Jugó con Scaloni, marcó a Palermo y festejó con Maradona, pero tuvo que abandonar el fútbol y hoy es piloto de autos y atiende una panadería

Se formó en las Inferiores de Estudiantes, llegó a ser capitán en Reserva y fue sparring del equipo que ascendió en 1995. Dejó de jugar para hacerse cargo de la panadería familiar y luego emprendió su otra pasión, el automovilismo

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Leandro y Maradona en una fiesta muy especial (@patofiche17)

El automovilismo zonal se nutre de pilotos con esfuerzo hecho todo a pulmón. El platense Leandro Fichera es panadero y compite en la categoría Amigos Fiat 1.4, una de las tantas divisionales donde corren los Fiat 600, las emblemáticas “Bolitas”. Pero además tiene una rica historia en el fútbol, ya que quedó en las puertas de debutar en la Primera de Estudiantes, donde fue compañero del entrenador de la selección argentina, Lionel Scaloni, se formó con el equipazo que logró el ascenso en 1995 y compartió una noche inolvidable en el cumpleaños de José Luis Brown, que tuvo un invitado de lujo, Diego Armando Maradona.

“Jugaba de 5 o de lateral por la derecha y llegué a tener 34 partidos en la Reserva, pero me quedé en la puerta. Tuve que dejar a los 20 años porque mi mamá estaba muy enferma y me tuve que hacer cargo de la panadería en Los Hornos. Hubo un club de la C de España, que no recuerdo el nombre, que me vino a buscar y hasta tuvo un contrato listo. Pero tuve que dar una mano al negocio familiar y nos asociamos con mi hermana (Andrea) y mi cuñado (Juan)”, le cuenta a Infobae.

Fichera fue capitán de Novena a Quinta y de chico vivió una experiencia única, ya que por un torneo internacional se entrenó en el predio del América de México, el mismo donde concentró la Selección en el Mundial de 1986. “Jugamos un torneo y fue increíble. La final se jugó en el Estadio Azteca y si bien perdimos en la semifinal, pude conocer esa cancha. También por la escuela de Bilardo (no llegó a tener trato con él) fuimos a Europa jugar contra las Inferiores del Ajax y el Real Madrid”.

Pretemporada de 1997 con Estudiantes en Necochea. En un colectivo a la izquierda aparece Scaloni, en el medio Chiquito Bossio, y el segundo de la derecha es Fichera. En el fondo se ve a Palermo y su look platinado (@patofiche17)

Luego lo marcó a fuego la formación que tuvo junto al histórico equipo que tras un año en la B Nacional logró el ascenso a Primera en 1995 cinco fechas antes del final y con puntaje récord. Tuvo figuras de talla de Juan Sebastián Verón, Rubén Capria, Martín Palermo, José Luis Calderón, Juan Manuel Llop, Claudio París, Carlos “Chiquito” Bossio, el recordado Edgardo “Ruso” Prátola, y fue dirigido por la dupla Eduardo Luján Manera y Miguel Ángel Russo. “En esa época, Estudiantes los jueves hacía fútbol con un equipo que lo llamaban ‘Grupo Especial’, que era un combinado entre la Reserva y algunos chicos de las Inferiores. Éramos sus sparrings y ellos eran dioses para nosotros, pero siempre tuvieron la mejor onda y todos nos trataron con mucha humildad. Nos dieron muchos consejos y contención. Eso fue un aprendizaje de vida también para todos los pibes”, subraya.

Además, revela cómo eran los entrenamientos con aquel conjunto: “Fue impresionante y tuve el lujo de poder marcar a bestias como Capria, que la tenía atada, o a Martín (Palermo), que de arriba era mortal. Jugar contra ellos era como tocar el cielo con las manos. Yo jugaba de volante central, pero en esas prácticas me tiré atrás y jugaba de defensor con el Flaco Alayes (Agustín) y eso no me olvido nunca. Tuve la suerte de compartirlo y recuerdo que, en el último partido, que fue en 1 y 57, el rival no tenía Reserva y nosotros jugamos contra un combinado que invitaron, que no me acuerdo de dónde era, pero sí me marcó que la cancha estaba repleta y el clima que se vivió fue un infierno”.

Fichera fue capitán de Novena a Quinta en Estudiantes (@patofiche17)

“Pato”, como lo apodaron en las Inferiores de Estudiantes, es categoría 1978 y tuvo compañero a Lionel Scaloni, y cuenta que “hicimos juntos varias pretemporadas en Necochea con la Primera y Lionel era un pibe bárbaro, re humilde, como es ahora. Él pintaba como lo fue, un todo terreno y mucha personalidad. Tenía mucho ida y vuelta. Fue uno de los primeros de nuestro grupo que jugó en Primera -llegó desde Newell’s, donde ya había tocado la élite-. En mi categoría también jugué muchas veces contra Riquelme (Juan Román), al que conocí a los 12 años y ya era un crack”. De esas pretemporadas describe que “eran muy exigentes con mucha arena. Fútbol reducido y con muchas pasadas”.

Sobre la Brujita Verón sostiene que “él era tres categorías más grande, pero compartíamos mucho tiempo en el club. De chico tuvo una pegada espectacular, como le pegó de grande. Un día me quedé a verlo jugar, pateó un tiro libre desde 40 metros y reventó el travesaño. Pero como persona era uno más y el padre (Juan Ramón) estaba también en el club”.

Junto al Tata Brown, en su cumpleaños, y Diego Maradona (@patofiche17)

Es gran amigo de Juan Ignacio Brown, hijo del Tata, y guarda en las retinas una noche inolvidable por el cumpleaños 40 del recordado defensor, autor del primer gol en la final ante Alemania en México 1986. “Juani organizó la fiesta y vinieron varios campeones del mundo. Habían pasado diez años y eran nuestros ídolos. No lo podíamos creer. Estuvieron Ruggeri (Oscar), Burruchaga (Jorge), pero lo máximo fue cuando llegó Diego (Maradona), que tuvo la mejor onda y se sacó fotos con todos. Era un tipo con un corazón enorme. Recuerdo que llegó y dijo ‘muchachos, tranquilos que me voy a quedar toda la noche y voy a tener tiempo para todos’. Se re divirtió, se sacó la corbata y se la puso en la cabeza. Fue el alma de la fiesta. Le gustaba mucho bailar y en ese momento había un CD que se llamaba Tropi Hits que siempre sonaba en las fiestas y también era la época a full de grupo Sombras”.

También guarda un gran recuerdo del Tata Brown y relata que “todos los jueves hacía un asado para Juani y sus amigos. También estaba Berni Romeo, otro gran amigo. Con el Tata compartí muchos momentos y era un tipazo. Le gustaba mucho el pan dulce de nuestra panadería y siempre le llevaba uno. Una pena que se haya ido tan joven (falleció a los 63 años)”.

Leandro Fichera en el horno de su panadería (Leandro Fichera)

Una vez que colgó los botines le dedicó su tiempo a su otra pasión, el automovilismo. “Pero siempre fui fierrero y me gustó. Con la adrenalina empecé a correr por medio de un amigo que se llama Federico Panza, que corría en Estancia Chica (extinto circuito que fue una referencia del ámbito zonal) que está en el predio Gimnasia. Ahí arranqué con unos Fiat 600 y luego pasé a la Clase 2 del Turismo Nacional (TN). Siempre estuve peleando la punta y en esa esa época corrieron Nicolás Vuyovich y Juan Heguy (ambos referentes del TN de esos años y campeones de la divisional). Para el presupuesto que tenía anduve bastante bien. Corrí hasta 2007″, describe.

“Luego estuve 13 años sin correr y volví por mi ahijado, Facundo Vaccalluzzo, que quería empezar a correr y arrancó en Amigos Fiat 1.4. En una carrera de piloto invitados corrí con él y ahí me picó otra vez el bicho y ya no pude bajarme más. Yo seguí en la categoría. Este año gané dos carreras, una en La Plata y otra en Buenos Aires. Estoy quinto en el campeonato, pero podría estar más arriba. Y Facundo ahora corre en la Clase 3 del Turismo Pista (categoría nacional)”, agrega.

Pato Fichera en plena bloqueada con su Fiat 600 (Gentileza Berna Bosco)

Leandro recuerda una anécdota de un fin de semana en el que corrió en el Autódromo Roberto José Mouras de La Plata y estuvo yendo y viniendo de la panadería: “Justo ese fin de semana mi hermana y mi cuñado no estaban y me tuve que acomodar entre tanda y tanda para ir a ver cómo iba todo en la panadería. Como no tuve tiempo de cambiarme ese sábado estuve todo el día con el buzo puesto y ahí le pedí a uno de los muchachos que trabajan en el local que me sacaran la foto al lado del horno”.

De la categoría en la compite destaca que “para mí de los zonales es lo mejorcito y el promedio es de 20 autos. El presidente Hernán Gareis hace una muy buena gestión. Corremos con motores 1.4 de Fiat Uno con 112 caballos de potencia, pedalera de TC, discos a frenos, mucha velocidad de curva, tracción trasera y es un auto económico, para un auto de punta se gasta un presupuesto de 250 mil pesos por fin de semana”.

Fichera en los boxes del Autódromo Roberto Mouras de La Plata (Gentileza Berna Bosco)

Pero aquellos inicios en Estudiantes asevera que fueron la base de lo que es hoy: “Fue clave porque todo lo que soy es gracias a lo que aprendí, ya que desde muy chico pude diferenciar lo bueno y lo malo gracias a sus valores de respeto, cómo manejarme en grupo, me ayudó para el negocio. Hoy mi hijo mayor, Santino, está jugando (volante por la izquierda) en el club en la Prenovena y me alegro que esté transitando lo mismo que yo”. Hoy, junto a su mujer, Adriana, también acompañan a su hijo menor, Blas, quien juega al hockey sobre césped en el club Santa Bárbara.

“El automovilismo me gusta tanto como el fútbol. Un domingo que no corro el plan perfecto es levantarse a la mañana y mirar las carreras de Fórmula 1, donde soy hincha de Max Verstappen y por suerte le pudo ganar el título a Lewis Hamilton. Luego ver el TC y empezar a hacer el asado para la familia. Y por la tarde miro todos los partidos. Cuando jugaba mi cabeza fue siempre tratar de jugar en Estudiantes, pero cuando tuve que irme cerré la puerta, ya estaba negado a ir a otro lado. No me animé tampoco. Hice todo lo mejor que pude”, concluye.

También se terminó la llamada con Leandro, quien debió volver a atender sus obligaciones en la panadería y luego preparar sus cosas para una nueva carrera en los zonales, donde la pasión por los fierros también se vive a fondo y aún cuenta con ese espíritu amateur que hizo grande al automovilismo.

De izquierda a derecha: Leandro, su mujer Adriana, su hermana Andrea y su cuñado Juan, posan en el frente de la panadería, su legado familiar (Leandro Fichera)

Agradecimiento: Berna Bosco

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