Por qué un voto no suma igual para cada partido político: así funcionan el voto útil y la Ley d’Hont en las municipales y autonómicas

En plena recta final de campaña por el 28-M, los partidos piden el apoyo para su formación apelando al voto útil. Te explicamos en qué consiste

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Elector votando.
Imagen de archivo (EFE)
Elector votando. Imagen de archivo (EFE)

La campaña electoral para las elecciones del próximo domingo encara su recta final, tanto la derecha como la izquierda tienen claro que estas elecciones funcionarán de antesala para las elecciones generales de finales de año, que el resultado municipal servirá de termómetro para conocer si Pedro Sánchez aguantará en La Moncloa después de diciembre o por el contrario será Feijóo quién comience a vivir en el palacio presidencial. Hoy por hoy, según las encuestas, el resultado de muchas autonomías y municipios se decidirá por unos pocos miles de votos.

Estos tres factores han obligado a los partidos a pelear por cada papeleta. El domingo la imagen puede ser la de un PSOE y un Pedro Sánchez fortalecido o la de un PP victorioso y la instauración de la idea de un comienzo de cambio de ciclo electoral. El escenario es tan ajustado que los partidos, no solo las formaciones tradicionales, han empezado a apelar al llamado “voto útil”.

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Entendemos como voto últil un tipo de voto estratégico que el elector introduce en la urna en función de la proyección de un resultado electoral concreto pronosticado por las encuestas. En eso están los partidos, en intentar explicar al votante que su partido es la fuerza determinante para conseguir el resultado que casa con sus intereses.

Una estrategia por cada plaza

A partir del año 2015, en España comienza una nueva etapa política, pasamos del bipartidismo a un multipartidismo que, en poco tiempo, muta a un sistema de bloques en el que lo importante no es quedar en primera posición sino que la suma de las diferentes fuerzas de los bloques tengan mayoría suficiente para sacar adelante una sesión de investidura.

Con este nuevo paradigma, el escenario cambia, hasta 2015, el voto últil significaba, por lo general, apostar por uno de los partidos mayoritarios, el Partido Popular o por el PSOE, sin embargo, en 2023 el contexto político y electoral es diferente: con tantos partidos a ambos lados del hemiciclo, las grandes formaciones necesitan a las fuerzas minoritarias para llegar al Gobierno.

Madrid, la izquierda con una estrategia, la derecha con otra

Con la desaparición de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid, la estrategia de los votantes de derechas ha cambiado en los últimos años. En Madrid, la candidata fuerte del PP y con un Vox desdibujado, el apoyo masivo a Isabel Díaz Ayuso se podría traducir en una mayoría absoluta holgada sin necesidad de depender de los votos que reciba la candidatura encabezada por Alejandra Jacinto, según las encuestas clave.

En 2021, de concentrarse el voto de Ciudadanos en la candidatura del PP, Isabel Díaz Ayuso no habría conseguido la mayoría absoluta, ya que la suma de los votos logrados entre el PP y Ciudadanos habría dejado al Partido Popular a dos escaños. No obstante habría logrado aumentar su resultado en 3 escaños, que araña a Vox, a Más Madrid y al Partido Socialista.

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Por su parte, de concentrarse el voto de Vox y el PP en una sola papeleta, la mayoría absoluta estaría sobradamente garantizada. La candidatura del PP sobrepasaría en casi una decena, los escaños necesarios para firmar la mayoría absoluta, habría alcanzado un total de 77 diputados en la Asamblea. A pesar de no necesitar más escaños, el escenario más perjudicial para la izquierda sería la unión de las tres derechas en una sola opción. Díaz Ayuso gobernaría con 79 escaños, perjudicando a Más Madrid y al PSOE que reducirían en 1 diputado la totalidad de sus representantes, mientras, Podemos resistiría (teníendo en cuenta los resultados del 4 de mayo de 2021).

En el caso de la concentración del voto en la primera fuerza de izquierdas, los resultados no habrían sido muy diferentes a los sacados en mayo de 2021. Isabel Díaz Ayuso habría firmado un resultado mayor que toda la izquierda en todos los supuestos, por lo que, para gobernar, solo le habría bastado la abstención de Vox, un sentido del voto con el que la presidenta de la Comunidad de Madrid ya contaba desde la misma noche electoral.

Con los resultados de las elecciones de mayo de 2021, queda claro que habría sido complicado que Díaz Ayuso pudiera alcanzar la mayoría absoluta. Sin embargo, cuando la presidenta convocó las elecciones, las encuestas ponían en duda la representación de Unidas Podemos, un escenario al que, según las encuestas, también se enfrentan los morados en esta ocasión. De no lograr representación en la Asamblea, Isabel Díaz Ayuso tendría más cerca la mayoría absoluta, un objetivo al que la presidenta lleva apelando desde el inicio de la campaña.

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Situación similar podría darse en la ciudad de Madrid, según algunas encuestas la entrada de Podemos en el consistorio podría suponer la salida de Almeida de la dirección del Ayuntamiento de Madrid. Aún así, la media de las encuestas pronóstica un díficil cambio de signo político en el ayuntamiento de la capital. La media de las encuestas deja fuera tanto a la candidatura de Unidas Podemos (4,3% de media) como a la de Ciudadanos (4,1% de media)

En la Comunidad Valenciana las mayorías están muy ajustadas

En la Comunitat Valenciana ocurre algo similar, la situación es tan ajustada que la entrada de Podemos y la resistencia de las demás fuerzas de izquierdas podría permitir reeditar el pacto del Botanic. Sin embargo, todas las encuestas apuntan a que el Partido Popular, entre otras cuestiones, por la desaparición de Ciudadanos, sería la primera fuerza política en la Comunidad Valenciana.

De la relevancia de la Comunidad Valenciana se ha hablado durante toda la campaña. Es tan sumamente importante para el PSOE y para el Partido Popular que Feijóo acudirá al territorio en dos ocasiones. En su último mitin en Valencia categorizó de “voto últil” introducir la papeleta del Partido Popular. Sin embrgo, a diferencia del escenario que se presenta en Madrid, el Partido Popular no suma, en ninguna de las encuestas publicadas, más que toda la izquierda junta, esto obligaría al PP a pactar con Vox.

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De volver al gobierno de la Generalitat, el PP necesitaría a un Vox con la fuerza suficiente como para sumar 99 votos a favor en la Cortes, unos escaños que se podrían perder si ni Vox ni el PP logran acaparar los votos suficientes como para tirar votos a la basura.

Ley D’Hont es clave

Este método en ocasiones ha sido tachado de beneficiar a los grandes partidos. En las elecciones autonómicas, la ley establece la mencionada barrera del 5% por lo que, lo primero para poder calcular los escaños es conocer los votos totales. A partir del total de papeletas, se puede calcular que porcentaje de votos ha tenido cada formación política.

En este ejemplo, todas las candidaturas obtendrían representación menos el Partido D que al quedar por debajo del 5% de los votos, queda descartado. Con estos restultados y con una barrera establecida del 5%, la ley D’Hont, solo comienza a ser proporcional a partir del sobrepaso de la barrera establecida, una vez alcanzada, el sistema otorga a cada formación un representante de forma completamente proporcional.

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Una vez establecido el porcentaje de voto, se toma en consideración el número de votos totales válidos y se hacen divisiones, es decir, se dividen los votos obtenidos por cada formación en 2,3,4..., después se seleccionan los numeros más altos. Con estos resultados, el Partido C conseguiría 1 representante y los partidos A y B lograrían 2 representantes.

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