Federico Tomasevich: "Los indicadores son mejores, pero la ansiedad le gana a la racionalidad"

El presidente de Puente y su visión de la economía y el contexto de inversiones. Salida a la bolsa y problemas con la CNV

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Federico Tomasevich (41), presidente y principal accionista de Puente, el banco de inversión más grande del Cono Sur, termina un té y se dispone a hablar con Infobae en su despacho del piso 14 del Edificio República. Desde los amplios ventanales se ve el Río de la Plata, de un lado; y la City porteña, del otro.

La compañía, que tiene operaciones también en Uruguay y Paraguay (es una empresa inglesa de capitales argentinos, en rigor, que además tiene oficinas en Londres y Panamá), es el principal emisor de deuda privada y subsoberana (provincial y municipal), tanto en cantidad de transacciones como en volumen. El año pasado, por caso, realizó unas 90 operaciones por USD 3.000 millones. Tienen 35.000 clientes, su negocio de trading movió USD 17.000 millones el año pasado y en el segmento de wealth management (o administración de riqueza) manejan fondos por USD 3.500 millones. Además, es socia en MegaInver, la gestora de fondos comunes de inversión, que controla más de USD 1.000 millones.

Federico Tomasevich es el presidente y principal accionista de Puente

Tensión con el regulador

Por estos días, Puente busca consolidar su posición en el Cono Sur y selecciona socios externos para hacer un IPO (oferta pública de acciones), que podría concretar este año. Pero no todas son rosas. La compañía enfrenta una denuncia penal y un sumario administrativo de la Comisión Nacional de Valores (CNV) por presuntas "operaciones sospechosas" defraudatorias realizadas con organismos nacionales y provinciales.

¿Defraudación? Ningún cliente se vio afectado: les pedimos que declaren y dijeron que no tienen nada que reclamarle a Puente

Tomasevich asegura estar tranquilo sobre la resolución final de las demandas, pero es evidente que no le hace ninguna gracia –cambia el tono y gesto cuando habla del tema– tener que ocupar parte de su tiempo en estas ríspidas cuestiones. "La CNV se está sacando las inquietudes, pero quizás la forma no es la más feliz", asegura. No lo dice, pero queda claro que sospecha que las denuncias vienen de algún sector de la competencia.

– Se habla de presunta defraudación de cajas provinciales…

La denuncia no tiene nada que ver con los hechos. No hay ninguna caja provincial involucrada. ¿Defraudación? Ninguno de los clientes se vio afectado: les pedimos que declaren y dijeron que no tienen nada que reclamarle a Puente. Es difícil entender. Es un tema que carece de sustancia en su totalidad y se va a resolver.

– ¿Y qué motivó la denuncia, entonces?

– Habría que preguntárselo al regulador. No hay cajas involucradas, ni defraudación. Todas las operaciones que hicieron tuvieron rentabilidad. Estas cosas no le hace bien al mercado de capitales, además. Hay que tener un regulador que sea responsable frente a los actos que genera para inspirar confianza. No sirve de nada meter una catarata de sumarios a todo el mundo: el año pasado hubo más sumarios que en los últimos 10. Es al revés de cómo está operando el Banco Central y el propio Gobierno, que habla de mirar para adelante y simplificar los trastornos que generan las propias estructuras del Estado. El regulador abre sumarios de hasta 10 años… No sé si eso es world class.

La compañía tiene 35.000 clientes

El humor y los vaivenes de la economía

Tomasevich, que tiene estudios de Alta Dirección en IAE Business School y el en Global CEO Program de Warthon Business School, ingresó a Puente a los 17. Se "hizo" en la mesa de operaciones de la por entonces casa de cambio familiar y a los 28 ya estaba al frente. Su madre, Olga Martínez Blanco, una referente para la City en los turbulentos '80, había heredado el negocio del abuelo de Federico, Alberto Martínez Blanco, un inmigrante español que vino a la Argentina escapando de la Guerra Civil y terminó a cargo del negocio financiero en el que trabajaba junto a su hermano. Puente había nacido en 1915.

Después de fin de año el mundo empezó a cambiar, pero es un contexto sobre-reaccionado

Su familia maneja además negocios hoteleros y vinculados con el agro. Tiene tres hermanos –el mayor, Felipe, ministro de Obras Públicas e Infraestructura de San Luis–, está casado con una escribana y tiene cuatro hijos. Es hincha de Boca, juega al polo y asegura que cuando no hace negocios intenta pasar la mayor parte del tiempo posible con su familia.

– ¿Cómo ve la situación económica?

Cerramos 2017 con la euforia de las elecciones de medio término, con un nivel de efervescencia importante, tanto el mercado doméstico como en el internacional, sobre activos argentinos. El famoso carry trade en Lebacs fue muy importante. Después de fin de año el mundo empezó a cambiar, pero es un contexto sobre-reaccionado. El anuncio de la Reserva Federal con respecto a la suba de la tasa internacional generó una salida de dinero de emergentes que afectó a la Argentina. Y se vio con la baja de los precios de los activos financieros y en la suba del tipo de cambio, que responde claramente a la salida de carry trade de inversores institucionales y locales.

– ¿Es sólo el contexto externo?

– Es el contexto externo sumado a la ansiedad de los inversores que no ven plasmadas las reformas que el Gobierno había planteado. Creo que de apoco se va a seguir avanzando en la agenda definida: reformas fiscal y laboral, ley de responsabilidad fiscal. Es un desafío que en la diaria es mucho más dificultoso que ganar elecciones. No fue un paseo en coche: tenemos un país con 40 millones de habitantes, cada uno con sus necesidades, con regiones y economía con particularidades y dinámicas. Más allá de todo, el Gobierno hace lo que tiene que hacer, y eso lo dicen los inversores internacionales, que miran más a largo plazo.

Hay un problema de representación en el sector privado que complica la interacción con el sector público

¿Hay cambio de humor?

– Si se toman los indicadores económicos de entre fines de 2015, después de que asumió este gobierno, y comienzos de 2017, los precios de los activos financieros subían, el riesgo país se comprimía y bajaba el costo de financiamiento, y los indicadores eran peores. Hoy, los indicadores son sensiblemente mejores que los del año pasado, pero la ansiedad le gana a la racionalidad. Hay mejores indicadores, reactivación en muchas industrias, crecimiento proyectado de PBI, caída fuerte de la inflación (capaz que no a los niveles que el Gobierno y lo inversores esperan), y a pesar de eso el humor cambió. La Argentina es muy particular en ese sentido: los ciclos son muy cortos porque el mercado de capitales es chico. El mercado financiero también, y muy líquido y solvente. El cambio de humor producto de alguna consecuencia internacional afecta a la Argentina bastante. Y no es casual ni psicológico: el 60% de financiamiento de la Nación viene de inversores externo. Tenemos una dependencia grande del sector externo. Esta expectativa de suba de tasas empieza a meterle presión a la ansiedad.

– ¿El Gobierno hizo bien lo deberes?

– Hicieron lo mejor que pudieron. Con algunos errores involuntarios y alguna mala decisión.

– ¿Cuáles, por ejemplo?

– Tienen un oportunidad de mejora en el tema comunicaciones. En términos de los indicadores, somos mucho mejor de lo que lucimos. Al revés de lo que pasaba hace dos años. Ahí hay un tema comunicacional.

Tomasevich ingresó a la empresa familiar a los 17 y  a los 28 estaba al frente

– Estos días hubo roces entre algunos sectores industriales y el Gobierno. ¿Cómo ve esas "peleas" el sector de inversiones?

– No está bueno cuando hay situaciones de tensión innecesarias. Falta más diálogo. Por otro lado, hay un problema de representación en el sector privado que complica la interacción con el sector público. Hay una gran dispersión de cámaras y asociaciones. Esa falta de cohesión del sector privado hace complejo atender la agenda de sector público. Hasta que la cultura empresarial no busque genuinamente aliados en sus propios competidores va a ser muy difícil cambiar las cosas. No puede ser que ganes en la medida que a tu industria le vaya mal.

– ¿El sector financiero también bajó la euforia?

– En términos de mercado y activos financieros, Argentina hizo un catch-up (se puso al día): dejamos de ser un país barato. Podías comprar empresas locales cotizantes a precios ridículos; hoy valen más o menos como en la región. ¿Bonos soberanos a 8%? Ya no existe más ese mundo. Bonos de empresas pagando 8%: no existe más ese mundo. Hubo mucho flujo de inversores internos producto de la amnistía fiscal. Se exteriorizaron USD 130.000 millones, gran parte que estaba en cash y empezó a ir a activos de inversión líquidos –acciones, fondos comunes de inversión, bonos, plazos fijos–, o a la economía real. La reactivación del real estate no es sólo por los UVA, mucha gente ve la alternativa de invertir en ladrillos.

Salir a la bolsa para seguir creciendo

– ¿Cómo marcha el proceso de búsqueda de un socio externo y salida a la bolsa (IPO)?

– Es un un proceso que no es ni corto ni a las corridas. Es un tema serio y hay muchos interesados de muchos lugares del mundo. Estamos buscando el mejor socio que podamos conseguir. Se va a dar.

– ¿Será este año?

– Posiblemente. Tenemos charlas con las entidades más grandes del mundo, muchas europeas, que quieren entrar a la Argentina y están interesadas por nuestros negocios en Cono Sur.

La denuncia no tiene nada que ver con los hechos. No hay ninguna caja provincial involucrada

– ¿Qué porcentaje de la compañía le van a vender a ese futuro socio?

– Minoritario, en principio. Pero puede ser más de uno.

– ¿Que les va a aportar el IPO?

– Mejorar la calidad y cantidad de transacciones. También la percepción de marca, el posicionamiento y el management. Es la mejor manera de crecer de forma segura y sustentable.

Hasta que la cultura empresarial no busque genuinamente aliados en sus propios competidores va a ser muy difícil cambiar las cosas

– ¿En qué hay que invertir hoy en la Argentina?

– Es lo que nos preguntan todos los días nuestros clientes. Y ahí les repreguntamos nosotros.

– ¿Qué repreguntan?

Dónde tienen la plata. Es muy común que la tenga en un plazo fijo en dólares. Es increíble pero acá hay USD 20.000 millones particulares a menos del 1% de interés. Es una inversión que rinde menos que un bono del tesoro americano. Cualquier alternativa en dólares en corto plazo triplica ese rendimiento. Una letra, conservadora, por tres. Bonos de YPF, multiplica por cuatro, rinden 5% o 6%. Si ya tiene un plazo fijo en pesos, rinde 20%, pero un Lebac está en 25%. Antes de recomendar hay que saber qué espera el inversor, dónde está parado y las expectativas en el tiempo. Si la inversión es para cuatro meses: pesos y Lebac. Si es para atesorar, bonos argentinos, que rinden 6%. No hay ese rendimiento de renta fija en el mundo.

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