La misteriosa Iglesia Mormona de Ezeiza, desde el drone de Infobae

Emplazada en el camino hacia el aeropuerto, sólo pueden ingresar fieles mormones. La historia verdadera detrás de los mitos y leyendas

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A nadie que pase por la autopista Riccheri y el puente 13 en Ciudad Evita camino a Ezeiza se le puede escapar ver el ángel dorado que corona el templo mormón. El verdadero nombre de la religión es en realidad la "Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días", pero todos conocen a sus practicantes como "mormones" debido al "Libro de Mormón", una de las escrituras centrales que guían su fe. En la Argentina, los fieles rondan una cifra aproximada de 500 mil, aunque, como el público en general, la mayoría no puede acceder al templo.

La última vez que este espacio estuvo abierto al público fue en el año 2012, luego de una serie de renovaciones, y antes de que vuelva a ser consagrado. Fueron 20 días en los que los curiosos de todo Buenos Aires y de la Argentina llegaron para poder dar un vistazo a este lugar, que estuvo por mucho tiempo encerrado por la mística típica de un sitio cuyo acceso no es libre. Las leyendas y mitos son varios, desde que en su interior se alojaba una sede de la CIA, hasta que el ángel fue robado desde un helicóptero.

Así es el cuarto de sellamiento del templo.

"Es una locura", afirmó con una sonrisa Elder Alfredo Salas, Director Internacional de Asuntos Públicos de la organización y Setenta de Área, uno de los títulos de mayor jerarquía dentro de la asociación -hay alrededor de 300 alrededor del mundo-, quien recibió a Infobae en la iglesia de Ezeiza. "Muchos creen que el ángel es de oro, pero en realidad es de hormigón y está recubierto con una pintura dorada, que algo de oro debe contener, pero nada más".

No todos los mormones pueden llegar a ingresar al templo. No basta con ser fiel

El lugar por dentro es mucho más simple de lo que uno podría imaginarse. Elegante y escueto, no hay ostentación, y los miembros pasean por el templo vestidos de blanco puro: los hombres con traje, camisa, corbata y zapatos blancos, y las mujeres de túnica. No todos los mormones pueden llegar a ingresar al templo. No basta con ser fiel, sino que hay que tener una recomendación oficial firmada por autoridades de la iglesia. ¿La razón? Según Salas, llegar al templo es comparable con la Meca de los islámicos, una especie de peregrinación personal e individual por la que las personas tienen que pasar antes de tener el honor de poner sus pies aquí.

El edificio en sí fue inaugurado en 1986. Tiene 6.600 metros cuadrados y se ubica en un predio de más de 50 mil metros cuadrados, que posee, entre otras cosas, unas viviendas para los fieles que arriban de lejos para quizás un casamiento, o un centro de capacitación misionero. La renovación, que comenzó en el 2009 y terminó tres años más tarde, requirió la adición de dos nuevas alas, la desmantelación y redecoración de todas las pequeñas salas que componen el templo.

Así es la pila bautismal en el templo mormón.

Una de ellas es el Bautisterio, donde, como su nombre lo indica, se realizan los bautismos. Según Salas, uno de los rincones preferidos de los visitantes -aquellos afortunados que pudieron ingresar hace cuatro años- es la sala de novias, una habitación alfombrada donde las futuras esposas se preparan para el sacramento del matrimonio.

Todo esto fue posible gracias al famoso diezmo. Básicamente, los miembros de la religión tienen que donar a la Iglesia una décima parte de sus ingresos. Este dinero se destina para la autofinanciación de la religión. Ésta es una de las tantas costumbres que se obedecen, como no consumir alcohol o café ni fumar.

Es muy poco probable que la iglesia vuelva a abrir al público en general, salvo que se dé otra remodelación integral del edificio, por lo que no cabe duda de que, a pesar de que parece ser como cualquier otro centro religioso, la mística seguirá creciendo y la atracción de los curiosos nunca terminará por ser saciada.

Video por Thomas Khazki