“Parade” revive un caso de antisemitismo y genera polémica en Broadway

El musical relata la odisea de un empresario judío, injustamente condenado antes de la Primera Guerra Mundial. Durante el preestreno hubo manifestación neonazi en las puertas del teatro

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Ben Platt y Micaela Diamond, caracterizados como Leo y Lucille Frank en el musical "Parade" (Foto: Emilio Madrid/DKC/O&M vía AP)

Hay tanta oscuridad rodeando a Ben Platt en su nuevo papel de Broadway estos días que la ha contrarrestado con una pizca de brillo. “He pintado mi o de rosa para mi camarín sea un lugar muy luminoso, cálido y alegre en donde estar, para que pueda dejar en el escenario lo que pasa en el escenario”, cuenta el protagonista.

Platt se merece toda la alegría que pueda tener mientras interpreta al condenado antihéroe protagonista del musical Parade, adaptación de una historia real que tuvo lugar en Atlanta justo antes de la Primera Guerra Mundial. Interpreta a Leo Frank, un director de fábrica judío nacido en Brooklyn acusado falsamente de asesinar a una joven. Es juzgado y condenado, se le conmuta la pena de muerte, pero luego es linchado por una turba sureña a la que no le gusta su religión y sus valores norteños.

“Es realmente una historia humana sobre cómo la gente, debido a los traumas de su pasado, no puede escapar de los prejuicios de su presente”, dice el director del espectáculo, Michael Arden.

El musical se repone en Broadway justo cuando Estados Unidos asiste a otra oleada de antisemitismo, que ha llevado la oscuridad incluso a las puertas del teatro. El preestreno del espectáculo se vio empañado por unos cuantos manifestantes neonazis en el exterior. Eso no ha hecho más que demostrar a Platt y al resto del equipo de Parade que volver a presentar este musical, es lo correcto frente al fanatismo y la intimidación.

Ben Platt en el personaje de Leo Frank del musical de Broadway "Parade" (Foto: Emilio Madrid/DKC/O&M vía AP)

“Creo que tanto en términos de antisemitismo específico como en términos de los horrores de las redes sociales y la mentalidad de turba en línea, se siente demasiado contemporáneo”, dice Platt y agregó: “todo el mundo podía sentir de forma muy palpable que esta era la obra adecuada en este preciso momento y que realmente había una razón para hacerla”.

Este es el primer regreso de Platt a Broadway desde su papel estelar en Dear Evan Hansen, que le valió un Tony y un Grammy e impulsó su carrera a programas de televisión como The Politician y un contrato discográfico con Atlantic Records. El nuevo musical se estrena el próximo jueves 16 en el teatro Bernard B. Jacobs.

Platt califica Parade de “joya oculta” del teatro musical y creció escuchando sus canciones. En 1998, cuando llegó por primera vez, fue muy bien recibido por la crítica -y más tarde ganó dos Tony al mejor libro y partitura-, pero salió de cartel a los pocos meses, a pesar de contar con una historia del escritor de Conduciendo a Miss Daisy Alfred Uhry, y música y letra de Jason Robert Brown. Platt dice que se adelantó a su tiempo.

“Creo que la gente no estaba preparada para escucharla en aquel momento. Hay mucho gris en este espectáculo, y también es una pieza que mantiene el racismo y el antisemitismo en la misma conversación y pone de relieve que ambos son producto, sobre todo en Estados Unidos, del mismo sistema de supremacía blanca”, comenta el actor.

Detrás del drama legal, hay otro: la historia de dos personas, Frank y su mujer, Lucille, cuya relación se fortalece a medida que sus vidas se vuelven más difíciles. Micaela Diamond protagoniza aquí el papel de Lucille, y es la primera vez que actores judíos dirigen una producción profesional de Parade de esta envergadura. “Tengo la esperanza de que ésta sea una oportunidad para que aquellos que aún no la aprecian, reciban algo de lo que quizá deberían haber recibido en primer lugar”, dice Platt.

Lo que encontrarán los espectadores es un complejo retrato de Frank, un hombre quisquilloso y a menudo desagradable al que no le gusta el Sur y que se queja de la comida cuando lo meten por primera vez en la cárcel. Ese reto atrajo a Ben Platt. “Hay un cierto desafío moral y ambigüedad. Creo que es un mensaje importante cuando representas a alguien que ha sido oprimido o victimizado, por no hablar de una persona real. El hecho de que alguien no sea perfecto y totalmente virtuoso no significa que no merezca justicia y verdad”, comenta el actor.

En el preestreno de "Parade", hubo manifestación de grupos neonazis en las puertas del teatro de Nueva York

Michael Arden creció en Midland, Texas, escuchando los discos de Broadway y se sintió “simplemente transportado por la partitura” de Parade. Vio una captura en vídeo del espectáculo original y también una versión montada por el Donmar Warehouse en 2007. “Es raro que tengamos la oportunidad de ir al teatro y enfrentarnos al reto de reflexionar sobre nuestros propios defectos de esta manera y remover la oscuridad de nuestro pasado”, afirma. “Debemos reexaminar nuestro pasado o lo repetiremos”.

Arden espera que su dirección se haya centrado en la intimidad del matrimonio, y ha desnudado el musical, sin mucha escenografía ni gran despliegue. “Estamos presentando esta obra como una prueba para que el público se forme su propia opinión sobre algo, en lugar de intentar necesariamente pintar el cuadro completo de la forma en que lo haría una película o quizá lo intentó la producción original”, cuenta.

Es un espectáculo desafiante, a menudo desgarrador, y Platt se mete en el personaje cada noche en su camerino rosa con algunos objetos clave: una foto enmarcada de Leo y Lucille Frank tomada en su momento más feliz. “Creo que me ayuda a recordar que el objetivo principal es honrarles y mostrar el amor y la humanidad que hay entre ellos tanto o más que la tragedia que les ocurrió”, afirma.

También hay una foto suya con su pareja, Noah Galvin, y de su familia, incluida una del bar mitzvah de su hermano. Los llama “recordatorios de dónde vengo y de lo que tengo para ir a casa, de lo que Leo no tuvo para ir a casa”.

“Por muy traumática y oscura que sea esta historia en particular, mi mayor alegría en la vida es estar en el teatro”, añade. “Incluso pasando por algo así y encontrando emocionalmente mi camino a través de ello, me voy a casa con tal plenitud y satisfacción porque este es realmente mi sueño”.

Fuente AP

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