Uma Thurman y Quentin Tarantino construyeron uno de los binomios creativos más influyentes del cine contemporáneo por varios años. Pero en el corazón de esa alianza quedó una herida profunda: un accidente durante el rodaje de Kill Bill que pudo haberle causado la muerte y que fracturó la confianza entre ambos.
Cuando Kill Bill: Volume 1 llegó a los cines en octubre de 2003, Uma Thurman ya era una actriz reconocida, pero no una estrella de acción. Había alcanzado fama mundial con Pulp Fiction (1994), el filme que la consagró como musa de Quentin Tarantino y le valió una nominación al Oscar por su papel de Mia Wallace. Sin embargo, fue Kill Bill el proyecto que transformó radicalmente su carrera.
En el papel de Beatrix Kiddo, “La Novia”, Thurman encarnó a una heroína feroz, delineada por la violencia y la venganza, en una epopeya cinematográfica de varios ingredientes: artes marciales, exploitation setentero, anime y western.
Su interpretación exigió meses de entrenamiento físico extremo, coreografías de combate complejas y un compromiso corporal absoluto. El resultado fue uno de los personajes femeninos más icónicos del cine moderno y una nueva inyección de vitalidad a la carrera de Thurman, que había pasado por varios tropiezos en la taquilla.
El proyecto, concebido originalmente como una sola película de más de cuatro horas, terminó dividido en dos partes: Volume 1 (2003) y Volume 2 (2004). Para Tarantino, fue una obra maestra; para Thurman, un desafío artístico que la llevó al límite.
El día del accidente
El rodaje de Kill Bill: Volume 2 se acercaba a su final cuando ocurrió el accidente que puso en la cuerda floja la relación entre la actriz y el director. Fue en México, en 2004, durante una escena en la que Thurman debía conducir un auto descapotable por una carretera rural.
Según relató la propia actriz en una entrevista con The New York Times publicada en 2018, ella había expresado su incomodidad antes de filmar.
“Quentin vino a mi tráiler y no le gustó escuchar un no, como a cualquier director. Estaba furioso porque yo les había hecho perder mucho tiempo. Pero yo tenía miedo”, contó Thurman.
La actriz recordó que Tarantino intentó convencerla asegurándole que no había peligro: “Me dijo: ‘Te prometo que el auto está bien. Es un tramo recto. Acelera hasta 65 kilómetros por hora o tu cabello no va a volar bien y voy a hacer que lo hagas otra vez’”.
Pero la realidad era muy distinta. “Eso era una caja de muerte”, dijo sobre el tipo de automóvil que estaba conduciendo. “El asiento no estaba bien atornillado. Era un camino de arena y no era una carretera recta”.
Durante la toma, Thurman perdió el control del vehículo y se estrelló contra una palmera. El impacto fue violento.
“El volante estaba a la altura de mi abdomen y mis piernas quedaron atrapadas debajo de mí. Sentí un dolor abrasador y pensé: ‘Dios mío, nunca voy a volver a caminar’”, relató.
El accidente le provocó una conmoción cerebral, lesiones en el cuello y daños en las rodillas. Cuando regresó del hospital, aún con collarín, pidió revisar el auto.
“Quentin y yo tuvimos una pelea enorme, y lo acusé de haber intentado matarme”, declaró Thurman. “Él estaba muy enojado por eso, supongo que comprensiblemente, porque no sentía que hubiera sido a propósito”.
Ella había confiado en el cineasta; sin embargo, las circunstancias posteriores al accidente solo empeoraron las cosas.
Durante años, la actriz intentó obtener el video de la colisión. Según The Hollywood Reporter, su abogado envió una carta a Miramax apenas dos semanas después del choque, reservándose el derecho de iniciar acciones legales. El estudio accedió a mostrarle el material solo si firmaba un documento que los liberaba de “cualquier consecuencia por mi dolor y sufrimiento futuro”, algo que Thurman se negó a aceptar.
La filmación permaneció oculta durante 15 años.
Se revelan las imágenes
La historia del accidente volvió a la luz pública en 2018, en pleno estallido del movimiento #MeToo. En su entrevista con The New York Times, Thurman vinculó el choque con otro hecho decisivo: las denuncias de abuso sexual contra Harvey Weinstein, productor de Kill Bill y colaborador habitual de Tarantino.
Thurman reveló que ella le había contado al director que Weinstein la había agredido sexualmente años antes, durante la época de Pulp Fiction. A ese contexto de tensión se sumó la negativa del estudio de entregar las imágenes del accidente.
Cuando por fin obtuvo el material, Thurman cuestionó la intención de ocultar lo sucedido por parte de Miramax.
“Las circunstancias de este evento fueron negligentes hasta el punto de la criminalidad. No creo, sin embargo, que hubiera intención maliciosa, a diferencia del encubrimiento”, escribió en Instagram.
Un testimonio valioso en el caso fue proporcionado por Keith Adams, coordinador de escenas de riesgo en Kill Bill. Él aseguró que su equipo no fue convocado y, por ende, no estuvieron presentes el día del accidente.
“En ningún momento fui notificado ni consultado sobre que la señorita Thurman condujera un auto frente a cámara ese día”, afirmó. De haber participado, “habría insistido no solo en poner a un conductor profesional al volante, sino también en asegurarme de que el auto fuera apto y seguro para circular”, argumentó.
El vehículo, un Karmann Ghia de 1973, carecía de barras antivuelco, cinturones y apoyacabezas. Para el veterano coordinador Andy Armstrong, consultado por la misma publicación, todos esos elementos incrementaban el riesgo de la maniobra.
“Podría haberla llevado a una muerte por decapitación. Fue una irresponsabilidad a un nivel enorme”, explicó sobre el efecto del impacto en la zona cervical de la actriz.
“Uno de los mayores arrepentimientos de mi vida”
Ante la repercusión del caso, Quentin Tarantino habló públicamente y asumió su responsabilidad por la seguridad de su set. Admitió que el permitir que Thurman condujera ese día fue “uno de los mayores arrepentimientos” de su vida.
El director explicó que había probado el auto en una dirección, pero decidió filmar en sentido contrario por cuestiones de luz. “Pensé que una carretera recta era una carretera recta y no creí necesario recorrerla de nuevo para asegurarme de que no hubiera diferencias”, dijo. “Ese fue uno de mis errores más horrendos”.
Tarantino además dijo comprender el quiebre personal por lo sucedido. “Ella se subió al auto porque confió en mí. Y yo le dije que era seguro. Y no lo fue. Estaba equivocado”, admitió. “Afectó a Uma y a mí durante los siguientes dos o tres años. La confianza se rompió”.
Tomó tiempo, pero la relación de actriz y director se recompuso después. Ese 2018, fue el propio Tarantino quien le cedió a la actriz el video del accidente.
“Quentin Tarantino lamentó profundamente y sigue arrepentido por este lamentable suceso”, escribió en Instagram. “Me entregó las imágenes para que pudiera sacarlas a la luz, a pesar de que probablemente sea un caso en el que nunca se hará justicia. Además, lo hizo sabiendo perfectamente que podría causarle un perjuicio personal, y estoy orgullosa de él por haber hecho lo correcto y por su valentía”.
Algunos meses después, en mayo, la actriz reiteró que no guardaba resentimiento contra el cineasta y que podría considerar volver a trabajar con él en el futuro.
“¿Tengo un problema crónico en el cuello? Sí“, dijo Thurman. ”¿Me enfadé por cómo se gestionó y cómo me trataron? Sí. Pero, ¿significa eso que no me importa alguien con quien tengo 25 años de historia? ¡No! Soy capaz de perdonar y estas cosas pasan. El accidente en sí fue un error, pero intenté explicar que lo que más me dolió fueron las circunstancias del hecho".
El pasado noviembre, ambos aparecieron juntos en la premiere de The Lost Chapter: Yuki’s Revenge, un proyecto vinculado al universo de Kill Bill que formará parte de Fortnite Chapter 7. Thurman posó feliz, vistiendo una camiseta de Kill Bill, una muestra más de que la amistad sobrevivió.