno del 0,3% trimestral, como en el tercer trimestre. Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research, cree que la desaceleración en la creación de empleo “no va a más” según los datos avanzados de afiliación de octubre y mediados de noviembre y considera que “este comportamiento se tiene que valorar positivamente teniendo en cuenta lo que está ocurriendo en otros países”. Según Eurostat, hay algunos estados con decrecimientos en sus mercados laborales en comparación tanto anual como trimestral: Bulgaria, Rumanía, Croacia y República Checa. Otros crecen, pero menos que España: Alemania y Francia, por ejemplo.

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Los motivos detrás de que el mercado laboral Español se comporte de una manera distinta a la crisis de 2008 son múltiples. Entre ellos: la puesta en marcha de los ERTE; las ayudas a empresas y una crisis distinta, sin una burbuja detrás. A esto se sumó la posterior reforma laboral de 2022, que ha resuelto algunos de los principales problemas del mercado laboral español, fundamentalmente la reducción de la temporalidad contractual, pero ha dejado asignaturas pendientes al nuevo Gobierno: baja productividad y elevada parcialidad no deseada, entre otras.

La reforma laboral aún no se nota en la productividad

Fedea y BBVA REsearch detallan que de la reforma laboral se esperaban cuatro efectos: reducción de la tasa de temporalidad inmediata; descenso de la rotación laboral en el corto plazo; menor impacto de las recesiones en el empleo en el medio plazo y aumento de la productividad en el largo plazo. Esta última está lejos de converger con Europa, según Eurostat, y crece a un ritmo lento.

Según el informe, la Contabilidad Nacional refleja que las horas trabajadas crecen menos que el empleo, solo dos décimas entre junio y septiembre, debido a un aumento de los ocupados que no trabajan por bajas de incapacidad temporal y a un “avance limitado” de la jornada laboral. El descenso de la intensidad en el empleo (horas por trabajador, -1,2%) contrarrestó el ligero crecimiento de la productividad por hora trabajada (0,2%).

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En consecuencia, tanto el PIB por ocupado como las horas trabajadas por ocupado “se alejan de los niveles previos a la pandemia”, mientras que la productividad por hora trabajada apenas se sitúa un 0,8% por encima. Pese a que esta es la imagen con los datos del INE, el hasta ahora Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones publicó la semana pasada una nueva estadística que contradice esta evolución basándose en datos de cotizantes a la Seguridad Social.

Más allá de las notables diferencias entre fuentes, el propio gobierno de coalición reconoció el problema en el pacto PSOE-Sumar comprometiéndose a poner en marcha una “Estrategia Integral para la Productividad” con el objetivo de “mejorar la eficiencia de nuestro tejido productivo” a través de reformas en educación, innovación, mercado laboral y tecnología. Por ello se crearía el Consejo Nacional por la Productividad, emulando el que ya tienen varios países europeos, que haría un seguimiento de los objetivos previamente fijados en la estrategia.

Cabe destacar además que los problemas de productividad no se limitan al mercado laboral. La especialización sectorial española centrada en ciertos servicios como la hostelería o las actividades administrativas en detrimento de la industria penaliza la productividad de la economía española, a lo que se suma tener un tejido productivo compuesto por empresas muy pequeñas con pocos trabajadores.