“Familia en renta”: el proyecto que llevó a Brendan Fraser a redescubrirse en Tokio

En diálogo con el Awards Tour de Rotten Tomatoes, el actor repasó los desafíos culturales, la dirección de Hikari y las sorpresas de filmar “Familia en renta” en Tokio, una experiencia que —según dijo— lo obligó a reinventarse dentro y fuera de cámara

La película Familia en renta explora la soledad y la necesidad de pertenencia a través de una agencia que alquila familiares (Crédito: 20th century studios)

Brendan Fraser, tras su retorno al primer plano en Hollywood con La ballena, compartió durante el Awards Tour de Rotten Tomatoes sus reflexiones sobre los retos de una carrera marcada por la búsqueda de nuevos horizontes y su experiencia en la película japonesa Familia en renta.

En una charla difundida por YouTube (Movieclips), el actor analizó la complejidad de su trayectoria y la particularidad de su más reciente proyecto en Japón.

Cómo nació “Familia en renta”

Buscaba algo único, algo diferente al mercado saturado de superhéroes”, explicó Fraser al describir cómo llegó a Familia en renta. “Familia en renta resultó una propuesta inusual. No tiene un villano, sino que aborda la soledad como tema central. Es un objetivo peculiar para una película”.

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Brendan Fraser destaca los desafíos culturales y logísticos del rodaje de Familia en renta en Tokio, Japón (James Lisle/Searchlight Pictures)

La iniciativa llegó por medio de Hikari, directora japonesa a la que conoció tras ver su película 37 segundos y episodios de Beef. “Tuvimos una reunión monumental en Manhattan. Su entusiasmo era contagioso. Me mostró arte conceptual y dialogamos durante horas sobre el enfoque de la película”, recordó.

El rodaje en Tokio y el reto cultural

El rodaje en Tokio implicó tanto desafíos logísticos como culturales. “Filmar en Tokio no es tarea sencilla, pero Hikari tenía el control. Sabe dónde ubicar la cámara y cómo desplazarse en una ciudad que es un hervidero de actividad”, señaló Fraser.

La producción dirigida por Hikari explora la soledad y la necesidad de pertenencia a través de una agencia que alquila familiares para eventos y situaciones personales.

La experiencia de Brendan Fraser en Japón le permitió sumergirse en la cultura local y valorar la conveniencia y cortesía japonesa (James Lisle/Searchlight Pictures)

Mi personaje, Philip, no es un gran actor, pero busca algo mejor sin saberlo. Se reinventa en Japón, donde lo contratan como el típico extranjero para anuncios, y después para una agencia que ofrece miembros de familia a quienes necesitan llenar un vacío, aunque sea de manera ficticia”, detalló.

Fraser ahondó en los dilemas éticos del argumento: “Surgen preguntas morales. ¿Qué es real y qué es fingido? ¿Está bien ofrecer este servicio aunque todos sepan que es una actuación? La respuesta es afirmativa”.

El actor recalcó que, conforme avanza la trama, las relaciones de su personaje con los clientes alcanzan la misma autenticidad que cualquier vínculo en su vida.

Vivir y trabajar en Japón

Fraser reflexiona sobre los dilemas éticos de interpretar a un extranjero contratado para suplir vínculos familiares en Japón (YouTube: Movieclips)

Vivir y trabajar en Japón dejó una profunda marca en Fraser. “Nunca había estado en Tokio de esta manera. Antes solo viajaba por trabajo y permanecía en el hotel. Esta vez me sumergí completamente. Todo funciona allí, todo es conveniente. La idea de incomodar a alguien es inconcebible en la cultura japonesa, lo cual admiro”, relató.

La belleza efímera de los cerezos en flor

El rodaje coincidió con la temporada de cerezos en flor, un elemento que para Fraser se convirtió en un personaje más de la historia.

La floración tardía de los cerezos en Tokio obligó a reorganizar el rodaje y enseñó a Fraser sobre la belleza efímera (James Lisle/Searchlight Pictures)

“Ese año la floración llegó tarde. Tuvimos que detener la producción una semana y reorganizar todo para aprovechar la oportunidad de grabar con los cerezos. Dos días después del rodaje, el viento se llevó todas las flores. Eso me enseñó a valorar la belleza efímera”, afirmó.

El elenco y la diversidad

Sobre el elenco, Fraser subrayó la autenticidad y diversidad del equipo. “Mari Yamamoto interpreta a Aiko, una actriz que debió reinventarse y ahora cuida a los clientes de la agencia. Takehiro Hira es Tada, el dueño de la agencia, que busca hacer el bien contratando a un extranjero para eventos familiares”, explicó.

“Y Shannon Gorman, que nunca había actuado, aporta una autenticidad asombrosa. Solo tiene nueve años y transmite una gran profundidad emocional, en parte por vivir como hija de madre japonesa y padre irlandés en una sociedad donde a veces se cuestiona su pertenencia”, añadió Fraser.

Liderazgo femenino y desafíos en la industria

Fraser elogia la dirección de Hikari, una cineasta que desafía las normas de la industria japonesa con liderazgo femenino (REUTERS/Aude Guerrucci)

La dirección de Hikari recibió especial reconocimiento de Fraser. “Hikari es una directora destacada en un sistema muy cerrado, donde habitualmente mandan los hombres. Verla liderar el proyecto fue monumental. Mostró un coraje sobresaliente para sacar la película adelante en un entorno tan reglamentado”, aseguró.

También resaltó la importancia de la diversidad y la valentía de la directora para desafiar las normas de la industria en Japón.

Reflexiones sobre éxito y trayectoria

Al recordar La ballena, Fraser se mostró agradecido y consciente de la responsabilidad posterior. “Me siento afortunado y responsable de tomar buenas decisiones tras el Oscar. Sentí una gran validación de mis colegas. Ahora quiero elegir proyectos con sentido. Todo se reduce a contar buenas historias”, afirmó en YouTube (Movieclips).

Tras el éxito de La ballena, Fraser busca proyectos con sentido y valora la autenticidad y la reinvención en su carrera (Captura de pantalla).

El actor repasó momentos clave de su filmografía, desde su trabajo con Ricki Lake en Mrs. Winterbourne —“Ricki es irresistible, contagia energía”—, hasta sus apariciones en películas de Pauly Shore y su experiencia en el set con Martin Scorsese.

Trabajar con Scorsese fue como estar en el taller de Miguel Ángel. Todo el equipo estaba en su mejor nivel, todos unidos detrás de Marty. Fue inspirador y me recordó que todavía pertenezco a este mundo”. Sobre La momia, bromeó: “Lo único que puedo decir es que complacerá a los fans. Y, esta vez, seremos más amables con los camellos”.

La conversación retrató a Fraser en una etapa en la que la autenticidad y la capacidad de reinventarse definen su recorrido, tanto frente a cámara como fuera de ella.

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