Gwyneth Paltrow revela el impacto emocional de ganar el Oscar hace más de 25 años

La actriz confesó que el reconocimiento de la Academia llegó a sus 26 años acompañado de una oleada de presión y soledad

Gwyneth Paltrow se sinceró sobre ganar un Oscar a los 26 años. (Bei/Shutterstock)

Un aplauso multitudinario, los focos encendidos y una estatuilla dorada en la mano: así recuerda Gwyneth Paltrow su victoria en los Premios Oscar de 1999 por Shakespeare in Love, un evento que, según relató en entrevista publicada por Variety, fue tan decisivo como abrumador.

“Fue como si hubiera sucedido algo inmenso. Había una energía gigantesca y se volvió muy abrumador”, confesó sobre aquella noche donde, a sus 26 años, se convirtió en uno de los nombres centrales de Hollywood.

Años después, y tras un largo periodo durante el cual dedicó su vida a la familia y al emprendimiento como CEO de Goop, la actriz reflexionó sobre los verdaderos efectos del mayor reconocimiento que la industria del espectáculo puede ofrecer.

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Al rememorar el instante en que ganó el Oscar, la actriz reconoció desde la distancia el peso emocional y psicológico que sobrevino. “Había una presión muy grande. La percepción de ti y de tu trabajo cambian radicalmente”, explicó.

Gwyneth Paltrow reconoció que ganar el Oscar como mejor actriz le trajo mucha presión. (AP)

La prematura exposición mediática y la expectación que se instala, en sus palabras, no solo modifican la mirada ajena, sino también la forma que tiene la actriz de mirarse a sí misma.

En la conversación, el actor Jacob Elordi —que atraviesa ahora la vorágine de una carrera ascendente en Hollywood— pregunta a Gwyneth Paltrow si el premio cambió su forma de entender el cine o de enfrentarse al trabajo. El testimonio de la actriz no evade la presión.

Para la intérprete, llegar a esa cima tan rápido implicó una sensación de aislamiento: “Sentí mucha soledad cuando hacía esto en mis veintes. No me conocía bien todavía”, señaló, ligando el vértigo del reconocimiento con una búsqueda personal.

Desde esa honestidad, Paltrow enunció el consejo que hoy se daría a su versión más joven en plena fiebre del éxito: “Tómate tu tiempo. De verdad, conócete lo máximo posible y toma decisiones desde ese lugar. Ve despacio, trabaja con gente de calidad y no te exijas tanto".

Gwyneth Paltrow aseguró que le aconsejaría a su yo más joven ir más despacio en su carrera. (REUTERS/Mario Anzuoni)

Estas palabras, que en boca de la artista suenan menos mantra que resultado de años de aprendizaje y distanciamiento, desafían el ideal de triunfo fulminante y la urgencia de lograrlo todo a una edad precoz.

“Cuando eres joven en Hollywood, cada decisión parece tener un peso vital”, reflexionó Jacob Elordi al entender esa lógica impuesta por el negocio del entretenimiento.

Gwyneth Paltrow, por su parte, ilumina ese mecanismo: “A veces puedes sentir que decir sí o no a una película es como decir sí o no a estar vivo. Lo que queda, al final, es quién eres y para quién haces tu trabajo”.

El Oscar, reconoce, le otorgó visibilidad internacional y la ubicó como referente para toda una generación. Pero ese mismo trofeo exigente también la llevó en su momento a detenerse, alejarse del cine y apostar por rincones menos expuestos, donde pudiera recomponerse y descubrir “quién era realmente”.

Gwyneth Paltrow se alejó del cine para descubrir quien es realmente. (REUTERS/Allison Dinner)

El retorno de Paltrow a la pantalla grande este año —en la cinta Marty Supreme, ambientada en el Nueva York de los años cincuenta— tiene lugar precisamente cuando sus hijos dejan el hogar, cerrando un ciclo de crianza y aprendizaje personal.

Cuando los chicos se fueron, sentí ese vacío y pensé: ‘¿Quién soy ahora?’. El negocio ha cambiado mucho y la manera en que se comercializa todo también”, afirmó.

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