Qué cambios asegura haber aplicado el Gobierno en los procesos de licitaciones para obra pública y compras

En la era digital, los detalles para entender una potencial trama de corrupción, quizás la más grande de la últimas décadas, quedaron plasmados en cuadernos escolares de papel. Signo de otros tiempos a los que, en términos de procesos vinculados con el Estado, ya no hay vuelta atrás, según prometen en Cambiemos.

De acuerdo a lo expresado por fuentes de los ministerios de Interior, Transporte y Modernización a Infobae, la discrecionalidad y la poca transparencia fueron los dos grandes protagonistas de la obra pública y las compras de bienes y servicios en el gobierno anterior. La implementación actual de plataformas online para esos procesos, aseguran, es la principal razón que los sacó a los viejos métodos del centro de la escena. Además, Cambiemos repartió la obra pública entre casi todos los ministerios, luego de desarticular al poderoso ministerio de Planificación que condujo durante el kirchnerismo Julio De Vido, hoy con varios procesos y preso por una causa de presunta corrupción en la mina de Río Turbio.

En promedio, los tres ministerios calculan que los cambios en el sistema de licitaciones representan un ahorro de entre 20% y 25 por ciento.

Un ejemplo que consignan desde el Gobierno como cambio de reglas es que cuando las empresas se presentaban ante el Estado en una licitación, si querían acceder a un pliego de las condiciones para poder participar, tenían que pagar un "derecho de piso". Desde Interior detalla que los interesados en obra pública debían pagar de antemano entre un 1% y 4% del valor del proyecto. Ahora el acceso a los pliegos es gratuito.

"Eso en parte limitaba el acceso de ciertas empresas, porque por ejemplo, para una obra de $1.000 millones una constructora debía desembolsar $10 millones", explica Ricardo Delgado, subsecretario de Coordinación de la Obra Pública Federal bajo el Ministerio del Interior.

El sistema anterior también obligaba a los constructores a anotarse en el registro de constructores de cada provincia, los cuales tenían requisitos distintos. Hoy por hoy, sólo deben estar anotadas en el Registro Nacional, que luego dicta la capacidad de cada empresa para participar en ciertos pliegos o no.

"El objetivo es dotar de agilidad a todos los procesos, a la vez que brindamos un marco de transparencia a algo que fue sinónimo de oscuridad durante décadas. Hoy cualquier pyme puede inscribirse, buscar licitaciones, ofrecer sus servicios y competir de manera transparente y ágil", le detalla a Infobae Andrés Ibarra, ministro de Modernización.

La eliminación de pliegos cerrados fue otro cambio de peso, pero desde los tres ministerios destacan como el principal al proceso licitatorio completo con plataformas online. Ahora el Gobierno se apoya en dos pilares digitales: Contrat.ar y Compr.ar, para obra pública y compras de bienes y servicios, respectivamente.

En Modernización, donde aclaran que solo operan en compras de bienes y servicios, estiman que el uso de ambas generó un ahorro de unos 2.500 millones de pesos.

"Con la implementación descubrimos que se pasó de tener dos oferentes en cada compra al promedio actual de 5,5 oferentes", compara María José Martelo, subsecretaria de Modernización. En Interior esa relación pasó a ser de cuatro oferentes por pliego a diez. La presencia de más interesados, agrega Martelo, ya por si sola crea una situación donde el primer nivel de competencia es en precios.

El doble de obras viales

Desde Transporte, en tanto, ejemplifican el efecto de las modificaciones diciendo que "hacen más con menos". Desde la cartera de Guillermo Dietrich estiman que durante el año pasado, Vialidad Nacional realizó un 50% más de obra vial con un presupuesto 20% menor.

"Impulsamos nuevos métodos para hacer a las licitaciones transparentes y accesibles, lo que permitió romper con la cartelización y sumar más competencia. La misma cantidad de plata que se utilizaba antes para hacer una autopista ahora sirve para hacer dos", le dice Dietrich a Infobae.

Desde Transporte hacen alarde de que el menor costo se puede, literalmente, verse en las calles. Destacan que un kilómetro de ruta nacional costaba USD 2 millones entre 2011 y 2015, mientras que uno de autopista costaba USD 4,7 millones. Hoy, esas cifras se achicaron a USD 1,3 millones y USD 2,2 millones, respectivamente.

También apuntan al menor costo en descarga de rieles, donde se paso de un costo de USD 41,4 por tonelada en 2015 al valor actual de USD 17 por tonelada. Una reducción del 60 por ciento.

Mientras tanto, en la cartera de Rogelio Frigerio sostienen que las licitaciones para obras de Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) previamente estaban un 10% por arriba del presupuesto del proyecto. Las últimas licitaciones, mientras tanto, estuvieron un 19% por debajo de lo presupuestado.

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