Jessie Buckley construyó una carrera marcada por la intensidad y la transformación. Nominada al Oscar y reconocida por su versatilidad en cine y teatro, la actriz irlandesa se consolidó a partir de personajes que exigen una entrega física y emocional profunda. Lejos de los discursos técnicos, su recorrido revela una búsqueda constante por reconectar con la intuición, la sensibilidad y la experiencia corporal como motores del trabajo creativo.
En una entrevista reciente para el podcast One Nightstand en YouTube, Buckley abrió una ventana íntima a ese proceso. Allí habló de su vínculo con la literatura, la influencia permanente de Shakespeare y el rol que cumplen los sueños y la autoexploración en su oficio.
También repasó su participación en proyectos como Hamnet y ¡La Novia!, donde trabajó junto a Christian Bale bajo la dirección de Maggie Gyllenhaal, experiencias que, según explicó, reforzaron la idea de que actuar no es solo interpretar, sino aprender a escuchar al propio cuerpo y volver a confiar en él.
Infancia, libros y un club internacional de lectura
Buckley relató que su padre, poeta, marcó su primera conexión con la lectura y aseguró que no crecieron rodeados de libros, pero creaban sus propias historias en la infancia.
Su relación con la literatura fue irregular: “A veces devoro libros y otras veces paso por una especie de sequía. Hay momentos en los que un libro me atrapa y no puedo soltarlo, y otros en los que me cuesta terminarlo”.
Destacó cómo su “club internacional de libros”, compuesto por amistades de diferentes etapas y países, amplía su horizonte lector y le ofrece nuevas perspectivas.
El impacto de Shakespeare y la magia del lenguaje
La figura de Shakespeare resultó central en la charla. Buckley lo identificó como fundamental para su desarrollo como actriz: “No leí todas sus obras, pero él es la razón por la que reconozco el poder de las palabras por sí solas”.
A los 17 años, participó en un taller de verano enfocado en la obra del dramaturgo: “Me di cuenta de que las palabras pueden contener muchísimo. Siempre querría tenerlo en mi mesita de noche porque es inagotable; cada vez que vuelves a una obra, descubres algo nuevo”.
Recordó su paso por la compañía de Kenneth Branagh y su experiencia junto a Judi Dench: “Verlas hacer Shakespeare en estado puro, sin pulir, fue una de las cosas más emocionantes que presencié. Tienen el lenguaje en la sangre”.
Construcción de personajes y colaboración creativa
Al preparar su rol en Hamnet, Buckley explicó que prefiere acercarse a los personajes sin ideas preconcebidas, para descubrirlos como desconocidos: “No quiero proyectar una idea sobre un personaje, prefiero conocerlo como a un desconocido”.
Relató la influencia de Maggie Gyllenhaal y Paul Mescal en el proceso de construcción. Según Buckley, la película enlaza elementos de las grandes heroínas y tragedias de Shakespeare: “Maggie cosió de manera brillante esas grandes historias de amor y tragedia en Hamnet”.
El amor y la pérdida: claves en la obra de Shakespeare y “Hamnet”
La reflexión sobre el amor y la pérdida ocupó un lugar destacado. Buckley exploró la complejidad de los personajes femeninos shakespearianos y la transformación de los vínculos en Hamnet: “Lo que es tan fuerte en su relación es que ella reconoce que amar a alguien es dejarlo ir. Hay algo más grande que nosotros, y tener la visión para ver la grandeza en el otro es una forma muy poderosa de amar”.
Añadió que en las obras de Shakespeare, el amor siempre implica dilemas: “La idea del amor nunca es la experiencia de vivirlo. En todas sus obras, el amor comienza con un dilema, y eliges vivir dentro de ese dilema porque el riesgo de no hacerlo es peor”.
Frankenstein, creación y duelo femenino en “¡La Novia!"
Buckley también habló del influjo de Frankenstein y Mary Shelley en su labor para ¡La Novia!: “La creación y el duelo están en el corazón de ambas”, explicó.
Reflexionó sobre la pérdida y la soledad como motores en la obra de Shelley: “Intentaba crear algo a partir de los pedazos rotos de sí misma, de los hijos que perdió y de la imposibilidad de albergar su propia creación. El monstruo nace de esa soledad y dolor”.
Destacó cómo en esta nueva versión la protagonista obtiene voz, algo inédito respecto a adaptaciones anteriores: “En cualquier versión anterior de La Novia, ella nunca tenía voz. En nuestra versión, Maggie le dio mucho que decir”.
El rodaje en Nueva York y la reivindicación de la voz femenina
Describió la filmación de ¡La Novia! en Nueva York como “muy divertida” y transgresora. Trabajar con Christian Bale fue, para Buckley, una experiencia singular: “Interpretábamos a monstruos, y la película trata sobre la intensidad de la vida y el amor entre dos seres considerados monstruosos”.
Señaló la apuesta de Maggie Gyllenhaal por mostrar la historia completa y no temer a los bordes de la experiencia femenina: “En ¡La Novia!, la protagonista por fin tiene voz y un nuevo lenguaje”. Tras este rodaje, Buckley apenas tuvo dos semanas para sumarse a Hamnet, lo que representó un desafío de adaptación.
Sueños, diarios y el proceso creativo
El trabajo creativo de Buckley se nutre de la introspección y de los sueños: “Hace unos diez años empecé a escribir mis sueños y ahora trabajo mucho con ellos cuando filmo”.
Mencionó que, mediante diarios y coaches, conecta con el mundo inconsciente: “Los sueños son el lenguaje de las metáforas. Me ayudan a crear un espacio abstracto para llenar una escena con mi mundo interior”.
Estos fragmentos oníricos se convirtieron en herramientas clave durante la filmación de Hamnet, permitiéndole incorporar revelaciones personales a su personaje y a la narrativa emocional. “A veces, tras un sueño, escribo sin parar en mi diario, y de ahí surgen revelaciones que luego incorporo al trabajo”.
La entrevista cerró con una declaración de principios. Buckley expresó el deseo de continuar explorando, manteniendo curiosidad y honestidad tanto en lo personal como en lo profesional. Está convencida de que esa es la clave para encontrar sentido y plenitud en cada nuevo proyecto.