Dick Van Dyke, una de las leyendas vivas más reconocidas de Hollywood, aseguró recientemente que no estaría a punto de cumplir 100 años si no hubiera dejado atrás los “hábitos peligrosos” que marcaron parte de su juventud y madurez.
El intérprete, famoso por Mary Poppins y Chitty Chitty Bang Bang, celebrará su centenario este 13 de diciembre, una fecha que él mismo reconoce como inesperada.
Durante un evento privado de Vandy High Tea celebrado el 30 de noviembre en su residencia de Malibú, el actor recordó cómo abandonar el alcohol y los cigarrillos fue “probablemente la razón por la que todavía estoy aquí”.
El ganador de múltiples premios Emmy, subrayó que su longevidad no habría sido posible sin un cambio radical en su estilo de vida.
En ese encuentro también narró cómo a principios de los años sesenta conoció a Walt Disney, describiéndolo como un hombre “maravilloso”, aunque con un consumo excesivo de cigarrillos.
Mientras su hijo Barry comentaba que su padre nunca fumó a ese nivel, Van Dyke lo corrigió: “¡Fumé mucho, en realidad!”, dijo entre risas.
Una personalidad adictiva que tomó años reconocer
El actor confesó que no fue hasta bien entrada la mediana edad cuando comprendió la magnitud de su “personalidad adictiva”, un rasgo que lo llevaba a exagerar cualquier hábito que le resultara placentero.
Esa tendencia finalmente lo condujo, en 1972, a internarse en un hospital para tratar su alcoholismo, un proceso que describió como una llamada de atención definitiva.
Aunque dejar el alcohol fue un desafío importante, aseguró que renunciar a los cigarrillos resultó “el doble de difícil”. En una entrevista de 2023, explicó que abandonar el tabaco le tomó “una eternidad”, calificándolo como un proceso “mucho peor que el alcohol”.
Ese esfuerzo, afirmó, es hoy uno de los pilares de su supervivencia a una edad excepcional.
Dick Van Dyke ha señalado además que su bienestar no solo responde a los cambios en su estilo de vida, sino también a su decisión de no permitir que el resentimiento o la ira formaran parte de su día a día.
Para él, el rencor es corrosivo y letal, una idea reforzada por la temprana muerte de su padre, quien falleció a los 73 años y vivía “constantemente perturbado por el estado de las cosas”.
Un centenario sin miedo y con gratitud
A medida que su cumpleaños número 100 se acerca, Van Dyke ha expresado que es consciente de que el “final” está cerca, pero habla de ello sin temor.
En declaraciones recientes, afirmó: “He tenido una vida tan plena y emocionante que no me puedo quejar”, añadiendo que se siente “de maravilla” y que nunca se despierta de mal humor.
El actor incluso ha bromeado diciendo que, de haber sabido que llegaría a esta edad, se habría cuidado mejor. Su sentido del humor se mantiene intacto, y para él, la vida continúa ofreciéndole razones para mantenerse activo y agradecido.
Otro de los factores que considera crucial para su bienestar emocional es su matrimonio con Arlene Silver, maquilladora de 54 años con quien se casó en 2012.
Van Dyke afirmó que ella es “la responsable de que siga viviendo el momento” y que lo hace feliz todos los días. La pareja ha explicado públicamente que la diferencia de edad —46 años— nunca ha sido un problema en su relación.
La alegría de vivir y la tristeza de sobrevivir a todos
Sin embargo, llegar a los 100 también implica pérdidas significativas. Van Dyke ha lamentado la muerte de numerosos amigos cercanos, incluido Ed Asner, con quien esperaba rehacer La extraña pareja. “Eso hubiera sido muy divertido”, recordó con nostalgia.
Su esposa apuntó una reflexión dura pero realista: “Ha sobrevivido a todos. Esa es la maldición de vivir casi 100 años”. Aun así, el intérprete se enfoca en las alegrías que todavía mantiene, entre ellas su familia, su matrimonio y la posibilidad de seguir compartiendo su historia con nuevas generaciones.