Como todo niño argentino, soñaba de chico con ser jugador de fútbol. Pero en mi casa, la cultura era distinta. Más allá de mis habilidades con el balón, nunca me llevaron a probar a un club y cuando promediaba mi adolescencia ya estaba claro que no cumpliría mi sueño, sino el mandato familiar, estudiar, y tener un trabajo noble que me permitiera vivir bien y pagar las cuentas. Como Messi hay uno solo, imagino que muchos se sentirán identificados con este breve relato.
Con el tiempo fue cambiando mi perspectiva y hoy puedo decir que no todo en el desvanecimiento de aquella ilusión de ser jugador fue negativo. Junto con las enseñanzas familiares, que no me acercaron al fútbol como una alternativa para ganarme la vida, también venían un cúmulo de "frases hechas" con "prejuicios" adosados que hoy puedo interpretar distinto. Entre ellos, recuerdo desde temprana edad las innumerables veces que mi madre me ha dicho: "Ale, dejá la pelota y ponete a estudiar".
Y así fue que me hice un profesional de las finanzas. Cuando gané mis primeros sueldos, mi primer impulso fue intentar comprarme un auto, pero nuevamente resonaron las palabras de mis padres: "Esperá, y seguí ahorrando, así llegas a la casa, no es necesario que te compres un auto ahora". Al principio, no lo entendía, pero a la larga dicha frase escondía una verdad insoslayable: la diferencia entre un gasto, el auto, y una casa, un bien que en el tiempo es un activo que se puede revalorizar en dólares y que puede permitirte mejorar tu presupuesto de gastos, ahorrándote el alquiler mensual.
En los últimos 10 años comprar dólares fue más rentable que hacer plazos fijos en pesos
Pero no sólo eso escondía la frase. También hablaba del perfil errado que tenía como inversor, al igual que muchos otros. El problema es que la mayoría de los argentinos queremos tener el estilo de vida de un futbolista profesional, o incluso el de un actor o de un músico. Pero, ingenuamente, también creemos que lo vamos a lograr adoptando un perfil similar. Y la diferencia es que la mayoría de nosotros no ganaremos una prima por nuestro pase de un club a otro de varios millones de dólares, con lo cual más vale que seamos conscientes de ello y apliquemos un plan B que funcione.
La mayoría de los que lean esta nota estarán más cerca de mi perfil de oficinista, empleado o profesional independiente, lo cual, desde luego, implica lo que es casi una obligación para el lector promedio: hacer un buen presupuesto de ingresos y gastos. Y, por supuesto, invertir los excedentes para lograr cumplir distintos objetivos de vida futuros.
Para ello, es importante entender cómo ha sido nuestra historia reciente como país. Porque, inicialmente simplemente podemos estar inclinados a poner nuestros pesos en un chanchito, y ese plan B no nos funcionará tan bien. De haber hecho eso, con el equivalente en pesos a 100.000 dólares hace 10 años, hoy nuestros pesos comprarían sólo 12.625 dólares.
Aquel que invirtió en un bono nacional en dólares duplicó su capital en 10 años
Este mal resultado se lo debemos a la inflación, que en Argentina ha hecho que le agreguemos 13 ceros al peso en los últimos 70 años. Por este motivo, los argentinos vivimos en pesos, pero pensamos en dólares, y esto muchas veces nos mueve a querer alcanzar cierto estilo de vida, simplemente comprando dólares o haciendo un plazo fijo para mantener el poder adquisitivo de nuestros ahorros.
Veamos a continuación un gráfico de la diferencia de haber ahorrado de una u otra forma en los últimos 10 años. Siendo las alternativas: de 1) Mantener los ahorros en pesos 2) Mantener nuestros ahorros en un plazo fijo en pesos 3) Mantener nuestro ahorros en dólares 4) Mantener nuestros ahorros en un bono en dólares.
Esta decisión de comprar dólares en los últimos 10 años le ha ganado a guardar los pesos en el chanchito o a hacer plazos fijos en pesos. Sin embargo, ha habido también inflación en dólares, y como no hemos ganado ni un centavo en esa moneda, hoy esos 100.000 dólares compran menos bienes que hace 10 años.
Y si hubiéramos ido por el camino de invertir esos USD 100 mil, en la alternativa que generalmente consideramos "una timba" como el mercado de capitales y nos hubiéramos animado a comprar un bono nacional a 10 años en dólares, ¿cuánto tendríamos hoy? Más del doble.
Entonces, más allá de la pasión futbolera, lo más conveniente sigue siendo evaluar las diferentes alternativas para invertir y adaptarnos a la que más nos conviene según el perfil de inversor que tengamos y los objetivos a alcanzar en el largo plazo.
(*) Alejandro Bianchi es Gerente de Inversiones de InvertirOnline.com